Cambiando súbitamente de dirección
voy a tu encuentro,
asumiendo conforme te atisbo
tus movimientos y gestos,
predecibles y exactos como un reloj.
Hueles a cerrado
cuando me fundo en ti
en una noche
cada vez más estrecha y gris,
al doblar una de esas esquinas
olvidadas del mundo,
sujetas a un dulce viento,
que dispones para los entregados.
Avanzando en un silencio de sábado helado,
me calzo tus botas,
me coloco tu abrigo,
y palpo el futuro en sus bolsillos.
Iniciando un tarareo loco
que me empuja
al callejón sin salida más cercano.
1 comentario :
poca esperanza se atisba en tu destino, pero eso si grandes versos. Enhorabuena Juanfran. Un abrazo.
Publicar un comentario