En 1.998 aparece “El apóstol de la lujuria” (Avispa),
con la imagen de la miniatura “Sátiro” del Museo Arqueológico Nacional de
Atenas en la portada. Rubén Mol (ex
de The Amateurs o Los Más Turbados) se sienta a la
batería. Se tiende a las canciones más directas, airadas y endurecidas (“He regresado”, “Saber vivir”). “Un cuchillo que se llama educación” parece un cruce entre “Con la niebla” y un filme de cine negro. Jorge reconoce que escuchó
mucha música de películas antiguas para grabar este disco, y se nota (en las
inapelables “El lobo malo del bosque”
y “El Ángel”, e incluso en el
inspirado chispazo pop de “¡Cuánta belleza!”). “Jesusito de mi vida”
(ojo a la letra) encuentra acomodo en ese sonido grunge que le influyó durante esa etapa, y la irónica “He decidido comportarme”, en referencias más setenteras. “Todos somos traidores” (tema favorito
de Jorge) es el medio tiempo que este suele reservarse: evocador, tenue, fatal.
Curiosa la incorporación del rocanrol “Perjudicial”, inesperada fuga de dos minutos proveniente de 1.981 y
recuperado para la ocasión, que cuela su desparpajo entre este intrincado bosque
de electricidad, aunque se dice que muchas canciones fueron grabadas en las
primeras tomas.
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Cómic del dibujante Francisco Peña inspirado en el tema "El ángel" de Ilegales |
Pasan cuatro años hasta volver a saber de Jorge musicalmente hablando. A
través de Santo Grial aparece su
segundo directo, “El día que cumplimos veinte años” (2.002). Para celebrar ese aniversario reúne a todos los
músicos que pasaron por Ilegales, salvo Iñigo
Ayestarán (fallecido en 1.988) y David
Alonso, la primera formación del grupo. El concierto se celebra ante quince
mil personas en la plaza de la Catedral de Oviedo, el 9 de septiembre de 2.002.
El sonido es inmejorable, y el grupo, con la definitiva vuelta de Belaustegui a la batería, no puede
estar en mejor forma.
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