31 marzo 2010

DESAYUNO

Él dijo más o menos esto: “En estos casos, también hay que ser honesto”. Y, en los seis segundos siguientes, de los cinco cuerpos que se doblaban sobre sus respectivos cafés, tres notaron una ligera presión nerviosa sobre las cervicales, otro buscó reacciones moviendo velozmente los ojos a izquierda y derecha; tan rápido que más bien pareció un movimiento reflejo, involuntario, acaso incapaz de captar gesto alguno en su entorno. Como no captó la leve sonrisa que dibujaron unos labios justo antes de que una taza de café los tapase.

NICK CAVE “La Muerte de Bunny Munro” (Papel de Liar, 2.009). Traducción de Miquel Izquierdo.

Nick Cave vuelve a la novela prácticamente dos décadas después de su debut con “Y el asno vio al ángel”. En aquella ocasión pareció quedar exhausto tras volcar en la narración de la vida de Euchird Eucrow, todas sus obsesiones y deudas faulknerianas. Ahora vuelve con un estilo más ágil y aligerado, mostrando menos necesidad de cargar cada frase de abigarrada munición de profundización, descripciones y estilo. Aquí, Cave construye un peculiar relato itinerante urbano, que en su vertiginosa secuencia encierra una mirada despejada y sutil del mundo que nos rodea. Trufado de humor e ironía, está escrito con una inquietante sonrisa de medio lado que sólo relaja en la ternura y complicidad que sabe posar en determinados momentos, sobre todo en lo relativo a Bunny Jr.
Sigue a su personaje principal en tiempo real (con la sola excepción de recuerdos entreverados como chispazos), narrando en inmutable tercera persona, con delectación y detalle, su desenfrenada conducción a través de un túnel cada vez más oscuro; y alternando su punto de vista de narrador omnisciente (la penetración psicológica sigue siendo a cuchillo), con el de sus dos protagonistas. El autor, de todas maneras, enmarca su relato en la fatalidad desde la primera línea y un ambiente grisáceo y cargado de malos presagios envuelve el texto cuidadosamente; tanto en lo meteorológico como en la presencia intermitente de larvadas amenazas, algunas como pistas falsas para jugar con el lector, y otras no. Los personajes, encabezados por el más que lascivo Bunny Munro, rozan lo caricaturesco (sin dejar de ser perturbadoramente reales), y en todo caso son expuestos con trazo vivo; dejando poco margen para que el lector los complete. El bagaje de metáforas y símiles compone imágenes memorables, eléctricas; y las descripciones, vívidas y potentes, responden a su necesidad de transmitir la fiel sensación. Vacíos imposibles de llenar por las oscuras grietas del alma, exceso, remordimiento y amor conforman esta novela que, en mi opinión, sólo flaquea en su dilatada recreación y puesta en escena de la redención, algo tan Nick Cave, por otra parte.

Reseña aparecida en Paisajes Eléctricos.

22 marzo 2010

LA DECADENCIA...

… O entrar en una de tus tiendas favoritas de discos de siempre y encontrar al dependiente, rodeado de gloriosos vinilos, escuchando tras el mostrador a estruendoso volumen una tertulia radiofónica futbolera.

03 marzo 2010

ENTREVISTA ANTONIO ARIAS "EVITANDO LA GRAVEDAD"

Se dice que cada universo forma parte de un multiverso mayor, el cual comprende el espacio infinito, que todo lo abarca y donde todo permanece: pasado, presente y futuro. En un año en el que han sido descubiertos casi un centenar de nuevos planetas situados fuera del Sistema Solar, Antonio Arias, terrícola inquieto, afortunadamente imprevisible, y aún imbatido por el tiempo, leyó un artículo sobre música y astronomía de su amigo el astrónomo José Antonio Caballero; y, a partir de ahí, activadas todas las lucecitas de las conexiones que unen al granadino con el espacio exterior, se fueron configurando las condiciones para poner en marcha el proyecto de musicar poemas relacionados de manera más o menos directa con la ciencia y la astronomía. Finalmente, el proceso ha culminado con la publicación de su primer trabajo en solitario (tras grabar parte del repertorio en un observatorio espacial y realizar, de paso, una curiosa actuación en el acto de clausura del Año Internacional de la Astronomía, celebrado en el Palacio de Congresos de Granada). Así, el mismo año que ha visto la publicación del veloz y certero “Larga duración” de Lagartija Nick, aparece “Multiverso”, otra apasionada indagación de Antonio Arias.
Música líquida y expansiva acotada con solvencia en los límites de una canción; levemente psicodélica; tanto enérgica como abrigadoramente circular mientras nos invita a avistar abismos. Un espacio en el que las palabras avanzan libres, suspendiéndose, perdiendo gravedad momento a momento. Se alcanza una contención que acierta a proyectar los poemas con el suficiente relieve. After-punk, pop o space-rock casero, sin excesos ni ampulosidad. La grandeza del misterio que encierran los astros es tratada con serenidad; y Arias transmite paz en su observación, e introspección ante la enormidad.
Destacan cortes como “El ordenador simula el nacimiento de las estrellas” (adaptación de un poema del científico David Jou), “Derrota de Bill Gates” (letra del poeta mejicano José Emilio Pacheco, reciente Premio Cervantes), “Desde una estrella enana” (de Natalia Carbajosa) o “Multiverso” (una gran letra firmada por Arias y el poeta cordobés Rafael Espejo). Con Antonio repasamos tanto “Multiverso” como otros aspectos de su actividad.




Todo gira alrededor de los textos en “Multiverso”, ¿cómo fue el proceso de selección de éstos?
Todo empezó con un escrito de mi amigo astrofísico José Antonio Caballero. Escribió un artículo sobre poesía y música donde citaba unos versos de David Jou que me impresionaron. Enseguida empecé a cantarlos y viendo el resultado le pregunté donde había más material de ese tipo. Me sugirió unos links donde encontré más y algunos otros llegaron por otras fuentes.

¿Te resulta más cómodo componer con unos textos dados?
Cuando tienes ante tus ojos lo que deseas cantar, todo es más fácil. Intentas acercarte al ritmo del poema, a la música que ya lleva dentro. Cuando estableces comunicación con las palabras el resto es dejarse llevar. Si yo tuviese más cantidad de letras propias no te quepa duda de que tendría hechas un montón de canciones. No concibo una canción sin que la letra esté terminada, me refiero a que tener maquetado algo en inglés es una pérdida de tiempo y no te lleva a ningún sitio. Te será muy difícil encajarle una sin que sacrifiques uno de los dos elementos que la conforman.

¿Cómo sueles componer generalmente?

Montones de pequeños trozos de música que se juntan de manera aleatoria. Algo parecido a lo que oyes en la cara B del disco Abbey Road de The Beatles, salvando las diferencias, por supuesto. Creo que para unas diez canciones suelo tener el doble o el triple de pequeños temas. Al adaptar armonías a diferentes tempos consigues efectos que no te imaginabas.

Llama la atención que hayas evitado musicar los temas desde un punto de vista electrónico o incluso tremendista.

Ya había pasado por eso en Val del Omar, textos retroprogresivos, anticipativos envueltos en música mecánica y futurista. Si lo que quieres es llevar al oyente al trance no está mal, pero si es tu intención entrar en su psique lo mejor es contrastar los elementos en juego, es decir, textos astronómicos, música inspirada en los 50 y los 60, el toque de modernidad te lo dará el año en el que vives.

¿Qué tal fue la grabación en el observatorio espacial de Calar Alto?, ¿qué partes se grabaron allí, y qué material llevasteis?
Cuando José A. Caballero me sugirió que grabase allí pensé que era ideal por lo que hablábamos antes de lo antiguo y lo contemporáneo. Allí podía hacer real mi teoría de los contrapuestos. Paul Grau, el productor, decidió llevar hasta el Observatorio Espacial de Calar Alto su material más antiguo de grabación: Preamplificadores de los 50, micros de los sesenta, amplis descatalogados, cosas así. Las reverberaciones de las cúpulas eran ideales para los temas lentos, así que registramos en aquel templo a la tecnología los temas “Laika”, “Génesis” y “Multiverso”. He de decir que los autores de los poemas quedaron alucinados al saber que sus textos se habían grabado en aquel espacio telúrico.

¿Cómo te has sentido embarcado por primera vez en un proyecto sin el nombre de una banda detrás?
No es que lo desease, pero creo que ya me correspondía. Con esa libertad podía acercarme a la realización de un disco como el primero de McCartney, donde pudiese grabar la práctica totalidad de los instrumentos. Enfrentarme en el estudio a mis propias limitaciones. El resultado es que no tenemos límites cuando ponemos nuestra concentración en un proyecto. Por otra parte también tienes la opción de llamar a quien desees cuando ves que el resultado no es el que esperabas. Al final llamé a casi la totalidad de mis amigos para que me ayudaran (Planetas, Lori Meyers, Lagartija…).

Física y astronomía hechas poesía, y las tres convertidas en canción, ¿qué se siente siendo (exitoso) catalizador de semejante cúmulo de percepciones, emociones y datos?
Es como si atravesaras un fuego, crees que no vas a salir vivo de ahí y de pronto, mientras estás obsesionado con ese pensamiento, ya estás fuera. Andas sin pies ni suelo, a tientas por lo desconocido, creyendo que nunca lo conseguirás y en un momento ya forma parte para siempre de tu personalidad, eso ya eres tú y formará parte de ti para siempre. Curioso.

¿Te han influido cosas distintas a las habituales a la hora de afrontar las composiciones de “Multiverso”?

He podido ser más concreto con respecto a mis influencias, más sincero, más cercano. Hasta ahora elegía el estilo en función de su capacidad de expresión y donde me sentía más cómodo, sin embargo en este trabajo decidí ser más explícito con respecto a mis influencias. Mostrarlas y lanzarme a su desarrollo sin ningún tipo de complejos, si me gusta Elvis pues que se note, si adoro Buddy Holly que sea evidente, todo así.



Me imagino que habrá gira de este trabajo, ¿Qué formación y repertorio llevarás en directo? ¿Vas a incluir alguna versión relacionada con el objeto del disco?
Popi González a la batería y voces, ya trabajé con él en el disco Homenaje a Los Ángeles. Juano de Los Bombones de Sevilla a la guitarra y voces y Julián ex Lori Meyer al bajo y voces. Como podrás comprobar quería trabajar bien el tema de las armonías vocales para la puesta en marcha del proyecto y con ellos me resulta muy fácil hacerlo. A veces incluimos alguna de Lagartija con temática astral como “Un Marciano envía una postal a Casa”

¿Qué es lo más importante que has aprendido tras esta experiencia?

Lo más importante es dejarse llevar por el disco, ser capaz de darle el suficiente empuje como para lanzarlo fuera de la Estratosfera y dejar que él sólo establezca su propia velocidad de crucero. A veces forzamos los discos y nos vamos alejando de ellos, quería evitar esa sensación como fuera.

¿Qué está aportando Paul Grau a tu sonido o incluso a tu forma de trabajar las canciones?
Paul Grau ha sido definitivo para el proyecto. Hemos trabajado juntos en los últimos trabajos del grupo así que conoce todo lo que hay que conocer de mí. El sistema de grabación era parecido al que utilizaron XTC en “Skylarking”, es decir, primero los instrumentos de cuerda y después los de percusión. De esa forma podía tener el tema abierto a cualquier cambio en cualquier momento. Él es un gran productor y un genial mezclador, se nota en cada uno de los temas, yo no hubiese mezclado así por mucho que me esforzase.

¿Qué efecto te gustaría que produjesen tus canciones?
El sólo hecho de volver a mirar al cielo sería más que suficiente. Dejarse llevar un poco por la pasión que el mundo de la astronomía despierta en todos nosotros. El disco empezó con la intención de apoyar el Año Internacional de la Astronomía y acabamos tocando después de la intervención de Robert Wilson (Premio Nobel de Física en 1978 por haber descubierto el fondo de radiación cósmica, una especia de ondas frías con ruido surgidas después del Big Bang y que demuestran la existencia de este) en la jornada de clausura del AIA.

¿Cómo crees que ha cambiado la incidencia del mensaje contenido en una canción en todos estos años?

Una canción es un reflejo, un flash con entidad propia. El espejo donde se mira una canción es el mundo que le rodea, no hay más. Y si el mundo que nos rodea es indefinible la canción se va tornando más ambigua. Creo que estamos en ese punto.

Hablando de ciencia, ¿se ha convertido el rock and roll en un conjunto de formulaciones más o menos reconocibles?
El R’n’R acorta distancias, es nuestra segunda, tercera o cuarta cultura, la que quieras. Empezó de manera tan sugerente que durante decenios ha servido para cualquier cosa. Es posible que al igual que el cine mudo es un arte que empezó es su máxima cuota de perfección (Chaplin, Buddy Holly), imposible superarlo. Pero... ¿Quién quiere superarlo? Si te sirve para lo que quieres expresar… perfecto.

¿Cómo ha evolucionado tu forma de escribir los textos de las canciones?

Durante todo este tiempo he hecho lo mismo, es decir, escribir, parar para aprender y volver a escribir. Esa forma de trabajar aún la conservo.
No es que me harte de cómo escribo, es que no quiero acercarme al perfeccionismo, prefiero la improvisación sobre nuevas formas. Yo no escribo poesía, sólo letras para canciones.

¿Tiendes a añadir detalles o quitar cosas de los temas hasta el último momento, o los sueles tener claros pronto?
Intento hasta el final introducir la máxima cantidad posible de ideas que tenía en mente al principio. El tiempo es limitado y tienes que escoger entre todas ellas, volcarlas y ver el resultado. Muchas veces lo que ocurre es las canciones salen de tus manos mientras intentas colocarle un nuevo vestido.

Leí unas declaraciones de Tom Waits en las que decía, refiriéndose al hecho de encontrar la propia voz, la propia forma de comunicar, que para lograrlo es mejor trabajar en uno mismo más que en la música. ¿Qué opinas al respecto?

Estoy totalmente de acuerdo. La voz es lo que nos distingue. Deberíamos tener todos la obligación de cantar, mostrar nuestro timbre al universo silencioso. Algo así como asociarnos a nuestro animal tótem. Una imagen.-Un sonido- una persona. Si nos acercamos a cómo podemos realmente cantar, la música se nos revela más fácilmente.



Siempre he pensado que el verdadero marchamo que deja un grupo o un artista surge instintivamente, quizá de una mezcla de talento e intuición, más que de algo premeditado. Aquello de partir de las mismas bases sonoras que miles de grupos y sonar diferente. ¿Tú qué piensas?

Es lo poco que podemos aportar a la música, nuestra forma de verla. Con los mismos elementos que todo el mundo. Es lo que cualquier banda debería aprender desde el principio: el mundo está deseando ver cómo lo haces, no cómo se hace mejor o peor, sino cuánto de ti sale en cada momento. Tú te desnudas primero porque el oyente, cuando se abandona, busca un acercamiento más pleno. A veces sale mal y te ven en pelotas, no pasa nada.

Mirando hacia atrás, ¿recuerdas alguna etapa de tu carrera con insatisfacción?
Las etapas de insatisfacción no son reales cuando se refiere a los discos. Pasa como con los discos de cualquiera, adoras unos y odias otros, de pronto todo es al revés y los que no te gustaban te apasionan. ¿Qué ha cambiado? Es difícil de saber. Las insatisfacciones han venido a veces por la incomprensión, por buscar almas parecidas o gemelas. Han pasado muchos años y mi balance es positivo, es una carrera irregular, como las que a mi me gustan.

Después de bucear en oscuridades sonoras varias, ¿qué significa una buena melodía pop para Antonio Arias?

Una que refleje lo que respetas ese estilo. A mi me ha dado pudor hasta ahora acercarme más al pop, me pasa como con el flamenco, lo respeto tanto que me acerco a él siempre de una forma casi religiosa. Eso hace que meta bastante espacio cuando hago algo de eso, me siento más seguro componiendo de una forma más punk. Aunque es verdad que para tocar sucio hay que ser muy limpio. Al revés también funciona.

¿Estuviste finalmente en Liverpool viendo el musical de “La guerra de los mundos”? ¿Cómo va el asunto de la edición de la versión de Lagartija Nick?

Compré las entradas y al final no fui, ahora no recuerdo por qué, tampoco revendí las entradas, dejé los asientos vacíos (realmente buenos y cerca de la primera fila) es un asunto que sigo teniendo pendiente, publicar aquel material que unía narración, ciencia ficción y música, mis temas de siempre. A ver si algún día Jeff Wayne se apiada de mí y me cede los permisos, que va a ser nunca.

Parece ser que surgieron ofertas para interpretar el disco de Val del Omar en directo, ¿se llevaron a cabo los conciertos? Creo que es un trabajo que de alguna manera siempre mantendrá vigencia, capaz de ponerse de actualidad en cualquier momento.
No se realizaron esos conciertos, pero sigue habiendo ofertas para llevarlo al directo. Espero reeditarlo el año que viene. Al igual que con la reedición de “Inercia” y “SU” lo ampliaremos con material extra. Es uno de mis discos favoritos de Lagartija Nick. Tremendo, excesivo y hecho de una forma que parece un suicidio musical. Pienso que se podrá valorar este trabajo dentro de un tiempo, todavía no.

¿Con qué frecuencia se siguen sucediendo las representaciones de “Omega” con Enrique Morente? ¿Han cambiado mucho las sensaciones? ¿Se mantiene la magia tras todos estos años?

Solemos hacer unas cuantas representaciones al año. Es un disco que ha calado mucho en la gente, seguimos interpretándolo 15 años después de su edición y la respuesta es siempre bestial. La sensación para el que lo lleva al directo es muy intensa, sentimos cómo nos recorre una fuerza especial, y nos abandonamos a esa experiencia. La magia está en la voz de Morente, en la fuerza del poema, en todos los implicados funcionando a una; quiero decir que ha veces somos una veintena de personas sobre el escenario y todos vamos a disfrutar y hacer disfrutar.

¿En qué momento está Lagartija Nick actualmente?
Creo que llevábamos varios años muy fuertes y este período de tiempo de cierta inactividad seguro que nos hace afrontar los nuevos proyectos con un punto de vista diferente. Se ha reeditado “Su” y me gustaría hacer un par de conciertos con ese repertorio, invitando a los originales, algo como lo que hicimos cuando se reeditó “Inercia”, supongo que en Granada y Madrid.

¿Qué es lo que te motiva artísticamente?

Acercarme a las ideas que me susurra mi voz interior. Hacerle caso a mi intuición y no parar hasta quedarme por lo menos a medio camino de esa idea. El continuo renacer es lo que más me motiva.

Ya que estamos en un sitio dedicado al cómic y al humor gráfico, háblanos para despedirnos de tu relación con los tebeos y si los consideras una influencia.
Mi relación con el cómic empieza en mi infancia, mi hermano Jesús era un fanático de El Capitán Trueno, El Jabato, cosas así y tenía una habitación llena de tebeos que mi madre intentaba siempre tirar. Yo me aficioné sin embargo a los cómics de los sesenta, los de Marvel. Podías comprar sólo uno y cambiarlo todas las semanas en el quiosco por los nuevos números que se editaban. Una pena, porque aquellos formatos me encantaban, el olor del papel, el grosor… Conservo un cómic sobre la vida del Padre Damián, el héroe de Molokai del año 74. Luego me interesó más un tipo de ilustración más underground, por lo que me hizo mucha ilusión el número dedicado a Lagartija Nick de la revista Cretino, me impresionó mucho.


Entrevista publicada el mes de febrero de 2.010 en Irreverendos

Entrevista publicada en el cómic "Lagartija Nick: hay ruido todavía" publicado por Tebeos de Ultrarradio en febrero de 2.013.