La lengua de mar
encierra en su boca la piedra
hasta hacérnosla olvidar.
¿Qué haces?,
me grita La Voz algunas veces,
mientras intento recordar.
Mis dedos transfieren a tu cuerpo
el deseo tembloroso y la duda,
que es pedestal insolente
en este esqueleto vacilante,
de nervioso caballero andante
erizado e impredecible,
que flaquea sin poder parar un instante.
Es como si la curiosidad de la mirada
viviese oculta en una pared morado brillante,
tras absorber el oxígeno circundante.
Tuve que levantarme para crearte,
lo sabes,
y caminar el resto de mi vida sobre zancos
para que no te deshicieras
entre mis manos.
Posemos para la foto de la mirada fija,
macerando una sonrisa secreta.
Será como irse hundiendo mirando al sol
con sabor a anís en la boca
y una risa quieta.
Quietud de piedra irisada
resucitada por la ola,
creciente,
menguante oda
de tu piel translúcida,
de la mirada curiosa,
del rayo de amor
que tumba cada día la pared
para encontrarte.
31 octubre 2011
25 octubre 2011
EL MONSTRUO
Deslizados por un hilo de cobre
viajan nuestros sueños,
tras la estela de una brillante ilusión
amarillo fuerte.
Esta mañana,
el monstruo abrió la ventana
de par en par,
para que entre todo o nada entre.
Sin querer saber de nosotros mismos
dos secretos andantes nos volvimos:
fáciles de guardar,
fáciles de olvidar.
En esa ciudad que volvemos fantasma
a fuerza de pasos perdidos.
Cuando nos crucemos callaremos
y nada cambiará.
Quedaremos entonces leyendo el poema.
Abriendo su flor,
que escupe la espina,
lectura tras lectura.
Hay algo nervioso en tus dedos
al pasar mi página, ¿qué es?
viajan nuestros sueños,
tras la estela de una brillante ilusión
amarillo fuerte.
Esta mañana,
el monstruo abrió la ventana
de par en par,
para que entre todo o nada entre.
Sin querer saber de nosotros mismos
dos secretos andantes nos volvimos:
fáciles de guardar,
fáciles de olvidar.
En esa ciudad que volvemos fantasma
a fuerza de pasos perdidos.
Cuando nos crucemos callaremos
y nada cambiará.
Quedaremos entonces leyendo el poema.
Abriendo su flor,
que escupe la espina,
lectura tras lectura.
Hay algo nervioso en tus dedos
al pasar mi página, ¿qué es?
20 octubre 2011
VIGÉSIMO PRIMERA MADRUGADA ROTA
Fragor, noche y luces
ya no son refugio ni aliento.
Lo que hay dentro
se mueve intranquilo.
Y no sale.
Y si no sale se irá tatuando,
y así quedará: filtrando
mi momento.
(Aunque te quedes parado
siempre hay algo que se está moviendo,
algo que se va perdiendo
por un resquicio olvidado).
Encima de cada persona debe haber un arco,
dicen,
y yo sólo veo arcos y vacío.
Préstame uno de tus brazos
para alcanzar mi alma.
Leones transparentes encienden mis pupilas
mientras, rebuscando en mis bolsillos,
piso la cabeza de la serpiente eléctrica,
sumergida en un chapoteo frío,
de alcantarilla salada,
el día en que las olas murieron
sucias a las puertas de las casas.
Otra vez paseando por mis paredes resecas
con zapatos empapados.
Y todo tan presente.
Y una televisión sonando en mi cabeza.
Y el sentido convertido en un zumbido.
Y la mirada fija en una puerta
cerrada.
ya no son refugio ni aliento.
Lo que hay dentro
se mueve intranquilo.
Y no sale.
Y si no sale se irá tatuando,
y así quedará: filtrando
mi momento.
(Aunque te quedes parado
siempre hay algo que se está moviendo,
algo que se va perdiendo
por un resquicio olvidado).
Encima de cada persona debe haber un arco,
dicen,
y yo sólo veo arcos y vacío.
Préstame uno de tus brazos
para alcanzar mi alma.
Leones transparentes encienden mis pupilas
mientras, rebuscando en mis bolsillos,
piso la cabeza de la serpiente eléctrica,
sumergida en un chapoteo frío,
de alcantarilla salada,
el día en que las olas murieron
sucias a las puertas de las casas.
Otra vez paseando por mis paredes resecas
con zapatos empapados.
Y todo tan presente.
Y una televisión sonando en mi cabeza.
Y el sentido convertido en un zumbido.
Y la mirada fija en una puerta
cerrada.
17 octubre 2011
RESPIRO FUERTE
Respiro fuerte
mientras rememoro
el día a día
de los pies llenos de polvo,
tensos y encogidos,
apretados contra la tierra;
ocultos bajo aquel torrente
desbordado
de hojas secas
que todo arrancó,
que todo envejeció.
Recompongo torpemente tu risa
en mi cabeza, llena de recuerdos
que manotean
y voces rumorosas.
Mis mangas muestran ases gastados:
mordiscos de la mala suerte
en los brazos.
No dejo de perseguir de reojo
las esquinas cortantes
de los azulejos
de tu mirada azulada;
esa cala soñadora
astillada en mil pedazos,
que son chispazos
que reflejan mis ojos, nublados
tras poder ver a través de tu muro
y ser todo silencio.
Mi memoria es un pueblo
imposible de desconocidos
desmemoriados,
miserables.
Es murmullo precavido.
Es eco podrido.
Es grito cercenado.
Sólo se escucha, pausado,
el musitar
de un vendedor perdido.
Lo miro a los ojos al hablar
y lo imagino diciendo
justo lo contrario.
¿Qué fue de la mañana de la piel lechosa?
Ya las horas no gotean luz sobre mi amor
ni allá donde miro te abres tú,
fruta madura.
Mi tiempo se aleja,
como un camión despistado,
ajeno a su carga de amargura.
mientras rememoro
el día a día
de los pies llenos de polvo,
tensos y encogidos,
apretados contra la tierra;
ocultos bajo aquel torrente
desbordado
de hojas secas
que todo arrancó,
que todo envejeció.
Recompongo torpemente tu risa
en mi cabeza, llena de recuerdos
que manotean
y voces rumorosas.
Mis mangas muestran ases gastados:
mordiscos de la mala suerte
en los brazos.
No dejo de perseguir de reojo
las esquinas cortantes
de los azulejos
de tu mirada azulada;
esa cala soñadora
astillada en mil pedazos,
que son chispazos
que reflejan mis ojos, nublados
tras poder ver a través de tu muro
y ser todo silencio.
Mi memoria es un pueblo
imposible de desconocidos
desmemoriados,
miserables.
Es murmullo precavido.
Es eco podrido.
Es grito cercenado.
Sólo se escucha, pausado,
el musitar
de un vendedor perdido.
Lo miro a los ojos al hablar
y lo imagino diciendo
justo lo contrario.
¿Qué fue de la mañana de la piel lechosa?
Ya las horas no gotean luz sobre mi amor
ni allá donde miro te abres tú,
fruta madura.
Mi tiempo se aleja,
como un camión despistado,
ajeno a su carga de amargura.
10 octubre 2011
AGUJERO NEGRO
Salta de agujero negro en agujero negro
cuando los días no dejen de curvarse
y las horas se despiecen,
rodando bajo la cama;
desordenando tu mundo en círculos
borrachos que se frenan sin razón.
Por eso, salta de agujero negro en agujero negro
y escala la angustia vertical.
No pierdas todas las mañanas
el tren al fondo de las cosas.
Abraza la piel azul del espejismo
antes de que la decepción te paralice.
Hazlo, salta de agujero negro en agujero negro.
Lánzate como si sólo te rodeasen abrazos,
el deseo y la ilusión te arrullarán.
Acaricia la cabeza de ideas sólo bosquejadas.
Recorre sin miedo la senda soñadora.
Libérate de las doctrinas de la boca congelada.
Salta de agujero negro en agujero negro
con los ojos bien abiertos.
Cuida de lo que siempre arde
mientras la vida se deje agarrar.
Evita que el ruido de los goznes
marque tu tiempo al chirriar.
cuando los días no dejen de curvarse
y las horas se despiecen,
rodando bajo la cama;
desordenando tu mundo en círculos
borrachos que se frenan sin razón.
Por eso, salta de agujero negro en agujero negro
y escala la angustia vertical.
No pierdas todas las mañanas
el tren al fondo de las cosas.
Abraza la piel azul del espejismo
antes de que la decepción te paralice.
Hazlo, salta de agujero negro en agujero negro.
Lánzate como si sólo te rodeasen abrazos,
el deseo y la ilusión te arrullarán.
Acaricia la cabeza de ideas sólo bosquejadas.
Recorre sin miedo la senda soñadora.
Libérate de las doctrinas de la boca congelada.
Salta de agujero negro en agujero negro
con los ojos bien abiertos.
Cuida de lo que siempre arde
mientras la vida se deje agarrar.
Evita que el ruido de los goznes
marque tu tiempo al chirriar.
05 octubre 2011
GRILLETE
En las mañanas del plomo
tu cara descansa sobre un cristal,
y tu aliento es breve viento rendido
que vuelve gris mi bandera blanca.
Observas la lluvia caer severamente vertical:
disciplinada caballería rompiente.
Absurdo fragor. Ruido.
El cielo arroja su verdadera sombra sobre la calle
y todos los rostros palidecen,
lanzan ese destello invernal,
tantas veces vivido.
En las mañanas del plomo las ilusiones pesan,
ya no nos llevan, nosotros las arrastramos
asidas a nuestros tobillos,
aguardando el día en que se recompongan
para volver a revolotearnos
con griterío de chiquillos.
Esperamos, sin pasión, tres segundos de magia
que alguien en la tele nos prometió.
Cerrar los ojos y abrirlos con un mirar azul,
que un verde rumor de confianza nos meza,
que llueva agua fresca y salada, espuma de sol.
Sólo tres segundos de magia.
tu cara descansa sobre un cristal,
y tu aliento es breve viento rendido
que vuelve gris mi bandera blanca.
Observas la lluvia caer severamente vertical:
disciplinada caballería rompiente.
Absurdo fragor. Ruido.
El cielo arroja su verdadera sombra sobre la calle
y todos los rostros palidecen,
lanzan ese destello invernal,
tantas veces vivido.
En las mañanas del plomo las ilusiones pesan,
ya no nos llevan, nosotros las arrastramos
asidas a nuestros tobillos,
aguardando el día en que se recompongan
para volver a revolotearnos
con griterío de chiquillos.
Esperamos, sin pasión, tres segundos de magia
que alguien en la tele nos prometió.
Cerrar los ojos y abrirlos con un mirar azul,
que un verde rumor de confianza nos meza,
que llueva agua fresca y salada, espuma de sol.
Sólo tres segundos de magia.
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