29 diciembre 2010

MISIVA CINCO: “DESAPRENSIVOS”

“Desaprensivos que miran hacia otro lado, desaprensivos que mienten cada día una mentira eterna y secular recogiendo un testigo que nunca, nunca llega a caer al suelo; manipuladores que se revisten de dignidad y posan para la eternidad; desaprensivos que prejuzgan abiertamente, manipuladores de opinión que encuentran satisfacción en ello: honda satisfacción. Desaprensivos que aplauden aunque les asomen las cartas de ambas mangas: ahora, ya da igual. Desaprensivos que piden paciencia y sonríen. Desaprensivos que tiran la piedra y esconden la mano, que encienden mechas, que echan balones fuera sin pensar: dando patadas. Desaprensivos que se hacen pasar por víctimas, que lloran, que ocultan la cara entre sus manos, que tiemblan, que vigilan entre sus dedos. Desaprensivos que pisotean cualquier principio, avanzando resueltos, rodeados de escudos de legitimación: audiencia, popularidad, noticia, entretenimiento, interés general, resultados, derechos, actualidad, diversión, audiencia, colorido, libertad, audiencia, democracia. Democracia para elegir cómo hundirte, como absorber y asentar toda la desesperación, todas las derrotas silenciosas con que se nace, losas que impiden crecer, y sólo dejan príncipes y princesas de gran superficie a bordo de carritos, licuados en un instante a los pies de un vendedor de cosas que eres un perdedor si no tienes YA.” Eran letras muy juntas e inclinadas, crispadas, que me empujaban a leerlas rápido, colocadas entre los limpiaparabrisas de mi coche, escritas en un mínimo trozo de papel amarillo. “No todos viven así”, fue lo único que se me ocurrió.

26 diciembre 2010

CONVOCATORIA

Un breve escenario rectangular, una mesa desnuda, un micrófono, asientos vacíos delante, ordenados con pulcritud. Nada de publicidad detrás, sólo una pared blanca impoluta a la que apunta un foco. Una persona carraspea al vacío con las manos entrecruzadas. Junto a la puerta, el responsable de cerrar la sala aguanta las ganas de fumar y mira su reloj ya sin disimulo. Pasados los minutos, la persona se levanta y se va en silencio, aún sonriente, agradeciendo al empleado su comprensión y paciencia, éste asiente suspirando una sonrisa: era feliz y había decidido convocar una rueda de prensa para gritarlo al mundo.

21 diciembre 2010

ARTECÓMIC 2.010

En el debate televisivo dijeron que el cómic era arte, pero era una semana tarde para mí. Siete días antes, mi vecina requisó en mi cara casi toda mi modesta colección de Marvel y, ante mi perplejidad, propuso un intercambio de “cuentos” entre su niño pequeño y yo. Se fue riendo escaleras abajo prometiendo devolverlos. Entonces experimenté esa sensación de que la ropa se encoge tirando de ti hacia la niñez. Me convertí en un perfecto desubicado, un niño disfrazado de adolescente al que descubren el truco. Si llego a saber en aquel momento que era arte, hubiese podido objetar algo socialmente comprensible a tal desvalijo sin que nadie me acusase de inmaduro.

Es arte” me susurra el político al oído. Lo veo acercarse a mi cama con su traje (su corbata contra mi cara) para convencerme. Tras él, treinta y cinco personas con gafas de diseño esperan con una mano en la barbilla para insistirme en lo mismo. Desperté alarmado. Encima, respirando trabajosamente, llegué a la absurda conclusión de que si era arte dejaría el ámbito popular y sería minoritario, más caro y difícil de encontrar. Sí, ya lo sé, deliraba. También un día me angustié profundamente al preguntarme que, si leía cómics para evadirme de todo lo demás, ¿ser arte no lo terminaría incorporando a “todo lo demás”? ¿Perdería mi complicidad con las viñetas? ¿Dejarían de se naturales, espontáneas, dirigirse directamente a mí? … Dios, ¿cuál sería su nivel de abstracción?

Se lo conté a un amigo yendo al instituto y ambos nos partimos imaginando viñetas de cómic colocadas en paredes como los cuadros de las exposiciones. Se lo conté, precedido de un carraspeo, a la chica que me gustaba desde hacía una década y me miró como todos los días. Entonces estrujé el ejemplar de Spiderman que llevaba a la espalda (el más nuevo que tenía).
Es arte”, acabó por decir el profesor de Historia del Arte señalando una diapositiva del Capitán América, explicando pormenorizadamente los poderes de su escudo, mientras en la oscuridad de la sala todos bostezábamos. “Es arte” dijo la profesora de latín mientras nos entregaba medio millón de fotocopias con viñetas de Asterix escritas en esa lengua para traducirlas. “Es arte”, al menos eso me pareció oír, musitó mi madre mientras rescataba de una abisal bolsa de basura todos los mortadelos que me tiró hace cinco años.

Es arte, pero hay gente que aún no lo sabe”, pensé mientras buscaba un lugar seguro donde ir colocando mis cómics por si volvía mi vecina.


Texto aparecido en el nº23 de la revista "Dos Veces Breve" (especial por amor al humor), dentro del suplemento realizado por el "colectivo Irreverendo".

http://www.irreverendos.com/

19 diciembre 2010

LAPIDO EN DIRECTO, TEATRO ISIDORO MÁIQUEZ DE GRANADA 17-12-2.010

Fenomenal sonido el del Teatro Isidoro Máiquez de Granada, no me canso de repetirlo. Las guitarras suenan estupendamente, y anoche supuso un marco genial para constatar que el último repertorio de Lapido sale fortalecido sobre las tablas (me gustó más "Antes de morir de pena" en directo, más oscura y blues que la toma del disco). LLeno total y público entregado (como siempre en Granada) y colaboración vocal de Miguel Ríos ("En el ángulo muerto" y "La hora de los lamentos") y el pedal-steel de Quini Almendros ("Olvidé decirte que te quiero", "La canción del espantapájaros"). El cancionero de José Ignacio Lapido en solitario crece, madura, se diversifica pese a estar claramente delimitado estilísticamente. Es un autor que no gusta de travestirse en modas o picotear aquí y allá, ese nunca ha sido su problema: no es ese compositor calculador (yo siempre lo he percibido más instintivo que otra cosa), aunque su camino musical está bien marcado y él ha decidido construirlo cuidadosamente y sin atajos. Con solidez y recursos incorpora en un mismo caudal melódico country, pop, y rock. El conjuro eléctrico de "Espejismo nº8" con el colorido pop de "En mi mente"; la concreción nueva olera de "Algo falla" con la reflexión tan intensa como íntima de "Paredes invisibles". En mi opinión, la mayoría de sus canciones alcanzan y a veces superan en calidad a las de 091, y cuando llega la ocasión de escuchar éstas en concierto, no se ve como el momento "de verdad esperado" tan común en muchos otros artistas, sino como un extra, un regalo que se complementa con lo anterior (ya que es parte de la misma senda). Cada vez más seguro en directo, afortunadamente nunca acostumbrado ni relajado del todo, los conciertos para él y para su banda nunca son un trámite. Músicos que llevan años tocando juntos, que comparten escuela e influencias y que adoran la música que interpretan, transmitiendo credibilidad y pasión por lo que hacen. Dos horas y cuarto después, me consideré muy afortunado por haber asistido a ese concierto.

14 diciembre 2010

MISIVA CUATRO: “LAS MIRADAS”

“Las miradas se cruzaron e, inesperadamente, encontraron acomodo la una en la otra. Ambas mostraban una inusitada serenidad y en ningún momento surgió el acto reflejo de volver la cara, la urgente necesidad de disimular mirando hacia otro lado. Se construyó un cauce de sosiego, un intercambio de confianza. Brotó un brillo, y los labios produjeron leves movimientos temblorosos de complicidad. El tiempo se sumió en un silencio abrumador y algo parecido a una sensación de paz, de penetrar en un mundo de deseos cumplidos, atravesó la calle como un ángel, colmando el espacio. Todo cobró sentido, todo fue revelador, algo comenzó a crecer dentro, hasta que el recrudecimiento de los pitidos obligó a avanzar a los dos coches. Así lo vi, y así lo sentí”.

13 diciembre 2010

JOSÉ IGNACIO LAPIDO “De sombras y sueños” (Pentatonia, 2.010)

Funciona. Desde el inicio con “El más allá” notas cómo el tren empieza a moverse bajo tus pies: las canciones siguen entrañando un viaje. José Ignacio Lapido es un músico sombrío y sincero, que sabe que la música es luz y guía, y como tal la utiliza. Medios tiempos bien templados en la tradición norteamericana (más allá de la pereza country en “Olvidé decirte que te quiero” o los aires sureños de “Paredes invisibles”); que crecen a la par de la intensidad emocional de las composiciones; vaporosos e inquietantes, espolvoreados por momentos de una magia mortecina; un brillante ovillo de música clara, contenida, hermosa y hasta delicada. Exenta, también, de cierta crudeza sonora que puntualmente echo de menos. Telones aterciopelados que se levantan y caen; zapatos gastados de marcar el ritmo; fluido eléctrico que prende los versos realzándolos, dotándolos de su cualidad narrativa. Se mantienen las constantes de siempre, claro: persiste el corazón pop que empuja; el estribillo que explota radiante y aterriza reflexivo; o los estimulantes y juguetones chispazos deudores de la new wave, incluida “Algo Falla”, todo un guiño al Antonio Vega de Nacha Pop.
Lapido se define a sí mismo de manera más precisa que nunca a través de un permanente ejercicio de funambulismo (qué mejor para un autor con querencia por las metáforas circenses) entre realidad (sombras) y sueños: éstos se ponen en duda, aunque no se desprestigian, aún se reivindican el derecho a cambiar el paso y la necesidad de soñar. Y las sombras, que te agotan y decepcionan, llevándote y trayéndote, determinando tu camino más de lo necesario, se riegan de una luz que las matiza, resaltando tanto laberintos como salidas. Tristeza rematada con un nuevo brillo en los ojos; desesperanza y esperanza; perplejidad y lucidez; reflexión y escapismo; fatalidad y humor. Ah, los seguidores de Amaral, Quique González y Miguel Ríos también están de enhorabuena. Les doy a todos ellos la bienvenida.

06 diciembre 2010

"29"

Me miró y me robó la cartera que no llevaba
Sentí chorros de agua al infinito rodeándome,
Sometidos a la geometría
Pero aún así agua bulliciosa y viva
Muy capaz de susurrar a través de las paredes

Acaricia mi barba hasta ocultarte en ella
Recorre mi piel hasta el nudo de mis dudas
Deposita tu respiración donde pueda tocarla
No digas nunca más una verdad. ¿Para qué?

Imaginé que mi temblor se extendía por el suelo
Transmitiendo mi desazón por toda la tierra
Temí que la tierra me lo devolviera
Y apreté los ojos
Traté de retener el instante en un gesto inútil de mi mano
Una concesión a la mirada frágil de mi autoestima
Se acercó sonriendo y mitigó el temblor
Pero las hojas doradas de los álamos continuaron bailando

Toma mi mano que palpa el corazón de los relojes
Mi mano por tu sonrisa
Mis dedos en tu pelo para no salir jamás
Tu sombra vence a mi sol
Con sólo una mirada oblicua
Cierto, dijiste “guardé el secreto hasta que ya no pude respirar”,
Y tu voz cambió el color de mi cielo.

Imaginé una banda de música persiguiéndote por la ciudad
Y toda la gente te anhelaba
Y todas las puertas se abrían reclamándote
Y todas se me cerraban como si yo fuera viento
Y la noche voló, llevándote dentro.

02 diciembre 2010

Dedícales menos de veinte minutos (3)…

ANTONIO ARIAS “Cristal” 1.55
CATL “Cocaine blues” 1.49
CLEM SNIDE “BFF” 1.58
DAN SARTAIN “Those Thoughts” 1.56
GUIDED BY VOICES “Game of pricks” 1.33
ILEGALES “Bestia, bestia” 1.22
JOHN BARRY ORCHESTRA “James Bond theme” 1.48
MAIKA MAKOVSKI “No blood” 1.56
THE METHOD ACTORS “My time” 1.58
PIXIES “Isla de Encanta” 1.41