Diego A. Manrique
“Jinetes en la tormenta” (Espasa, 2.013)
A estas alturas no caben dudas acerca del ascendiente
y peso específico de Diego A. Manrique dentro de la prensa musical
española. Por lo que, ahora que el mercado de libros musicales parece animarse
por aquí, resulta de lo más pertinente la aparición de esta colección de
textos. Es una compilación sustanciosa aunque limitada: se trata de escritos
publicados en El País durante los cinco
años anteriores a la preparación de “Jinetes
en la tormenta”. Se echa de menos, desde luego, una edición que cubra un
arco temporal más extenso, con artículos, reportajes o entrevistas nacidos en momentos
más bullentes y cruciales, pero todo llegara, supongo. La presencia tanto de
índice onomástico como de música se agradece, en contraposición a una portada
que no le hace justicia y a un papel de escasa calidad.
De cualquier forma su lectura es, desde el
sorprendente prólogo, una aventura absorbente. Un jugoso festín de datos,
anécdotas, análisis, teorías y explicaciones, servido por alguien que siempre
va un paso más allá en el conocimiento y la reflexión; mostrándose incómodo en
las estrechuras, permanentemente insatisfecho ante las versiones oficiales y
las primeras impresiones. Tendente a rascar, a poner en tela de juicio aquello
que no le cuadra, sin miedo a ser en ocasiones la voz discordante. Dueño, sin
necesidad de ser un crítico desdeñoso, de una actitud nada complaciente gracias
a un criterio sólido, algo más que necesario para aguantar los despiadados embates
de la actualidad.
Dividido en seis bloques más o menos
temáticos, el libro acoge noventa textos, encabezados por una introducción
aclaratoria o complementaria, que definen el tema desarrollado o lo enfocan
desde planos poco transitados. Este volumen descubre, incluso para los
conocedores de muchos de estos escritos, una visión global de la música que
nunca cesa de nutrirse, el pensamiento de un crítico sin uniforme y de largo
recorrido (no solo temporal) que ha sabido evitar la luz cegadora de modernidades
sobrevenidas para ser conductor en su propio camino; bien ubicado en su doble
papel de investigador y francotirador. “Jinetes en la tormenta” recopila
artículos, recuerdos, reseñas, semblanzas, sentidos obituarios, ajustados
retratos; desmonta teorías y mitos, o los confronta y relativiza; se interna en
viñetas de la historia de la música (convenientemente contextualizadas) o
recupera entrevistas a través de las cuales acompañamos al incisivo entrevistador-narrador
en sus vivencias y en su ejercicio de observación.
Manrique toma los artistas y temáticas a
abordar individualmente, los saca del pelotón, limpia las capas de lugar común
y pasa a escrutarlos pacientemente. Punzante llegado el caso, suficientemente
irónico y mordaz, sus opiniones no viajan corriente abajo (no es un crítico a
una época pegado) ni toman el atajo negativo de ensalzar echando a otros por
tierra. Lo mejor de todo: no cae en el paternalismo.
Escritor ameno y directo, en Diego A. Manrique
la metáfora es herramienta más que adorno, ofrece soluciones, es la pértiga que
agiliza y reduce distancias. Sitúa y subraya la idea dentro de una prosa clara
y fluida, ajena a cualquier tentación de autobombo literario; conocedora de los
secretos de la concreción y el resumen concluyente. La suya es una pluma
acogedora, analítica, pero nunca fría y distante. Discurre rigurosa, dentro de
una actitud tan didáctica como entusiasta. Narrar es saber contar, domar la
dispersión, atraer la atención del lector hacia lo que se quiere decir. Y aquí
el lector se deja llevar sabiendo que no se va a perder por vericuetos, que el
periodista no va a insinuarle a cada párrafo lo docto que es y lo complejo del
tema que toca; antes al contrario, le invita a leer como si escuchara, de
manera cómplice y atractiva, una apasionante historia que desembocará en la
recepción de la información precisa.