09 octubre 2013

MADUREZ RABIOSA (T.N.T.)

La existencia de T.N.T. supuso un paso adelante para el punk, aunque pocos se enterasen; ya que todos los que se han acercado a esta música, a esta actitud, con ideas propias y determinación la han engrandecido y extendido hasta nuestros días. Si no por sonido (y no por culpa suya desde luego: si la cosa hubiese sonado la mitad de como fue concebida nos hubiese volado la cabeza), los granadinos sí destacaron por intenciones y talento compositivo; por los terrenos que pisaban (antes que nadie) y el rastro palpitante que dejaba su galope cuando pasaba sobre ti, agotándote y activando tu mente. Me refiero a la capacidad de crear un espacio personal de reflexión y rabia.

Todos los proyectos de Jesús Arias son así, parten de esa esencia, pasen los años que pasen (corre a escuchar lo que pilles de su encarnación actual, Qüasar, si no me crees): tensos espacios erizados de inquietud, donde conviven en constante fricción desahogo y pensamiento. Jesús nunca se ha terminado de llevar bien con el nihilismo ni las formas musicales unívocas, por eso “Manifiesto Guernika” era un acto absolutamente político que no vociferaba desde la relajación mental del panfleto. En él convivían urgencia, ansiedad, denuncia, pero también desengaño, locura y frustración.

Los temas que conforman este disco cayeron en mis manos apretujados en la cara B de una cinta pintada completamente de negro, en la que alguien me pasó aquel único elepé de T.N.T. Muestran la construcción, la afinación de la puntería de ese grito propio; los aciertos y las dudas, los préstamos, los tics, las versiones de aprendizaje, o los primeros resultados de sus escuchas de “London Calling”, con aquellos temas escupidos por Joe Strummer, alguien tan importante en las vidas de Jesús o José Antonio García pocos años después. El proceso de crecimiento, en definitiva, de una propuesta que día a día ganaba en coherencia y solidez, y que se iría volviendo más compleja y oscura, sin perder un ápice de pegada (sí, ahí, en el bajo vientre). Contiene ya algunos de sus himnos incontestables, como “Cucarachas”, la abrasiva sucesión de imágenes de  “1.984 Euroshima”: el mañana petrificado, vigilancia y alienación, el caos y el dolor atajando entre pasado y futuro. O “Sin futuro”, con esa letra que atraviesa espejismos como un puñetazo para permanecer siempre presente; ese estribillo redondo, ese grito que enronquecía nuestras gargantas. En resumen, el curso de la plasmación de todo un precoz ejemplo de madurez rabiosa. 




Texto aparecido en la hoja interior del disco del grupo granadino  T.N.T. "Una naranja mecánica". Edición en vinilo de su mítica maqueta de 1.981, a cargo de Vomitopunkrock records.

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