10 marzo 2006
MATCH POINT (Woody Allen, 2.005)
Si hubiese visto esta película sin saber quién la dirige jamás me hubiese imaginado que se trataba de Woody Allen. A toro pasado, puedo ver rastros suyos en la naturalidad y agilidad de los diálogos, o en el fascinante halo de cotidianidad que envuelve todo. No hay estridencias ni impostaciones. El protagonista es un trepa, pero afortunadamente desprovisto de los tics de siempre, lo que lo hace mucho más inquietante, por cercano y tangible. No se explotan razones manidas que expliquen su amoralidad a la hora de afrontar el partido de la vida, no se hace preciso cargar las tintas sobre su carácter o circunstancias; pero sí se le opone la mayor honestidad de la otra candidata a un mundo nuevo de riqueza: una aspirante a actriz que llega a Londres desde un lugar tan distante como Boulder (Colorado), a la sazón lugar de nacimiento de John Fante, interpretada por Scarlett Johanson. Woody Allen no conduce al espectador de la mano por la trillada senda del maniqueísmo, simplemente le ofrece unos hechos perfectamente creíbles. Se trata de auscultar a ese ciudadano medio, silenciosamente ambicioso, que se deja querer explotando sus cualidades; calculador pero humano, eminentemente cobarde y egoísta hasta la crueldad, angustiado ante el riesgo y la pérdida, pero capaz de, como se dice en algún momento del filme, guardar la conciencia bajo la alfombra. Alguien que alcanza el estatus de cierta clase alta empresarial inglesa: sus inmensos privilegios y comodidades, su vida culta, interesante, siempre equilibrada. La mezquindad del protagonista, nos dice Allen, incluso su frialdad, es de la misma pasta que la de millones de personas. En parte, ese tipo (Jonathan Rhys-Meyers) tiene mucho de espejo. El argumento es típico, y la historia desde el primer minuto apunta a un desenlace. A pesar de la excelente factura de la película, de su ritmo, sin un golpe maestro hubiera quedado chapoteando en mitad de sus aspiraciones como cierto tipo de telefilmes de suspense o ese cine español de culpas, redenciones y derrotas. Ese golpe se produce (genial la metáfora tenística) y, aparte de sorprendernos (cumpliendo con el cometido del guión), nos deja el retroceso del primer efecto. Nos hace plantearnos finalmente hasta qué punto la suerte y la casualidad, determinan nuestro destino.
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3 comentarios :
En el cine donde la vi, cuando el anillo choca contra la baranda se oyó a parte del público frotándose las manos.
Hay quien dice que vaya por dios, que este hombre se repite y que "Match Point" no es más que un refrito de "Delitos y faltas"; por mi parte, creo que "Match Point" es mejor, mucho más redonda como conjunto. Quizá una de las mejores de este tío.
Ah, un método muy fiable de averiguar si una película es de Woody Allen: los títulos de crédito. Y no me refiero al momento en que aparece eso de "Written and directed by Woody Allen", sino a la fuente de letra y, sobre todo, al sonido analógico de los viejos vinilos, habitualmente jazz y en este caso ópera.
Tomo nota. Lo de "Delitos y faltas" lo he leído más de un vez, yo aún no la he visto
No la he visto. Pero tal como la ponéis...habrá que hacerlo.
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