21 mayo 2019

ESE RESORTE


¿Recuerdas esa sensación
que explotaba en ti como un cohete?
Ese abanico inacabable
serpenteaba eléctrico en tu sangre,
cimbreaba tu cuerpo,
afilaba tus dedos,
tiraba del cabello de tus sueños,
te lanzaba sin rumbo,
(a veces hacia arriba).
Empujaba tus uñas,
te hacía sentir enjaulado
y con fuerzas para salir.
Detenía un segundo tu corazón
y un redoble roto de batería
lo hacía emerger envalentonado,
voluptuoso, retumbante.
Hoy, no es más que un reptante tictac;
un viejo asiento que suspira
por ser abandonado.

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