Otra película de Jarmusch, otra sensación extraña, otra fascinación. El argumento de "Flores Muertas" remite a la comedia clásica, acaso rozando el melodrama, pero no claro, aquí hay más. Están los pausados largos planos del protagonista que nos hacen vivir junto a él su insatisfacción, los diálogos medidos, el parsimonioso suceder de los paisajes, las miradas, o el genial gesto entre sombrío y escéptico de Bill Murray (que no sonríe en toda la película), ya marca de la casa. La lentitud, el detalle (baste recordar la cámara acompañando al cartero hasta que deposita La Carta), abren una trampilla por la que pasamos a formar parte del espacio y tiempo del filme: hemos desaparecido de la sala. La primera parte ofrece el grueso argumental, y los mejores diálogos y tintes de comedia: la parte de su relación con su vecino, y los encuentros con Sharon Stone y Frances Conroy. A partir de ahí las imágenes van tiñéndose de la soledad del protagonista, de la progresiva sensación de absurdo y su cada vez más amargo descreímiento. Carreteras, aviones, sensaciones plomizas contrapunteadas de rosa, con un suspense mantenido en el aire. Al final, el vacío que siempre me dejan los finales de Jarmusch, un rompecabezas de conclusiones y sensaciones que aún pugna por armarse solo en mi cabeza. De la música, siempre sugerente y suficiente, me quedo con el subyugante tema inicial, "There is an end" por Holly Golightly, frío, dulce y retro.
31 enero 2006
11 enero 2006
THE POSIES, BEEZEWAX, AIRBAG, G.A.S. DRUMMERS
DIRECTO INDUSTRIAL COPERA (GRANADA) 8-12-05
Cuando llegué al local la formación jerezana GAS. Drummers, finiquitaba su tiempo con “Back In The USSR” de los Beatles. Pocos minutos después, nuestra banda ramoniana por excelencia en la actualidad, Airbag, dejaba su urgente ración de textos impagables, incluyendo versión del “I Can´t Make It On Time” de los Ramones que produjo Phil Spector (“el Farruquito del Pop”). Los Noruegos Beezewax, en formación de poderoso trío con batería muy presente, presentaron su recentísimo “Who to salute” en un pase que no superó los cuarenta y cinco minutos. Alumnos aventajados de los Posies, aunque de vocación más indie y con ecos de Macis-Young en la guitarra, eligieron el camino de la urgencia, lógico, actuando antes de los Posies de 2.005, que deben estar influyendo inmisericordemente en su directo. Se decidieron por los temas más inmediatos del disco (“Paint´ Til You Die” o “Shinjuko Park”), y los más carismáticos (“The Cosmonaut” y el single con guiños a Abba “I´m Not Where I´m Supposed To Be”). Hasta en momentos plácidos al piano (“So Young Still”) destacaba la machacona presencia de la batería. Se despidieron inopinadamente con el cantante y guitarrista Kenneth ejerciendo de segundo baterista. Los Posies no parecen obsesionados por insistir en las excelencias de su último trabajo, definitivamente prefieren divertir y divertirse, girar sin parar. Su actuación resultó arrolladora desde el primer minuto, retadora, violenta, salvaje, arramblando con cualquier atisbo de detalle sonoro. Alaridos, coros lanzados como pedradas, nos devolvieron el rock como espectáculo catártico, con toda su parafernalia: guitarras alzadas, guitarras volando, cuerdas colgando, Iggy Stringfellow por el suelo y ¡Auer por los aires! Los dos protagonistas lanzados, tirando de una base rítmica que les seguía como podía. “Throwaway” abrió su concierto con riffs y redobles de lo más hard antes del inicial “I Remember..”. Así, yendo al grano desde el principio, los clásicos de siempre se intercalaron sin altibajos con las mejores bazas de “Every Kind of Light” (“Conversations”, “Second Time Around”, “I Guess You´re Right” o “That Don´t Fly”, con sus ribetes psicodélicos, único momento relativamente calmo de la velada), demostrando que es un trabajo bastante digno. La parte principal pasó como un suspiro, un aquelarre sonoro sobre inspiradas formulaciones pop. Posteriormente, media hora de bises en el mismo plan, despidiéndose con “Burn & Shine”. Extendieron su atmósfera original, introduciéndola con batería con la incorporación paulatina de bajo y órgano por parte de Stringfellow; tenso desarrollo instrumental, Auer cantando sin acompañamiento y tímidas visitas al País de los Arpegios de Sonic Youth, hicieron el resto. Incansables, la última vez que vi a Stringfellow estaba de pie sobre un mostrador de la sala, gritando con un CD en cada mano.
Crónica aparecida en el nº224 de Ruta 66
http://www.ruta66.es
Cuando llegué al local la formación jerezana GAS. Drummers, finiquitaba su tiempo con “Back In The USSR” de los Beatles. Pocos minutos después, nuestra banda ramoniana por excelencia en la actualidad, Airbag, dejaba su urgente ración de textos impagables, incluyendo versión del “I Can´t Make It On Time” de los Ramones que produjo Phil Spector (“el Farruquito del Pop”). Los Noruegos Beezewax, en formación de poderoso trío con batería muy presente, presentaron su recentísimo “Who to salute” en un pase que no superó los cuarenta y cinco minutos. Alumnos aventajados de los Posies, aunque de vocación más indie y con ecos de Macis-Young en la guitarra, eligieron el camino de la urgencia, lógico, actuando antes de los Posies de 2.005, que deben estar influyendo inmisericordemente en su directo. Se decidieron por los temas más inmediatos del disco (“Paint´ Til You Die” o “Shinjuko Park”), y los más carismáticos (“The Cosmonaut” y el single con guiños a Abba “I´m Not Where I´m Supposed To Be”). Hasta en momentos plácidos al piano (“So Young Still”) destacaba la machacona presencia de la batería. Se despidieron inopinadamente con el cantante y guitarrista Kenneth ejerciendo de segundo baterista. Los Posies no parecen obsesionados por insistir en las excelencias de su último trabajo, definitivamente prefieren divertir y divertirse, girar sin parar. Su actuación resultó arrolladora desde el primer minuto, retadora, violenta, salvaje, arramblando con cualquier atisbo de detalle sonoro. Alaridos, coros lanzados como pedradas, nos devolvieron el rock como espectáculo catártico, con toda su parafernalia: guitarras alzadas, guitarras volando, cuerdas colgando, Iggy Stringfellow por el suelo y ¡Auer por los aires! Los dos protagonistas lanzados, tirando de una base rítmica que les seguía como podía. “Throwaway” abrió su concierto con riffs y redobles de lo más hard antes del inicial “I Remember..”. Así, yendo al grano desde el principio, los clásicos de siempre se intercalaron sin altibajos con las mejores bazas de “Every Kind of Light” (“Conversations”, “Second Time Around”, “I Guess You´re Right” o “That Don´t Fly”, con sus ribetes psicodélicos, único momento relativamente calmo de la velada), demostrando que es un trabajo bastante digno. La parte principal pasó como un suspiro, un aquelarre sonoro sobre inspiradas formulaciones pop. Posteriormente, media hora de bises en el mismo plan, despidiéndose con “Burn & Shine”. Extendieron su atmósfera original, introduciéndola con batería con la incorporación paulatina de bajo y órgano por parte de Stringfellow; tenso desarrollo instrumental, Auer cantando sin acompañamiento y tímidas visitas al País de los Arpegios de Sonic Youth, hicieron el resto. Incansables, la última vez que vi a Stringfellow estaba de pie sobre un mostrador de la sala, gritando con un CD en cada mano.
Crónica aparecida en el nº224 de Ruta 66
http://www.ruta66.es
08 enero 2006
"Una vez...
...creado el primer hombre inmortal, dudo que transcurra mucho tiempo antes que un ciudadano de tantos le descerraje un tiro en la cabeza. ¿Por envidia? ¿Por maldad? Por nada de eso. El simple prurito de verificar accionará el disparador". (Fernando Aramburu)
07 enero 2006
LORI MEYERS "Hostal Pimodan" (Houston Party, 2.005)
Hasta ahora, la carrera de los granadinos está marcada por pasos seguros, cargados de contenido; un concepto que madura librándose de préstamos y lastres. Por fortuna siguen apostando por textos interesantes que evitan lo obvio, retratando con fluidez lo cotidiano y lo enigmático a través de una voz arenosa, como un J de Los Planetas con mayor calidez. Hunden los dos pies en los sesenta: psicodelia, inspiración melódica, armonías vocales... La instrumentación es queda, precisa, desarrollada con gusto y vocación esencial; con arreglos de los que persiguen crear atmósferas antes que epatar -el productor es Tom Monaham (Beachwood Sparks o Devendra Banhart)-, rehuyendo recrearse en fuegos de artificio en el estudio. "Hostal Pimodan" es un disco de largo recorrido y maravillosas canciones que hacen abstracción del sonido de los Kinks, se enmarcan en la arquitectura de The Zombies ("El Gallo Ventrílocuo"), o recuerdan por igual a los Brincos y los Byrds. Escucha el tema que da título al disco y transpórtate al aroma del mítico club que se reunía en el evocado hotel parisino.
Reseña publicada en el nº21 del Periódico Diagonal de Madrid.
http://www.diagonalperiodico.net
Reseña publicada en el nº21 del Periódico Diagonal de Madrid.
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02 enero 2006
GIFFORD Y EL SHOSETSU
El Shosetsu es un género japonés que se adapta como un guante a cualquier impulso literario que trate de conjugar hechos reales, memoria, biografía y ensayo, todo ello argamasado por una vivificante dosis de ficción. El shosetsu se ha utilizado para dotar de ritmo novelesco a historias más o menos verídicas; o, según se dice, para imaginar diálogos entre personajes de diversas épocas, estudiando y poniendo en fricción sus ideas y experiencias para entenderlas en una dimensión totalmente nueva. Algo de lo primero hace Barry Gifford, según él mismo aclara, en “El Padre Fantasma” de 1.997. Relata episodios de la intensa vida de su padre y su familia viéndolos a través de sus ojos de niño y adolescente, o apoyándose en testimonios de personas de su entorno. Un texto que imagino de efecto liberador y de reencuentro con su pasado, y una pista de muchas de sus fuentes de inspiración. Son, fiel a su estilo, textos breves, enjundiosos, anécdotas puntuales reveladoras en su cotidianidad; peripecias que desembocan en reflexiones sobre sí mismo y la vida en general, ilustrados por imágenes reales de su pasado. En el tramo final se coloca en el punto de vista de su madre para contarnos la historia de ésta, constituyendo los momentos que más recuerdan la agilidad y frescura del Gifford de siempre. Como curiosidad documental, la última página transcribe íntegramente los antecedentes policiales del cabeza de familia.
01 enero 2006
18/...
Por dieciocho comienzan los números de la Seguridad Social en la provincia de Granada. Alguien empleado en un centro de salud granadino, me dijo una vez que un “dieciocho barra” era para ellos todo aquel ciudadano anónimo que aparecía por allí requiriendo atención médica sin contar con recomendación alguna. El que no conoce a nadie y sólo porta su cartilla y una brumosa idea sobre sus derechos; el que, generalmente, se sienta tímido a esperar su turno, sin tener ni idea de quién es quién allí; el que, quizá, supone que debe confiar en los servicios públicos. Los “18/...” somos así, personajes despistados que depositamos nuestra fe en la sanidad pública, la educación, la administración; gente de tintes grisáceos que tendemos a la invisibilidad (algunos somos aburridos y nos cuesta sonreír) y que evolucionamos discretamente por donde otros se deslizan como anguilas, sonrisa en ristre; resolviendo con abnegación lo que otros con su listín telefónico. Gente definitivamente rara y de alguna manera incómoda: la que se queda con los restos mientras los más listos apuntan a sus hijos, mediante fraude, a colegios situados en zonas que no les pertenecen; la que absorbe período extra de lista de espera para que alguien de otra provincia sea trasladado a la suya por la cara para ser tratado médicamente (y eso sin buscar ejemplos dramáticos en este sentido); la que tiene que romperse la cabeza para lograr lo que otros con un café o una copa. Ciudadanos, votantes, contribuyentes, trabajadores; torpes equilibristas todos, negados intérpretes del complejo reparto de poderes, favores e intereses hispano, un “18/...” os desea sinceramente feliz año nuevo.
25 diciembre 2005
ROCK AND ROLL CIRCUS (11-12-68)
Los Rolling Stones, siempre un paso tras los Beatles en cuestiones de oportunidad, quisieron emular de la mano del ambicioso maestro de ceremonias Mick Jagger el efecto del más que irregular “Magical Mistery Tour” de los de Liverpool. La idea era simple: mezclar en una carpa de circo números circenses y actuaciones musicales. El resultado se alejó bastante de las pretensiones iniciales por diversos motivos, quizá el fundamental la oposición de su representante, Allen Klein (que posteriormente hizo la jugada de quedarse con los derechos y ocultar su publicación hasta 1.995). Además, Johnny Cash rehusó, los Isley Brothers no tenían hueco, los manejos de Klein evitaron la contratación de Dr. John y los Flying Burrito Brothers, Steve Winwood alegó enfermedad, y el cuco Jagger vetó la actuación de The New Yardbirds (Led Zeppelin).
El espectáculo refleja el aire decadente e invariablemente fuera de época que siempre rodea a los circos tradicionales; y una mezcla de buen rollo fumeta, extravagancia, colorido, absurdo e ironía; algo más creíble en ellos, que nunca terminaron de creerse aquello del flower-power y la psicodelia. Ante un público disfrazado con ponchos y sombreros, cada stone presenta a una banda, entre medias aparecen nostálgicos números de circo. Primero aparecen unos bisoños JETHRO TULL aún borrachos de blues, con “Song For Jeffrey” que era su segundo single (aún no habían publicado ningún elepé). Keith Richards presenta a THE WHO, un auténtico vendaval en directo con la acertada elección de las seis partes de “A Quick One While He´s Away”, esa especie de ensayo general de “Tommy” que aparecía en su grandioso segundo elepé de 1.966, “A Quick One”. Muchos piensan que esta actuación saco de la pista (nunca mejor dicho) a los Stones, empezando por ellos mismos, que se plantearon regrabar su actuación (yo no comparto esa opinión). TAJ MAHAL, que no consiguió por las prisas permiso de trabajo y hubo de actuar casi de incógnito, presentó un fibroso “Ain´t That A Lot Of Love” (perteneciente a su elepé del mismo año “The Nach´t Blues”). MARIANNE FAITHFULL, sentada y vestida de oscura y enigmática princesa interpreta la que sería cara b de su single “Sister Morphine”, “Something Better” de Barry Mann y Jerry Goffin.
THE DIRTY MAC (nombre que hacía parodia de unos recientes Fleetwood Mac), es la mayor aportación de este documento para la leyenda. Se trata de un supergrupo formado por John Lennon, Eric Clapton, Keith Richards (al que se le iba un color y le venía otro) como bajista y Mitch Mitchell de la Jimi Hendrix Experience a la batería. Interpretaron el “Yer Blues” del álbum blanco de los Beatles, con la increíble aportación a la guitarra de un Clapton en plena forma. Yoko Ono hace más o menos lo de siempre, se echa una manta y se coloca en el suelo junto a Lennon. Para el siguiente tema el absurdo alcanza cimas memorables, Dirty Mac inician una improvisación básica de r´n´b a la que se suman el despistado violinista clásico IVRY GITLIS (Brian Jones lo conoció en Paris y se empeñó, en aquellos sus peores momentos, en invitarle aunque no pegase ni con cola) y YOKO ONO, limitándose ésta a chillarle al micro sin asomo de piedad.
Después Lennon dice “and now…” y comienza la actuación de los Rolling Stones. Su selección es estupenda: el single “Jumping Jack Flash”; “Parachute Woman”, “No Expectations”, un incendiario “Sympathy For The Devil" y “Salt Of The Earth” (con todos cantando sobre la grabación de la música) del esencial “Beggars Banquet” y “You can´t Always Get What You Want”, tema de la misma época que se incluirá el año siguiente en “Let It Bleed”. A mí esa actuación me encanta, refleja perfectamente a los Stones de esa época, el inicio de la etapa Jimmy Miller, la mejor. Ahí están Nicky Hopkins al piano y Rocky Dijon a las congas y maracas, Mick evolucionando poseído por aquel escenario en forma de T, o la slide y la sonrisa infantil de un ojeroso Brian Jones en su última aparición con los Rolling Stones. Como dice Townsend, las circunstancias han hecho de él prácticamente un documental, el retrato de un momento muy concreto congelado durante veinticinco años. Qué queréis que os diga, a mí me gusta revisarlo de vez en cuando.
Como extras, la edición DVD incluye una interesante entrevista en la actualidad con Pete Townsend, tres cortes inéditos de Taj Mahal (“Checkin Up On My Baby”, “Leaving Trunk” y “Corinna”), la actuación del pianista clásico Julius Katchen, tomas de The Dirty Mac, una extensa galería de fotos y una interesante remezcla en vídeo de “Sympathy For The Devil” a cargo de Fatboy Slim.
* Algunos datos, los más enjundiosos me temo, pertenecen al libro de Stephen Davis “Rolling Stones. Los Viejos Dioses Nunca Mueren”.
22 diciembre 2005
Psss es la respuesta
En la cafetería me pregunta el camarero qué me parece lo de Alonso, “¿el ministro?”, “no hombre, Alonso, que ha fichado por McLaren”. Contesto que me parece bien, pero no parece la respuesta correcta, se va. Cuando vuelve al mostrador, intrigado, le pregunto qué le parece a él: “Psss” es la respuesta. Seguiremos investigando. Al salir saludo a un conocido, quizá antiguo amigo, con el que casi tropiezo, ¿un saludo reverdecido?, puede. A lo mejor a partir de ahora la primavera se instala entre ambos y nuestros saludos, embreados de navidad, se tornan calurosos, puede que hasta me pregunte si me sigue gustando la música. Posteriormente se irá secando. En eso consisten los saludos con gente con la que nunca has hablado o hace ciento cincuenta años que no lo haces: como hojas de un árbol caprichoso, se secan o reverdecen al albur de absurdas coincidencias: encuentros fugaces mientras el semáforo se pone en verde para los peatones, en la caja del supermercado si no han logrado esquivarse antes o sacando entradas para un concierto (esta es de broma).
Un repartidor trae un envío y sin que nadie le invite a entrar vuela hacia el interior de la oficina, se coloca junto a la silla que ocupo (invade mis dos metros más íntimos impunemente), teclea algo en una especie de móvil antiguo y me lo tiende con un gesto seco para que firme, está deseando que le pregunte dónde, pero acierto a estampar mi firma en el espacio metálico, consiguiendo que se vaya relativamente frustrado (lo reconozco, momento feliz de la mañana). Después de ver “Chicago” el día anterior pensé que se trataba de una coreografía.El primer ministro iraní (no diré que le da un aire a Llamazares para que nadie se moleste) ha prohibido toda música occidental en su país, salvo Richard Clayderman (que por lo visto existe, yo lo achacaba a una pesadilla de mi niñez). ¿Cuál será la actitud de la Comunidad Internacional ante tamaña barbarie?. Me temo que psss es la respuesta.
Un repartidor trae un envío y sin que nadie le invite a entrar vuela hacia el interior de la oficina, se coloca junto a la silla que ocupo (invade mis dos metros más íntimos impunemente), teclea algo en una especie de móvil antiguo y me lo tiende con un gesto seco para que firme, está deseando que le pregunte dónde, pero acierto a estampar mi firma en el espacio metálico, consiguiendo que se vaya relativamente frustrado (lo reconozco, momento feliz de la mañana). Después de ver “Chicago” el día anterior pensé que se trataba de una coreografía.El primer ministro iraní (no diré que le da un aire a Llamazares para que nadie se moleste) ha prohibido toda música occidental en su país, salvo Richard Clayderman (que por lo visto existe, yo lo achacaba a una pesadilla de mi niñez). ¿Cuál será la actitud de la Comunidad Internacional ante tamaña barbarie?. Me temo que psss es la respuesta.
11 diciembre 2005
AMERICAN SPLENDOR (Berman, Pulcini, 2.003)
Siento escribir sobre una película estadounidense en el País de los Pensamientos Profundos, pero hoy he vuelto a ver, esta vez en DVD, el filme basado en la vida del funcionario Harvey Pekar, el tipo que se convirtió en un héroe de culto del cómic underground norteamericano de los setenta y ochenta escribiendo guiones basados en su vida diaria, inicialmente ilustrados por Robert Crumb. Aún no he leído ninguno de ellos (desconozco si están editados aquí), pero la película me parece un absoluto hallazgo. Su forma de alternar los personajes e imágenes reales, los actores (el gran Paul Giamatti, mi segundo actor secundario favorito, aquí un gran protagonista), y las viñetas de cómic, transmiten asombrosamente la sensación de estar simultáneamente leyendo las historietas y viviendo la historia de Pekar; permiten entrar y salir de su mundo, distanciarse y acomodarse dentro de sus peripecias. Globalmente acaba ofreciendo un ajustado retrato de la vida tal cual es: absurda, gris, emocionante, dura, alegre, dramática, desesperante. Reflexiona sobre sus convenciones y limitaciones, sus trampas y esas oportunidades que proporcionan chispazos de felicidad. Por otra parte, la música es fenomenal, haciendo convivir a Pretenders y Clash con Coltrane, Gillespie, la banda de Robert Crumb y Marvin Gaye.
La edición DVD no es demasiado generosa en extras, pero contiene un impagable reportaje de la presentación de la cinta en el Festival de Cannes (donde recibió el premio de la crítica internacional) y las sensaciones del auténtico Harvey y familia, en su primer viaje a Europa.
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juanfran molina cine
08 diciembre 2005
JOSÉ IGNACIO LAPIDO – DIRECTO INDUSTRIAL COPERA (GRANADA)
Como aventurábamos ayer… o sea, el día del concierto de Motril, esta gira se está consolidando como la mejor de José Ignacio Lapido en su carrera en solitario, y muy cerquita de los momentos más inspirados en la tablas de 091. Todo lo apuntado en Motril se ha visto cumplido con creces, los vacíos han sido debidamente cubiertos, los detalles han aflorado en todo su esplendor. Jugando en casa y con un mes rodando repertorio, el grupo ha sonado crujiente, fluido, brillante, desinhibido; las guitarras conectaron, los teclados aparecieron; de los temas se desprende algo rabioso, relampagueante. Fraseos stonianos, reflejos sureños, afilados resabios de blues, inmediatez clashica. El cambio en la batería se nota, Popi está correctísimo aunque menos contundente que Lomas, que tampoco lo era en exceso, y espero que la reciente deserción del bajista no suponga un lastre para esta buenísima banda de rock`n`roll (al menos tocará en Toledo y Madrid). El hombre del traje gris aprieta los dientes con tino, mientras su Gibson SG de veinticinco años le sonríe más que nunca. La potencia desplegada tuvo el pero de sonar un pelín fuerte, sobre todo los teclados reverberantes (la obsesión de que el órgano se difumine tiene esas cosas). “Sigo Esperando” explotó en todo su colorido, y puede alcanzar un carisma parecido al de “Espejismo nº8”. El inicio de batería de ésta parecía anunciar más bien “Janie Jones”, después, como siempre, los demoledores riffs de guitarra, las entradas y salidas de “Baby Please Don´t Go”, y ese mítico conjuro blues, bien, bien engrasado (¡grabación ya!). A destacar también esos coros a tres voces (“Bellas Mentiras”, “Por sus Heridas”…). La mano de Keith Richards sustituyó a la de Lapido en los comienzos de “Cuando las Palabras Vuelvan del Exilio” y “No Queda Nadie en la Ciudad” (para mí en su lectura más conveniente). “Zapatos de Piel de Caimán” volvió a sonar demasiado fuerte (Dios Mío, ¿quién dejó a Ramoncín acercarse a esta canción?). Celebro, por otra parte, la vuelta de un “En el Laberinto” sincopado en vez de la tralla de un mes atrás. Algo parecido sucedió con “Más Difícil Todavía”, aquí mucho mejor matizada. De los bises destaco el detalle de la interpretación a voz y piano de “Con la lluvia del Atardecer”, un tema que antes sólo había sonado dos veces acompañado de acústicas en momentos muy determinados, nunca en un concierto, y que es una valiente muestra de desnudez vocal de alguien muy poco amigo de hacerlo. Y, por último, los dos bises que nos debía desde aquel concierto motrileño, “Esta Noche” y “Qué Fue del Siglo XX”. Pocas bandas españolas suenan actualmente tan excitantes.
30 noviembre 2005
Especia Melange
Especia Melange, ese poderoso elixir de "Dune", dio nombre a mi programa de radio favorito, junto a "Rosa de Sanatorio" y "Caminando Sobre la Luna" (ambos de Radio 3 también), de todos los tiempos, de todos los millones de minutos que debo haber pasado escuchando radio. Cuando me planteé escribir acerca del programa pensé en documentarme, pero prefiero que no, esta bitácora se hace de ideas y ganas de escribir que surjan casi al vuelo. El otro día vi a Celia Montalbán (conductora del programa junto a Javier Gallego, a la sazón baterista de Dead Capo) en un programa de Localia TV. Al principio no la distinguí, jamás la había visto, pero el metal de su voz me alertó, me volví y allí estaba opinando en ese debate desenfadado y moderno de "T-Blog"; tiré del hilo y éste me llevó al blog que el programa le tiene asignado (http://blogs.prisacom.com/celia/index.php). Supongo que entonces recordé la preocupación por no perderme el programa en aquellos 2001 y 2002 (creo); las cintas de 90 recuperadas para al menos grabar 45 minutos si tenía que salir; su particular mundo de historias originales, sugerentes; sus geniales dramatizaciones de relatos propios y ajenos; o su novedosa y seductora manera de abordar la radio, la comunicación con el oyente.
En 2.002 alguien decidió suprimirlo de la programación, justo cuando les acababan de dar un premio en Italia (la ironía hispánica de siempre). Por suerte, aún podéis escuchar algunos programas sueltos, os lo recomiendo de todo corazón: https://archive.org/details/020528EspeciaMelangeMusical2completo/02-06-18+Especia+Melange+-+El+museo+de+los+sue%C3%B1os+(completo).mp3
Querido Franco
El pasado día 20 se cumplieron treinta años de la muerte de Franco. Hacía años que no pensaba en este tipo, y pensaba que era algo positivo. No sé si es por este aniverario redondo, pero creo que a mucha gente le conviene que esta conmemoración sea cada año recuerdo oportuno de tiempos peores. Es una forma de maniatar al ciudadano, si te quejas de algo alguien te dirá que antes se vivía peor y punto. Como diría Antonio Arias "en un loop mi energía". Todo se repite, no se puede avanzar.
Creo que el desarrollo del ciudadano pasa por ver a la clase política como sus representantes, personas en quienes delega, alguien en quien se deposita una confianza limitada para tratar de coseguir unos fines que para ser realmente tangibles deben tender a concretizarse. Sin embargo, sólo tenemos agoreros que se dedican a meternos miedo y pseudodemócratas que se arrogan el papel de salvadores; en vez de servidores de su pueblo, gente que saca los colmillos para mostrarnos la letra pequeña de lo hemos (o no) votado, para posteriormente echarnos su pesado brazo sobre los hombros, recordarnos que les debemos nuestra libertad, y susurrarnos: "esto es más complicado de lo que parece, necesitamos tiempo y confianza". (otra vez el loop : tiempo y confianza, tiempo y confianza...).
"Querido Franco", tienen que susurrar desde su almohada, al igual que todos los que anidan, se reproducen y habitan desde hace treinta años en los vericuetos del oscuro y abisal aparato burocrático que nos dejó el dictador: los que sacan oposiciones a la medida de alguien concreto, los que te insinúan que una plaza de empleo público está dada, los sonrientes practicantes del nepotismo, los maquilladores de cuentas o los que trafican todas las mañanas con información privilegiada. Ante los ojos fatalistas de un pueblo que acepta esa vieja ley no escrita (y generosamente aceptada por esos políticos a los que debemos nuestras libertad) de las prerrogativas y ventajas del poder, a cualquier escala.
Creo que el desarrollo del ciudadano pasa por ver a la clase política como sus representantes, personas en quienes delega, alguien en quien se deposita una confianza limitada para tratar de coseguir unos fines que para ser realmente tangibles deben tender a concretizarse. Sin embargo, sólo tenemos agoreros que se dedican a meternos miedo y pseudodemócratas que se arrogan el papel de salvadores; en vez de servidores de su pueblo, gente que saca los colmillos para mostrarnos la letra pequeña de lo hemos (o no) votado, para posteriormente echarnos su pesado brazo sobre los hombros, recordarnos que les debemos nuestra libertad, y susurrarnos: "esto es más complicado de lo que parece, necesitamos tiempo y confianza". (otra vez el loop : tiempo y confianza, tiempo y confianza...).
"Querido Franco", tienen que susurrar desde su almohada, al igual que todos los que anidan, se reproducen y habitan desde hace treinta años en los vericuetos del oscuro y abisal aparato burocrático que nos dejó el dictador: los que sacan oposiciones a la medida de alguien concreto, los que te insinúan que una plaza de empleo público está dada, los sonrientes practicantes del nepotismo, los maquilladores de cuentas o los que trafican todas las mañanas con información privilegiada. Ante los ojos fatalistas de un pueblo que acepta esa vieja ley no escrita (y generosamente aceptada por esos políticos a los que debemos nuestras libertad) de las prerrogativas y ventajas del poder, a cualquier escala.
26 noviembre 2005
La Edad de Oro (2)
Sí, ya sé que estoy demasiado televisivo (y eso que aún no he puesto mi lista de anuncios favoritos), pero comentar los especiales de La Edad de Oro que me da tiempo a ver, me permite vivir el espejismo de que vivo en un país donde sale buena música en la tele. Esta vez aparecieron actuaciones ofrecidas entre 1.984 y 1.985, clásicos puros, primera fila.
John Cale estuvo tremebundo, interpretó “Fear is a man´s best friend” (de “Fear”) y al piano “Leaving it up to you” (de “Helen of Troy”), excesivo en su interpretación y en la entrevista, llevándose el premio a Nihilista Absoluto de la Velada. De Lou Reed salieron dos temas de su concierto de Barcelona de la gira del “New Sensations” (“Down at the Arcade” y una coreada “Walk on the Wild Side”), por debajo del excelente "A night with Lou Reed" aunque contara con la misma formación, aquella del recordado Robert Quine y el inefable Fernando Saunders, creando con su bajo itinerarios alternativos para las canciones sin salirse del camino marcado. Elliot Murphy, sobrio y comunicativo, dejó en la entrevista una buena metáfora, al comparar las letras de una canción rock con la tabla que hace surf sobre las olas que son la música. Atacó un par de briosos temas en formato de trío, con Ernie Brooks y Tony Machine.
Por último apareció una mala pero interesante grabación de un directo londinense de Nick Cave & The Cavemen, al poco de dejar The Birthday Party y me imagino que meses antes de pasar a la denominación de Nick Cave & The Bad Seeds, en la inmediaciones de la grabación de “From Her To Eternity”, incluyendo su versión favorita de la época: “In the Guetto”.
JUANFRAN MOLINA
John Cale estuvo tremebundo, interpretó “Fear is a man´s best friend” (de “Fear”) y al piano “Leaving it up to you” (de “Helen of Troy”), excesivo en su interpretación y en la entrevista, llevándose el premio a Nihilista Absoluto de la Velada. De Lou Reed salieron dos temas de su concierto de Barcelona de la gira del “New Sensations” (“Down at the Arcade” y una coreada “Walk on the Wild Side”), por debajo del excelente "A night with Lou Reed" aunque contara con la misma formación, aquella del recordado Robert Quine y el inefable Fernando Saunders, creando con su bajo itinerarios alternativos para las canciones sin salirse del camino marcado. Elliot Murphy, sobrio y comunicativo, dejó en la entrevista una buena metáfora, al comparar las letras de una canción rock con la tabla que hace surf sobre las olas que son la música. Atacó un par de briosos temas en formato de trío, con Ernie Brooks y Tony Machine.
Por último apareció una mala pero interesante grabación de un directo londinense de Nick Cave & The Cavemen, al poco de dejar The Birthday Party y me imagino que meses antes de pasar a la denominación de Nick Cave & The Bad Seeds, en la inmediaciones de la grabación de “From Her To Eternity”, incluyendo su versión favorita de la época: “In the Guetto”.
JUANFRAN MOLINA
23 noviembre 2005
Caso Abierto (Cold Case)
Los que me conocen bien, saben de mi irremisible atracción por las series policíacas (he seguido series de madrugada que nadie se podría imaginar). Pero ésta creo que es diferente, a mí al menos consigue emocionarme en el 95% de los capítulos. Ante las muestras de agotamiento de "C.S.I.", me agarro a este producto de la factoria Bruckheimer como clavo ardiento. Me atrapa su poca acción, sus juegos de miradas, los silencios; el dramatismo y la ironía de la dura pero sensible Katryn Morris. La sensación de mirar frente a frente al pasado, el mágico reencuentro fugaz con él. Todo lo que pudo ser y no fue contenido en un segundo. La culpa, el arrepentimiento, la verdad, la liberación. Y, si en ese momento suena "Fade Into You" de Mazzy Star (sí, la que hacían Migala), puedo ahogarme en lágrimas. Como sabéis, se trata de una brigada dedicada a reabrir casos en su día archivados, cada episodio se dedica a un crimen antiguo y utiliza, con buena mano, música de la época para ambientarlo. Así se puede escuchar a gente como Parliament, el Elvis Costello de "Armed Forces" o a Johnny Cash durante todo un episodio (bueno, también puedes topar con Phil Collins). Lo echan sin delicadeza ninguna por la primera, muy tarde y varias veces por semana. Salud.
JUANFRAN MOLINA
JUANFRAN MOLINA
17 noviembre 2005
Bob Dylan en Estravagario
No estuvo mal del todo el programa de Javier Rioyo de esta semana, dedicado a la Figura de Bob Dylan. Las reflexiones de peso las puso Diego A. Manrique, que de paso dejó caer que la biografía de Eduardo Haro Ibars es indigerible. Benjamín Prado el toque del coleccionista con centenares de piratas de Dylan en sus estanterías, y Lara López, sin mucho que decir, aprovecho para hacer de inocente voz discordante y de paso presentar su libro. Hubo una selección de imágenes de "No direction home" el documental dirigido sobre Bobby por Martin Scorsese, y una entrevista al escritor argentino Rodrigo Fresán, encantado de conocerse y con un libro sobre las letras del de Duluth en preparación. Que siga la racha.
JUANFRAN MOLINA.
JUANFRAN MOLINA.
La Edad de Oro
Como todos sabéis, la 2 está reponiendo un programa musical y artístico que estuvo en antena entre 1.983 y 1.985, creo. La televisión pública del País del Buen Rollito, y con más intelectuales por metro cuadrado, repesca programas del pasado porque ya es incapaz de apostar por el presente, porque ya ha tirado definitivamente la toalla.
El programa-resumen de esta semana ha ofrecido momentos realmente históricos: Gabinete Caligari presentando su primer elepé después de una accidentada espera, los Coyotes interpretando un "Aquí estoy de nuevo" cargado de Swing, con Ulises Montero, que también tocaba con Gabinete, al saxo. Loquillo dando vueltas. La Frontera después de ganar el Villa de Madrid presentando su paleo-video-clip "Duelo al Sol". Además, una entrevista a El Hortelano; un reportaje sobre un pintor francés llamado Costa, encargado de joder con sus garabatos los anuncios del metro(lo mejor, el fondo musical del álbum debut de Violent Femmes); Los Rebeldes, con Aurelio Morata y su contrabajo, y los Zoquillos tocando música surf ramoniana, un banda que sólo grabó un single (el de "Nancy") y pasó a la historia porque su cantante (Pablo Selas) estaba enrollado con Alaska.
Es enternecedor ver a los rockers bailando con Los Rebeldes enarbolando banderas sudistas, teniendo que intervenir el cámara para poner orden. Paloma Chamorro, fumando como un carretero con el pelo cardado, preguntándole a La Frontera si se van a tomar en serio al grupo, y el punto de uno de ellos que felicita a Reagan por su reelección (la mejor provocación de la noche, con Paloma aguantándose las ganas de echarlo del Plató de un vanguardista puntapié). Todo el mundo tratando de parecer original, manteniendo una pose: los Gabinete bordes y artificiales, la Chamorro, siempre petulante, a la defensiva, el Segarra diciendo quinientas veces que quiere hartarse de ganar pasta, como tratando de escandalizar.
Y, sobre todo, la curiosidad histórica de la presencia de tres grupos, aún en el underground, que poco tiempo después serían superventas, cambiando notablemente de público, registro y actitud.
JUANFRAN MOLINA.
El programa-resumen de esta semana ha ofrecido momentos realmente históricos: Gabinete Caligari presentando su primer elepé después de una accidentada espera, los Coyotes interpretando un "Aquí estoy de nuevo" cargado de Swing, con Ulises Montero, que también tocaba con Gabinete, al saxo. Loquillo dando vueltas. La Frontera después de ganar el Villa de Madrid presentando su paleo-video-clip "Duelo al Sol". Además, una entrevista a El Hortelano; un reportaje sobre un pintor francés llamado Costa, encargado de joder con sus garabatos los anuncios del metro(lo mejor, el fondo musical del álbum debut de Violent Femmes); Los Rebeldes, con Aurelio Morata y su contrabajo, y los Zoquillos tocando música surf ramoniana, un banda que sólo grabó un single (el de "Nancy") y pasó a la historia porque su cantante (Pablo Selas) estaba enrollado con Alaska.
Es enternecedor ver a los rockers bailando con Los Rebeldes enarbolando banderas sudistas, teniendo que intervenir el cámara para poner orden. Paloma Chamorro, fumando como un carretero con el pelo cardado, preguntándole a La Frontera si se van a tomar en serio al grupo, y el punto de uno de ellos que felicita a Reagan por su reelección (la mejor provocación de la noche, con Paloma aguantándose las ganas de echarlo del Plató de un vanguardista puntapié). Todo el mundo tratando de parecer original, manteniendo una pose: los Gabinete bordes y artificiales, la Chamorro, siempre petulante, a la defensiva, el Segarra diciendo quinientas veces que quiere hartarse de ganar pasta, como tratando de escandalizar.
Y, sobre todo, la curiosidad histórica de la presencia de tres grupos, aún en el underground, que poco tiempo después serían superventas, cambiando notablemente de público, registro y actitud.
JUANFRAN MOLINA.
15 noviembre 2005
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