25 enero 2013

DURAN


“Eres demócrata y cristiano, eres un gusano”. Un día alguien le habló a Duran i LLeida de está canción de La Polla Records y no pudo resistir la tentación de buscarla en internet, la escuchó y una silenciosa obsesión se instaló en su augusta cabeza. Paseaba casi siempre cabizbajo, tarareando esa maldita tonada que le asaltaba en el momento más insospechado, con una mano ocultando sus labios disimuladamente (porque, ¿y si, tratándose de un político de primer orden supracatalán, supraespañol, casi supraeuropeo, a alguien de Telecinco le daba por capturarlo en vídeo y contratar a un lector de labios para hacer públicos sus pensamientos?). Como antídoto se decidió a cambiar lo de demócrata y cristiano por otras ideologías pero eso, lejos de ahuyentarla, la hacía más presente. Por eso en sus visitas a Madrid se trasladó a una suite del  Hotel Palace, quería provocar una reacción de choque, y lo consiguió. Ante el exceso y ostentosidad de esos salones para un servidor público, la canción, avergonzada, decidió retirarse discretamente para no ser continuamente rememorada por aquel cristiano pedante y altivo.

 

El democristiano abrió los brazos para dar gracias por su suite y su recobrada libertad de pensamiento, y procedió a limpiar sus gafas antes de tomar el desayuno. Luminosos tonos blancos y pastel le rodeaban como una caricia. En ese momento, sintiéndose en el exacto lugar que le correspondía en el mundo, descubrió que la pared le susurraba. Tembloroso, colocó las gafas de diseño sobre la mesa. Había encontrado su oráculo en el lugar más adecuado a su clase y distinción. Era, sin duda, la recompensa por ser el más democristiano de todos: liberal sin restricciones, defensor a ultranza de las tradiciones; católico impoluto, prácticamente inmaculado; personaje tibio y comprensivo, o remilgado y deslenguado, según los casos. Amante de la caridad queda y discreta antes que de la solidaridad. De las pequeñas concesiones antes que de las reformas en profundidad. De cambiar cositas aquí y allá para que todo permanezca igual. La pared consejera le hizo sentirse más poderoso e intocable. Ella le animó a jugar con medias verdades, a buscar rédito en los prejuicios y la xenofobia, a sacarse de vez en cuando la cruz del pecho para golpear y delirar, a ser injusto a sabiendas, a afilar el verbo; y a tomar aire para enfrentar el escándalo y la vergüenza personal y política con soberbia e irónica sonrisa.
 
 
 
Publicado en el nº151 de la revista de humor on line "El Estafador", dedicado a Duran i LLeida.

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