05 octubre 2011

GRILLETE

En las mañanas del plomo
tu cara descansa sobre un cristal,
y tu aliento es breve viento rendido
que vuelve gris mi bandera blanca.
Observas la lluvia caer severamente vertical:
disciplinada caballería rompiente.
Absurdo fragor. Ruido.
El cielo arroja su verdadera sombra sobre la calle
y todos los rostros palidecen,
lanzan ese destello invernal,
tantas veces vivido.

En las mañanas del plomo las ilusiones pesan,
ya no nos llevan, nosotros las arrastramos
asidas a nuestros tobillos,
aguardando el día en que se recompongan
para volver a revolotearnos
con griterío de chiquillos.

Esperamos, sin pasión, tres segundos de magia
que alguien en la tele nos prometió.
Cerrar los ojos y abrirlos con un mirar azul,
que un verde rumor de confianza nos meza,
que llueva agua fresca y salada, espuma de sol.
Sólo tres segundos de magia.