No, no quiero que establezcas mecanismos.
No, no me hables de oportunidad.
No me muestres el escenario actual.
No relativices ni matices mi libertad.
No pisotees grandes palabras.
No diseñes hojas de ruta,
ni nos marques plazos, sine díe.
No apeles a mi paciencia:
ya no quiero ser sabio, por ser paciente y comprensivo.
No me cuentes más lo de tus competencias.
No acotes mi esperanza,
en los términos que disponga la ley.
Por favor, por favor, no actives medidas;
No nos empaquetes.
No plantees la necesidad de valorar
la posible puesta en marcha a corto plazo:
Me estoy durmiendo.
No me transmitas por los cauces debidos.
No regules mi voz, déjame hablar
antes de pasar a evaluar el impacto de mis palabras.
No suavices el gesto petrificado del comité.
No quiero ver tu baraja de propuestas;
no sonrías al separar tus manos, al mostrar tus mangas.
Suenas hueco en las distancias cortas,
Hueles a nada.
No emprendas acciones,
no remuevas, no promuevas,
no impulses actuaciones,
no toques nada.
Sólo quiero la verdad. De una vez.