Teatro Calderón de la Barca, Motril (24-11-06)
Quique González es un compositor prolífico y por lo general inspirado, entregado y natural, capaz de ofrecer más de hora y media de concierto acústico de cambiante repertorio donde muchos apenas pasarían de la hora. Cuenta en su haber con el suficiente número de buenas canciones como para tenerlo muy en cuenta y se trata de uno de esos autores que generan complicidad e invariablemente van sumando público, a un ritmo que se acrecentará a medida que su compañía se porte decentemente con él. Eminentemente narrativo, sus textos se alimentan de sentimientos y referencias a partes iguales, no caen en saco roto. En su sonido y musicalidad se sientan a la mesa junto al madrileño Tom Petty y Jackson Browne, con Neil Young y Bob Dylan apareciendo de vez en cuando a fumar un cigarrillo y Carole King y James Taylor invitados ocasionalmente a tomar café. En su presentación en solitario en Motril (guitarra acústica, puntual armónica con su soporte, y todo un piano a su disposición), anduvo algo frío en un primer momento, interpretando a la guitarra “Arañazos De Piel Roja”. Pronto quiso conectar con su público anunciando que no traía lista y que aceptaba peticiones. Gestos como éste son muy apreciados entre el fiel seguidor, que se tira toda la velada pidiendo temas, hasta cuando el artista desaparece para no volver más, pero determinan el devenir de la actuación: lo que se gana en cercanía, con tanta pausa, se pierde a la hora de lograr el ritmo y clima adecuados, quedando finalmente la noche lastrada por exceso de interrupciones. En este caso, las ganas de complacer de Quique (cosa que le honra) hicieron que tuviese que dejar “7/11” al poco de empezarla por no recordar la letra y que cantase “Discos De Antes” enjaretando partes del texto como podía hasta completarla a duras penas. Creo que estuvo mejor con la guitarra (“Se Nos Iba La Vida”, “La Ciudad del Viento”) que al piano. Su limitada destreza con éste, propició que temas como “Pequeño Rock´n´roll” o “Hotel Los Angeles” quedasen pobres, como retenidos sin la intensidad que le podría haber insuflado un pianista más avezado; aunque otros más íntimos los clavó (“Reloj De Plata”, “Calles de Madrid” o la despedida con “Aunque tú no lo sepas”). Y es que, en muchas ocasiones las lecturas desnudas de los temas ofrecen las claves de la esencia de las canciones, su verdadera naturaleza, algo especial que se diluye con una banda o un acompañamiento más prolijo; pero otras simplemente muestran el punto de partida, el esquema compositivo, el molde con el que se trabaja, tendiendo a la monotonía cuando los repertorios remiten a un patrón muy similar, algo que aquí aconteció más de lo necesario. Algunos de estos temas piden mayor pericia instrumental o al menos un músico más a la hora de afrontarlos en acústico.
Publicado en el nº 234 de la revista Ruta 66.
2 comentarios :
soy una chilena seguidora de quique
lo conoci gracias a su participacion en la banda sonora de "mujeres infieles" una pelicula chilena, estaba en el cine cuado en la intro se escucha de fondo pequeño rock and roll, la veradad desde ese momento quede fascinada con su musica , lastima que aca no venden sus discos, gracias a dios existe internet
saludos!
Gran disco el "Ajuste de Cuentas" de Quique. Parece que por fin se empieza a reconocer su trabajo. A ver qué tal le va con DRO Y Lat Tour International...
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