16 noviembre 2012

EL TEATRO MÁS GRANDE DEL MUNDO

Fue en el centro de una capital europea, la fachada de un teatro lucía majestuosa, perfectamente iluminada. Paco respiró hondo y apretó la mano de su pareja. Una vez dentro del restaurante, tras finalizar su paseo, hubo de encerrarse en el baño para gritar su emoción ante el aguijonazo de una gran idea. De vuelta a España fue creciendo kilómetro a kilómetro hasta llegar a su pueblo siendo su alcalde y un político de renombre provincial, dejando atrás al pequeño turista sonriente. La idea consistía en construir un gran teatro en su localidad, a pesar de contar ésta con poco más de mil habitantes. Convenció durante un almuerzo a sus concejales y otros jerifaltes del partido, y el proyecto se fue concretando en sucesivos ágapes. La fachada era su obsesión, imponente, gloriosa; toda una aparición de belleza clásica a dos calles de la carretera general y la gasolinera. Una vez tuvieron los distintos presupuestos en sus manos, calcularon el momento de inicio de las obras para que terminasen con el tiempo justo para inaugurar el teatro antes de la fecha de convocatoria de elecciones. Sin embargo, durante el proceso, a Paco comenzaron a presionarle desde altas esferas por todas las cosas que el partido rival construía en la poblaciones cercanas, así que, ni corto ni perezoso, puso otra gran idea sobre el mantel del restaurante en un almuerzo del partido: El Teatro Más Grande del Mundo. Como había dinero y las obras iban a un ritmo rapidísimo, Paco consiguió aumentar el proyecto y multiplicar las licitaciones con la inclusión en el mismo complejo de dos pistas de paddle y una de fútbol sala, un gimnasio, un restaurante, un centro de interpretación de la cultura ancestral del pueblo, dos plantas de aparcamientos en los sótanos, y un coqueto hotel de cinco estrellas que realzase el aspecto rural y diferencial de la zona. Todo contenido en la grandeza de la luminosa fachada, por supuesto. Un par de años después, los analistas llegaron a la conclusión de que los habitantes de aquel pueblo habían vivido muy por encima de sus posibilidades.
 
 
 
Publicado en el nº141 de la revista de humor on line "El Estafador", dedicado a las obras públicas absurdas.

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