27 abril 2019

TRILEROS


Opino que un sistema democrático empieza a tocar fondo cuando se apela al miedo para conseguir votos. Las palabras inflamadas sustituyen o velan las propuestas concretas, las que comprometen (o deberían comprometer) la palabra del político. Es un juego tramposo y peligroso. El ganador termina por pensar que ha cumplido gran parte del compromiso con su electorado por el solo hecho de haberlo librado de la amenaza que supone el adversario. Sabe bien que, si consigue asustar lo suficiente a la población, esta rebajará su nivel de exigencia porque lo que espera tras las cortinas es peor. Está claro que las sociedades únicamente avanzan hacia niveles de progreso social y económico, igualdad y calidad de vida cuando son realmente exigentes con su clase política. España nunca ha sido exigente con sus políticos, entre otras cosas porque estos, desde siempre, antes de apelar al compromiso de una labor de gobierno seria, han agitado la bandera del miedo. Es una clase política trilera e irresponsable, que gusta de presentarse como salvadora, no como lo que debería ser: una representación de la comunidad que trabaja por el interés de todos, aun desde distintos puntos de vista. Se trata de un estamento que se alimenta del apasionamiento y el enfrentamiento, que prefiere generar adhesiones y rechazos inquebrantables porque sabe nutrirse de sus enemigos; pero que caería como un gigante ciego y torpe si se enfrentara a una ciudadanía que exigiese a sus representantes políticos lo mismo que una vida diaria cada vez más compleja le exige a ella.



Nunca recomendaré a nadie lo que tiene que votar, no me siento tan superior como para creer ver más allá que mis interlocutores. Mi único deseo es que nadie vea a la opción a la que ha confiado su voto como salvadora de nada.

09 abril 2019

LA MAGIA DEL CIRCO


La magia del circo reside en el silencioso acomodador que minutos después aparece en la pista vestido de frac, jaleando al público y realizando endiablados malabares; y en esa chica con gafas que cuando abandona la taquilla se sube a un trapecio vestida de esmeralda y extiende los brazos y la sonrisa al cielo.