y se define por lo que no es:
por su caprichoso tapiz de
sombras,
por el breve trozo de cielo
que deja ver,
por el viento que acaricia
las hojas,
por los crujidos de pies
que su silencio acentúa.
Por el punto lejano de luz
que promete una salida.
Por ese sendero tan irregular que
te arrastra hacia él.
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