15 noviembre 2013

LA REINSERCIÓN DEL MONSTRUO

Fíjate en el día que hace. La mañana es espléndida, tornasolada, incontenible. Parece imposible que pueda resultar tan maravillosa. Todo es como una gran fotografía de colores muy vivos, ¿verdad? Es fabuloso madrugar en verano. Respira hondo, así, fuerte, ¿notas que se aspira una especie de rocío perfumado, pleno de frescura? Sopla un viento ligero que remueve un aire limpio que acaricia, lleno de posibilidades. Mira la luz, el verde tan intenso de los árboles. Posa tu mano sobre la tierra húmeda, esponjosa, fértil; piensa en toda la vida que contiene. Siente la tibieza del sol, tan presente; parece que pudiésemos acurrucarnos en ella. Seguro que el mar hoy estará tranquilo, sosegado, dominando la fuerza inverosímil de su nervio azul. Las flores del parque van a estallar en cualquier momento, en los macizos destaca un color rojo que duele, y su olor embriaga, aturde, invita a cerrar los ojos sin más y dejarse ir ¿No percibes en días así, que la felicidad es como si te tocase?, ¿no tienes la sensación de que puedes empujar al miedo para apartarlo de ti?, ¿no te sientes como si acabase de pasar a tu lado la mujer más hermosa del mundo? Espera impaciente un espléndido atardecer. Acaricia con tu mirada la suave curva de las colinas sobre las que pronto comenzará a arder el crepúsculo, ese continuo deshojar de fuego y miel. Mira, mira el cielo azul intenso, los hilachos de nubes, que parecen a punto de caer sobre ti como una caricia de lana. Observa aquel avión, cómo suena, es increíble la claridad con la que se le ve surcar el cielo; su precisión pasa como una película ante nuestros ojos ¿A que sí?

Piensa en los niños que salen corriendo del colegio, tan confiados; en sus risas y gritos, en su entusiasmo sin freno, en su excitación casi irracional. Explotan en carcajadas cuando tropiezan y caen, se levantan, sacuden sus manitas y continúan corriendo, persiguiéndose; algunos con los brazos hacia atrás como si fuesen aviones o superhéroes. Mira los parques, las redondeadas formas de los columpios, la vegetación que los rodea, la paz de los bancos que poco a poco se van poblando de abuelitos.


Abraza la naturaleza y, sí, la vida también, y olvídate de lo que hemos hecho.



Publicado en el nº 182 de la revista de humor on line "El Estafador", dedicado a la felicidad.

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