26 octubre 2006

HOGAR, DULCE HOGAR

"El año que viene haré discos que venderán más millones, así podré comprarme dos mansiones en vez de una" Jon Bon Jovi, uno de los reyes del AOR.

Estimados Psicocamaleones:

Iniciamos este veloz recorrido por la relación de determinados músicos con sus hogares, con esta cita de uno de los músicos más superficiales de la tierra, fiel al mito de las mansiones como inequívoco símbolo de riqueza y éxito; el polo opuesto al espíritu okupa del joven Joe Strummer de los 101´ers.
En plan megalómano Graceland es el plato fuerte, qué duda cabe. George W. Bush, en una de sus pocas actuaciones no agresivas, invitó a visitar la mítica vivienda de Elvis al primer ministro japonés, Junichiro Koizumi cumpliendo así el sueño de éste (qué bien, un político con sueños no prosaicos). Con ella se inició la mitología de las mansiones de las estrellas del rock. Elvis la compró en 1.957, y allí llevó a sus papás y a la abuela. Veintitrés habitaciones y seis hectáreas de terreno rodeándola y al poco tiempo la mamá ya tenía pollos piando por el porche. Allí tuvieron lugar gran parte de sus excesos y excentricidades de noctámbulo (como disparar a sus electrodomésticos). Un sitio tan excesivo, estadounidense y hortera como para que de su fuente manase coca-cola. Se ha convertido en lugar de peregrinación de centenares de imitadores y miles de seguidores de todo el mundo, ya que Elvis descansa allí. Por cierto, la van a convertir en Monumento Histórico Nacional, no en vano es el lugar más visitado de los Estados Unidos tras la Casa Blanca. Lo mismo ocurrirá con la casa de Bob Marley. Qué desperdicio, con la de apartamentos que podríamos sacar los españoles de ahí.
La mansión de Michael Jackson se llama Neverland, situada en el Condado de Santa Bárbara, en Los Ángeles, surgió sobre un terreno comprado en 1.988 por el artista. Tan tierna ella, allí te puedes pasear en unos caballitos que no paran de dar vueltas, montarte en sus locomotoras, visitar el zoológico, o jugar a la guerra con bombas de agua, esas cosas. La de Prince es Paisley Park, en Minneapolis, y debe parecer un apartamento comparada con la anterior. Erigida (porque las mansiones se erigen no se construyen) tras los espectaculares beneficios de “Purple Rain” en 1.984; aquí se encuentra también su estudio de grabación. En un penúltimo ataque de vanidad, Prince, imitando al Willy Wonka de “Charlie y la Fábrica de Chocolate” decidió introducir siete entradas plateadas en el interior de su último trabajo, “3121”, los siete afortunados serán obsequiados con un viaje a Paisley Park y un concierto sólo para ellos. No sé en qué habrá quedado esa historia.
Bob Dylan anduvo de casa en casa bastante tiempo a su llegada a Nueva York. Nuestro sin techo preferido unió casa e inspiración en las sesiones que dieron lugar a “The Basement Tapes”. Después de retirarse a Woodstock con su mujer e hijos tras su accidente de moto, hizo llamar a The Hawks, que seguían siendo su banda de acompañamiento, para trabajar en proyectos e ideas aún sin perfilar. Éstos aparcaron su vida de moteles y alquilaron una gran casa cercana pintada de color rosa, bautizada por ellos como “Big Pink”. Allí, durante casi todo 1.967, ajenos a la abducción psicodélica, se grabaron y compusieron decenas y decenas de temas en los que Dylan se congraciaba con la tradición rural de Estados Unidos. Cuando The Hawks se reconvirtieron en The Band al año siguiente, llamaron a su mítico primer álbum “Music From Big Pink”. Por una razón u otra Bob no tenía suerte con sus sucesivos domicilios, en 1.973 fijó la residencia familiar en la península de Point Dume, cerca de Malibu Beach, en California. Su construcción fue una odisea de tintes surrealistas cuando bobby decidió crear su propia fantasía, como él mismo decía. Durante los siguientes tres años, artesanos hippies contratados hicieron a mano los azulejos para baño y cocina (sus hijos diseñaron los azulejos de sus baños personales), las puertas fueron hechas a mano, no habiendo dos iguales, sobre la piscina se colocó un puente cuyos pilares tenían la forma de piernas de mujer, y el se empeñó en colgar del techo uno de sus primeros coches. En fin…
No cabe duda, a veces las viviendas cambian considerablemente de tamaño, así, en agosto de 1.962 Mick Jagger, Brian Jones y Keith Richards se mudaron al 102 de Edith Grove, un piso modesto situado en la zona denominada World´s End del barrio de Chelsea, en Londres: dos habitaciones, bombillas desnudas, extremadamente húmedo y con una estufa de gas de monedas para mantenerlo caldeado. En abril de 1.971 los Stones iniciaron su exilio en Francia para evitar al duro fisco inglés, Richards alquiló en la costa azul una villa llamada Nellcote a razón de 10.000 libras mensuales, una escalinata conducía a una playa privada, las techos de la parte baja superaban los nueve metros de altura y una tropa de cocineros servían comida a cualquier hora a músicos, camellos y amigos. En su sótano se grabó el fantástico “Exile On Main Street”.
No todos están igual, claro, unos Stones ilusionados, recién llegados a EEUU quisieron visitar los estudios Chess de Chicago para conocer a sus ídolos, entre ellos Muddy waters, intérprete del blues que los bautizó. La sorpresa fue encontrarlo subido en unas escaleras pintando las paredes de los estudios, mientras ellos, gracias en buena parte a su inspiración, iniciaban la conquista de aquel país.
Tener albañiles en casa suele ser engorroso, pero no tanto como lo fue para Brian Jones; la extraña relación que entabló con Frank Thorogood, capataz de la cuadrilla que tenía contratada, puso fin a su vida. Según declaró veinte años después su novia de entonces, Anna Wohlin, Frank ahogó a Brian en su piscina mientras discutían de dinero en el transcurso de una velada celebrada por ambos y sus parejas. La leyenda añade que Thorogood reconoció su culpa en su lecho de muerte.
Dicen que Alex Chilton heredó en Memphis una casa, la cual sirve como cobijo a músicos amigos, ¿qué tal será como casero? El eterno líder de Ilegales, el bueno de Jorge Martínez, hijo de aristócrata, utiliza como retiro espiritual y local de ensayo un palacete familiar del siglo XVI, el Palacio de Bolgues, donde convive con los recuerdos de su infancia a guitarrazo limpio. Hotel dulce hotel, tras el incendio de su casa, Antonio Vega ha vivido largo tiempo en uno de ellos. Lou Reed, vecino en tiempos de Mike Tyson en Nueva York, se sentía extraño al coincidir con él en el ascensor, no es para menos. En 1.990 Tav Falco actuó en Rugby, ciudad de los Spacemen 3; antes de despedirse, el narcoespacial Sonic Boom, co-líder de la formación inglesa, tuvo a bien mostrarle la colección de bólidos Jaguar de época de su padre. Falco recuerda con admiración que cada vehículo permanecía en su propio e inmaculado garaje, “más limpios y mejor amueblados que muchos de los hoteles en los que hemos estado”.
Kurt Cobain se acabó haciendo una mansión en su Seattle natal. Allí terminó con su vida. “Last Days” la reciente película de Gus Van Sant, nos ofrece la imagen de este mito a su pesar perdido entre las grandes habitaciones de esa residencia destartalada.
Paul Mc Cartney, siempre tan práctico, hizo construir sin permiso una lujosa cabaña en su propiedad de East Sussex, una zona boscosa, la cual le costó 1,46 millones de euros, y se la quieren derribar… pobre. Siempre podrá instalarse en su ático de Piccadilly, su casa del norte de Londres, la granja de Escocia, el piso de Nueva York, el rancho de Arizona…
Muchas vueltas se le dio en su día a la mansión del desaparecido George Harrison, situada a las afueras de Londres, y su sofisticado y obsesivo sistema de seguridad (fruto de los temores a un atentado que le asaltaron tras el asesinato de Lennon) cuando un desequilibrado burló todas las alarmas y le atacó con un cuchillo, en 1.999. Por cierto, y cerrando con derribos, Einstürzende Neubaten, la banda alemana del gran Blixa Bargeld, significa en alemán “derrumbando los nuevos edificios”.


Publicado en el portal de humor gráfico y cómic Irreverendos, en octubre de 2.006.

21 octubre 2006

"Nosotros...

"Nosotros no hemos heredado este planeta de nuestros antepasados sino que lo estamos tomando prestado de nuestros sucesores" (Jostein Gaarder).

15 octubre 2006

TEMA DEL MES

THE ZUTONS "Why Won´t You Give Me Your Love" ("Tired Of Hangin´Around" (Deltasonic, 2.006)).

Este tema pertenece al segundo álbum de esta banda de sonido exhuberante pero irregular proveniente de Liverpool. Está producido por Stephen Street. La canción en cuestión es de largo lo mejor del disco: vibrante, arrebatadora, un punto excesiva; con su inicio con un cortante riff de blues pantanoso, ya acelerado, llevado en volandas por turgente fraseo de saxo y elocuente dúo de voces hacia el incontestable y festivo viento soul-pop de una composición que en su estribillo se emparenta con los momentos más memorables de T-Rex. El vídeo está divertido.

10 octubre 2006

ENTREVISTA A HONDONERO

“GUITARRAS, ALIMENTO PARA NO ALIENADOS”
Tras seis años desde “Blacksoul´s Club”, vuelven Hondonero. La banda de los hermanos Mateo reaparece en el panorama discográfico con un sonido preciso y contundente al que se le cuelan las melodías por todas partes. Con la frescura del principio y las ideas muy claras; queriendo sonar más directos, efectivos y luminosos que nunca. Juan Antonio Mateo contesta a nuestras preguntas mientras practica con su sitar.


¿Qué ha sido de Hondonero estos últimos años? ¿Cómo surgió el contacto con la resucitada Flor y Nata?
Somos una banda de directo y nunca hemos dejado de actuar y de grabar, el caso es que al no tirar de modas nos ha costado mucho obtener el mínimo reconocimiento que cualquiera que abandere una nueva corriente obtiene. Tras enviar algunas maquetas a diferentes discográficas con los temas de “Señales”, Flor y nata nos ofreció un contrato para grabar dos discos con unas condiciones bastante aceptables, tantearon que eran buenas canciones y que estaba demostrado que el grupo estaba vivo y con muchas ganas.

Preséntanos un poco el disco.
Señales es un álbum de canciones sencillas pero impecablemente ejecutadas, rock atemporal y power pop en español que juega con guitarras contundentes y estribillos latentes, algún sampleado y hasta un sitar con el influjo de San George Harrison. No te voy a decir que es la bomba de la originalidad, pero por una vez hemos logrado llamar la atención de todo tipo de público y hasta colarnos en alguna radio fórmula, con nuestros anteriores álbumes estábamos asentados en un estrato del rock underground español del que ni subíamos ni bajábamos.

¿Cómo surgió la idea de introducir samples y efectos, en un trabajo, creo, consagrado a las guitarras y los sonidos clásicos?
Se trataba de hacer un trabajo variado y con el que nos encontráramos a gusto. Llevo tiempo escuchando a bandas tipo Primal scream o kasabian que introducen en sus bases rítmicas programaciones y me apetecía hacer algo en esa onda. De hecho las programaciones y el sitar los incluimos incluso en directo sin perder en absoluto nuestro instinto básico rockista, ya hemos superado un poco la etapa de que un grupo son dos guitarra, bajo y batería, se trata de poner unas notas tecnológicas al servicio del rock sin perderte en ella, tampoco es que hayamos variado nuestra personalidad con esos pequeños detalles

¿Por qué este viraje hacia el pop?
Este álbum se asemeja un poco más a nuestras primeras grabaciones, menos artificios guitarreros y canciones más directas y con el minutaje justo. Ha sido fundamental la incorporación hace tres años al grupo de nuestro nuevo batería y productor José Quintana, nos conocía desde hace años y sabia cuales eran nuestros puntos más descuidados, fue el impulsor de hacer que ganáramos en melodía en pos de agresividad; a ello también ha contribuido el mastering de José Maria Rosillo que ha dado más calidez a las voces.

En los créditos del cd agradecéis el apoyo de los Smithereens. ¿Los tuvisteis al tanto de la grabación de “Sangre y Rosas”?
Sí, antes de grabarla intentamos contactar con ellos para no tener ningún problema al adaptarla, conseguimos hablar con el guitarra Jim Babzak que se mostró receptivo y agradecido por el homenaje deseándonos mucha suerte.

¿Piensas seguir trabajando en la línea de “Electric Raga”?
Me encanta el aire psicodélico del sonido del sitar mezclado con las programaciones y ya tengo un par de nuevos temas montados que iremos ofreciendo paulatinamente en directo, donde volvemos a mezclar bases sampleadas y batería.

¿Qué impulsa a Juan Antonio Mateo a componer canciones?
Te podría decir que después de los años es ya casi una necesidad que me surge periódicamente el encerrarme solo en el local para crear melodías y ver como van creciendo después hasta transformarse en canciones junto al resto de la banda. Para una letra cualquier cosa me inspira, una conversación, una noticia, un desencanto, quizá cada vez un poco más la nostalgia.

Desde tu perspectiva como periodista musical y músico, ¿Tienes alguna teoría sobre el porqué de la pérdida de fe en el rock´n´roll por parte de las nuevas generaciones?
No se puede decir que la juventud esté menos o antes estuviera más enganchada al rock, los artistas que se adaptan a las exigencias del mercado son los que siguen tirando del público igual que en los últimos veinte años, no me gusta dar nombres pero solo tienes que encender la radio y escuchar. En los ochenta parecía que el rock y todos los grupos estaban de moda, pero solo eran cuatro los que realmente llenaban, y en los noventa el indie tampoco acabo de romper popularmente creando, con excepciones, un auténtico aluvión de grupos infumables. Aunque la juventud actual del macrobotellón se ve como más conformista y alienada, tienen internet como medio de difusión totalitario para lo bueno y lo malo, están mejor informados, y se nota cómo música y noticias se mueven más rápido.
Publicado en el nº231 de la revista Ruta 66

05 octubre 2006

"CON BUK EN EL BOLSILLO"

Voy por la calle, como siempre, pateando las aceras, esquivando los coches y las motos aparcados justo antes de tropezar violentamente con ellos. No sé por qué, no sé por qué camino siempre tan rápido, con tanta urgencia, compartiendo mi cigarrillo con el viento, apenas viendo a las tías, las viejas, los kioscos, las luces de neón, apenas salvando los charcos en los días de lluvia; los carricoches, los carritos de la compra...
El calor surte a mi frente continuamente de gotitas de sudor que caen sobre mis gafas y dejan en la superficie de las lentes su inequívoco rastro de muerte.
Hoy experimento una sensación extraña, pues Buk me acompaña en uno de mis bolsillos traseros. Ando sin rumbo como si quisiera enseñarle la ciudad de forma aleatoria, buscando quizá sorprenderle, o sorprenderme yo mismo. La ciudad, ese aburrido refugio que nos acoge, aplasta y agota nuestra vitalidad a medio o largo plazo, nuestras ganas, a poco que nos descuidemos. Lo oigo quejarse, escupir, lamentarse; sobre todo cuando me paro ante un semáforo o a leer un cartel pegado en una pared. Escucho el chasquido de sus largos tragos de cerveza, debe estar bebiendo con su "pack" de seis latas en un mano, tal vez mire el programa de las carreras.
Me introduzco por múltiples callejuelas tratando de mostrarle tabernas, tugurios puede que
peores que los que él frecuenta SIEMPRE. Encuentro uno: barra metálica larga, excesivamente
larga, máquina de café infausta, camarero inmemorial, camisa blanco-amarilla inmemorial, bayeta inmemorial enjaulada entre un montón de dedos ocres que parecen todos de igual tamaño; mesitas desiertas de aluminio y el periódico refugiado entre la pared del final de la barra y una oleaginosa máquina de pistacho; clientes difuminados, botellines sospechosos. Color gris.
Pido un cubata a pesar de que aún no son las una de la tarde de este pre-verano intrépido,
¡Así nos emborrachamos por aquí Buk!, y hojeo el diario deportivo.
Los clientes difuminados se ceban con uno de ellos de aspecto lamentable y ojos vidriosos,
el temblor de sus manos dificulta ostensiblemente su acercamiento a la copa de brandy por la que suspira su mirada. Emite nasales tacos inconexos pero desafiantes, puro tialismo, consigue
hacerse con la copa y la vuelca en su gaznate, esta vez sí, con un rápido y preciso movimiento.
Alma llena. Bar-Fly con las alas rotas.
Busco mirando por encima del hombro algún gesto, alguna expresión, coño, un carraspeo al menos que muestre la opinión de Buk. ¿Se habrá llegado a interesar por la situación?, ¿tendrá
ganas de beber un cuba libre hispano?, ¿estará meando?. No, sólo escucho un bufar continuado,
un FLOP-FLOP casi colérico y noto un ligero temblor. Se está masturbando el cabrón, seguro que piensa en Tanya o en Carol. Qué más da.
Sigo bebiendo un par de horas más, acomodado en un acuchillado taburete negro de terciopelo, aplastando al pajero para que se joda. Estoy enojado, sobre todo cuando le escucho roncar.
Pago las copas y me marcho, me siento invariablemente solo; además de aturdido. No estoy acostumbrado a clavarme cinco copas al mediodía. Creo que me encuentro ahora mismo como Buk cualquier día de mayo en cualquier lugar.
Decido bajar en dirección a las amplias avenidas del centro, con sus anchas aceras, sus plazas, sus árboles, sus pajarillos y... SUS TIAS BUENAS. Un reflejo de ilusión sacude mi espíritu y golpeo con la mano derecha mi bolsillo trasero: ¡ despierta mamón!
Aquí estoy, el sol cae con más suavidad aquí, la luz es más clara, blanquecina y sonriente; y la desgracia se muestra más evidente y desnuda. Se pueden ver cosas difíciles de imaginar, chicas extraordinarias: ESTUDIANTES, EMPLEADAS, VENDEDORAS, SECRETARIAS, HIPPIES. Culos, tetas, muslos, ojos, labios, cuellos que no podrías imaginar Buk.
- ¡Buk mira, espero respuesta!
- ¿El qué?
Su enrabietada contestación me produjo un hormigueo casi insoportable por todo el cuerpo. Sabía que el viejo gruñón acabaría respondiendo aunque fuese para espetarse y soltarme toda su mierda.
- ¡Las tías joder!. La primavera es un puñetazo de color, y de carne, y de olor.
- Déjame en paz de una puta vez. Dijo en tono casi conciliador. No me gustan tus bares y me molesta el sol.
- Pero Buk ya te he sacado del tugurio.
- Sí pero pronto me llevarás a otro, todos quieren sorprender a Buk, ir a sitios más cutres,
moverse con peor basura. Estás borracho, eres un puto bar ambulante. Me estoy aburriendo tanto que he vuelto a darle al vodka botella en ristre aquí tumbado en mi cama.
- A ti lo que te pasa es que sólo piensas en tu máquina de follar.
- Sí, mientras estábamos en el bar he pensado concienzudamente en ella.
- Aquí se ven posibles máquinas de follar mejores que la tuya tío.
- Ya tío, pero la mía es mi sueño, está clavada, inamovible en mi cabeza. He intentado
olvidarla o sustituirla por los métodos más peregrinos pero es imposible. Además llevo todo el
jodido camino bebiendo vodka y decenas de poetas relamidos golpean mi puerta.
- Yo quiero ser poeta.
- ¡No jodas cabrón!, fúmate un cigarro, o mejor un puro, mientras vomito y huyamos a un bar decente. Brugg, brruggg...
Así me fui a un bar limpio y luminoso, con un atrayente olor a pescado frito en aceite limpio, con un mito asomado al borde de mi bolsillo trasero vomitando y tirándose pedos.
Al entrar miré a la camarera y empecé a pensar en el punto y aparte que significaba su mirada, y en dónde sentarme, y en pedir una jarra grande de cerveza, y en si Buk estará cuando despierte.