19 abril 2011

EL TIQUE

Qué divertido la otra noche, ni te lo imaginas; qué frío hacía. Tiramos sin querer al contenedor de papel el tique…, sí el contenedor azul, el amarillo es el de los envases y el plástico. Pues eso, tiramos el tique sin darnos cuenta y al rato tuvimos que bajar a buscarlo para poder devolver la cafetera que compramos, esa que te dije. Qué frío hacía, yo hecha un desastre, en chándal y menos mal que me dio por ponerme los guantes, sosteniendo como podía la tapa, que pesa lo suyo, ¿eh?; y Luis encaramado, con un cabreo, ja, ja. Casi se tiene que meter dentro. Con una mano trasteando y con la otra alumbrando con la linterna, y yo: que como se te caiga la linterna vas a ver, je, je, sí…, y a mí que se me iban a congelar las manos. Al final lo encontró…. Sí, yo creo que tardamos más de un cuarto de hora. Y yo allí toda cortada, ja, ja, con una cola de catorce o quince sin techo de esos, esperando para rebuscar lo que fuera para taparse. Ja, ja, esos sí que tenían frío… No, no, a ninguno se le ocurrió ayudarme a sostener la tapa, todos allí callados, murmurando… No, no me decían nada… No, no me dio miedo, estaba tan obsesionada con lo del tique que ni caí en que podían ser peligrosos… La policía pasó un par de veces pero no decían nada. Ja, ja, yo le decía a Luis: seguro que piensan que hay un pordiosero en el contenedor… Ja, ja, y él mandándome a callar, siempre tan mirado. Sí, esos van a su aire, medio borrachos siempre, ja, ja. Mejor para el frío… Vale, te llamo, hasta pronto… Yo también te quiero mamá.