17 octubre 2011

RESPIRO FUERTE

Respiro fuerte
mientras rememoro
el día a día
de los pies llenos de polvo,
tensos y encogidos,
apretados contra la tierra;
ocultos bajo aquel torrente
desbordado
de hojas secas
que todo arrancó,
que todo envejeció.
Recompongo torpemente tu risa
en mi cabeza, llena de recuerdos
que manotean
y voces rumorosas.
Mis mangas muestran ases gastados:
mordiscos de la mala suerte
en los brazos.
No dejo de perseguir de reojo
las esquinas cortantes
de los azulejos
de tu mirada azulada;
esa cala soñadora
astillada en mil pedazos,
que son chispazos
que reflejan mis ojos, nublados
tras poder ver a través de tu muro
y ser todo silencio.
Mi memoria es un pueblo
imposible de desconocidos
desmemoriados,
miserables.
Es murmullo precavido.
Es eco podrido.
Es grito cercenado.
Sólo se escucha, pausado,
el musitar
de un vendedor perdido.
Lo miro a los ojos al hablar
y lo imagino diciendo
justo lo contrario.
¿Qué fue de la mañana de la piel lechosa?
Ya las horas no gotean luz sobre mi amor
ni allá donde miro te abres tú,
fruta madura.
Mi tiempo se aleja,
como un camión despistado,
ajeno a su carga de amargura.