Luís González aparca su particular mundo psych-prog-jazzy-popular…, sonríe, se frota las manos y se zambulle en el de su amigo Malcolm Scarpa, cocinando él solito un curioso e inspirado homenaje al músico madrileño, a cuya etapa más brillante y prolífica (1993-1996), se acerca con cariño e indudable respeto en estos trece cortes; todos de mayor duración que los originales, salvo “The Good Old Neighborhood”, y enlazados por el persistente teclear de un máquina de escribir. Consigue, con esta recreación del cancionero scarpiano, infundir su mirada a un repertorio cuya calidad intrínseca ilumina y facilita el camino. Juega, cambia, mima, desordena y experimenta con estilos, efectos, tempos e interesantes e inesperados arreglos que invito a descubrir tras sucesivas escuchas; sin que ello menoscabe en ningún momento su halo de viñeta íntima e intemporal. Para redondear el concepto ha tenido la brillante idea de introducir y salpicar cada tema con textos extraídos del libro de ocurrencias de Malcolm Scarpa “Qué te debo, Jose” (Gamuza azul, 2.001), relacionándolos con cada tema y narrados por la voz infantil de Anibal. Hay representación de cada disco de aquel período, destacando los cinco revisiones de “My Devotion” (1.994). “About Old Stolkhölm”, “Heartbreak Ahead” y “Tribute To La France” se lentifican y espesan con ritmos marcados y bajos ondulantes. “Hall Of Fame” discurre entre percusiones, acústica y numerosos y leves arreglos, más preciosista y sinuosa que la original. Lo chispeante de “Sweet Sweet Lips” se subvierte a base de riffs y final setentero; endurecida, recuerda el inicio de “Friction” de Television; a su vez, “Do The Funny Hop” toma blindaje disco-funk. “Funkadella” pasa con naturalidad del ska a embriagarse de dub; y el country campa por sus respetos en “Instant Soup” (en sustitución de ese delicado vals tan Kinks primigenio), la mutación hillbilly de “Last Night I Feel For Jenny”, o el banjo que acompaña la costumbrista y también reminiscente de Davies “The Good Old Neighborhood”; mientras, el country de “Cellophane House”, emprendiendo el camino inverso, se deja invadir por los efluvios de Captain Beefheart. “The Girl I Once Knew” se licúa en vivacidad y placidez soul, y la psicodelia madchesteriana de “This Time (Malcolm´s Not My Name)”, pierde el toque bailable retrotrayéndose a 1.967 y conservando el matiz oriental del original. Es la primera de una serie de grabaciones que aparecerán a lo largo de este año, consistentes en la recreación de composiciones ajenas. Como recomienda la frase final del disco: “consumir preferentemente antes del fin del mundo”.
Publicado en el nº 236 de la revista Ruta66.
3 comentarios :
Vengo a visitarte habitualmente pero la mitad de las veces, ¡que la mitad!, todas las veces me voy abrumada. Enhorabuena por este magnífico blog.
Un beso, Miriam G.
Por cierto, se me olvidaba, te he enlazado.
Un beso, Miriam G.
Muchas gracias Miriam, tanto por tu comentario como por tu enlace. Saludos.
Publicar un comentario