Te tragas tu tormenta.
Las sensaciones te hacen temblar.
Los significados vuelan alto,
allá donde nunca llegará tu cometa,
y no puedes dejar de mirarlos
extasiándote ante sus alas,
que se extienden
con placidez y parsimonia,
tensando su superficie
labrada de secretos
que tu mirada roza
pero no alcanza.
“Viento implacable”,
piensas,
siguiendo el compás del aire,
la extraña eufonía
de tus pensamientos
con tus pasos.
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