“Route 66” es, además de la denominación de la carretera
legendaria por excelencia de Estados Unidos (“la calle principal de América”) y
del nombre de una revista musical española, una de esas canciones míticas de la
historia del rocanrol. A pesar de ser concebida como una composición de jazz,
es poseedora de ese carisma melódico, esa genuina simplicidad, que la han hecho
perfectamente amoldable a cualquier estilo y punto de vista. Compuesta en 1.946
por un Bobby Troup (aquel músico y actor con asombroso parecido
físico con Liam Neeson), que la
empujaba con su piano hacia los terrenos del swing, su letra hace un sencillo recorrido por muchas de las
localidades por la que pasaba la mítica carretera, desde Chicago a Los Angeles.
El primero en grabarla y llevarla al éxito fue el canónico y eficiente Nat King Cole en 1.946. En 1.957 Louis Jordan & His Timpany Five
incidió en el swing e invitó al
rocanrol a la fiesta, abriendo el camino a las vertiginosas lecturas de The Brian Setzer Orchestra, incluida en
el álbum debut de 1.994 del proyecto del ex – Stray Cats; o a la endemoniada
revisión de 1.999 del gran Herman Brood,
acompañado para la ocasión por toda una Big Band. Por su parte, The Manhattan Transfer ahondaron en su cariz jazzístico, sostenido
con un halo de nocturnidad, en su versión de 1.982, apoyada en un cuarteto (la
primera de las dos que grabaron del tema) y aparecida en la banda sonora de la
película “Sharky’s machine”, que les valió un premio Grammy ese año. Chuck Berry cambió el talante de la
canción en 1.961 con su fraseo de guitarra y las teclas insistentes, abriendo
así el camino a decenas de interpretaciones por parte de novedosas formaciones
de R’n’b y garage durante la década
de los sesenta. Entre ellas destacan, cómo no, The Rolling Stones, que incluyeron “Route 66” en su primer elepé, en
1.964 o Them que la incorporaron
también en su debut, un año después.
En 1.974 unos debutantes tan
fulgurantes como Dr. Feelgood, la
incluyeron en la cara B de su mítico single “Roxette”. Jason & The Scorchers la convirtieron en balazo de rock and roll en su tercer trabajo,
“Still Standing” de 1.986 y, un año
después, Depeche Mode deciden deshidratarla y nos la ofrecen reestructurada desde su cuarto de las sombras. Ubicada en la cara B de “Behind the wheel”, fue la primera versión que publicaron los de
Essex. El apartado “chatarra” queda sobradamente cubierto con la versión con la
que ’68 Comeback cerraron su “A bridge to fuckin’ far” de 1.998. En
2.006, Yo La Tengo recopilaron algunas
de las versiones que solían hacer un día al año, interpretadas sobre la marcha
y al gusto del oyente, dentro del maratón benéfico de la emisora radiofónica de
New Jersey WMFU. En ese descacharrante experimento, “Route 66” encuentra un acomodo
absolutamente indie: los de Hoboken
siguen como pueden a una niña que recita la letra. Pero aun en esas
circunstancias, una composición tan redonda brilla. Ese mismo año un lobo
solitario como Legendary Tiger Man,
despoja la revisión que The Cramps
incluyeron en “Flame Job” de 1.994,
y la reconstruye minimalista y ansiosa como unos Suicide con solo una guitarra.
Respecto de las adaptaciones al
español destacan la eficacia de la realizada por el Pappo’s Blues del mítico guitarrista argentino Norberto Anibal “Pappo” en 1.995; la excelente en plan dúo acústico
de Santi Campillo y Miguel Bañon o la de esa especie de
The Manhattan Transfer latinos que son Los 3 de La Habana, aparecida en 2.012 en clave chachachá. Por otra parte, Los Rebeldes grabaron una memorable
revisión del original en formación de trío (Sorolla, Morata, Segarra), a mitad de los años ochenta.
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