Paz.
Esponjoso latido.
Medida supervivencia
entornada.
Sombra recortada.
Hollé la estructura
nítida y filosa
de tu ambición
mientras respirabas,
desilusionada.
Salté, circulé, pero
resbalé
en la escalera de caracol.
Temblor.
Malabarismos sin ti,
sobre una cuerda floja
que es llanura inmensa y sorda
del yermo de mi fantasía.
Cielo gris acartonado veo
desde el refugio-rectángulo
que cabe en mi mano
y al que mi mano no llega.
El hastío pasó de ser pared a techo,
y no, no puedo plegarlo:
se enredó en mis manos.
Malditas líneas rectas
que persiguen
mi mirada.
¿Desde cuándo?
Cierra, por favor
ya vi la luz.
Pasos cortos.
Lejos, cada vez más lejos.
Nos despedimos y
yo repetí tus palabras
o quizá fue al revés.
Tono bajo.
Esponjoso latido de esperas
en salas llenas de silencio seco
y música mohosa.
¡Cuándo llegará la tormenta!