Y entonces vives, aciertas, te equivocas, te caes, a
lo mejor te levantas, eres feliz a ratos, te frustras, consigues algunas cosas,
pierdes otras y sigues hacia delante sin saber realmente que toda tu peripecia
vital es peor que la de la mayoría de las regiones de España, porque tu
Comunidad Autónoma está atrasada y tú también, por supuesto. Debes aceptarlo,
no te queda otra (quizá asentir y resultar simpático y ocurrente). Y Educas a
tu hijo, juegas con él, le inculcas cosas, pero no sirve de nada en términos de
estigmatización: con un poco de suerte en muchos lugares de España lo miraran
con cierta condescendencia por proceder de una tierra de vagos y subsidiados y,
si resulta ser un genio o un trabajador desbocado, le colocarán la mano en el
hombro y le dirán: “Eres la excepción que confirma la regla”. Y tu rendimiento
en el trabajo, y tu dedicación a tu empresa, y tu doctorado, y tu experiencia, y
tu capacidad de amar, y tus vivencias e inquietudes son de segunda clase.
Por eso, cuando vas a Cataluña desde Granada,
alguien aconseja a tus anfitriones que te enseñen la nieve, que seguramente no
habrás visto en tu vida; por eso, un tipo proveniente de un pequeño pueblo de
Castilla-La Mancha le responde a tu hijo, cuando este le pregunta si es
también de Granada, que él no, que él es europeo, joder (y luego viene y te lo
cuenta, esperando que tú también le veas la gracias); por eso, tus amigos del
norte te avisan, sonrisa en ristre, que en cuanto a vascos y a navarros les dé
por plantar olivos en serio, lo de aquí abajo se va a acabar, y luego siguen
llenando sus copas tal cual. Por eso, ante cualquier accidente o tragedia que
ocurre en otros sitios se analizan las razones, y cuando pasan aquí el
principal motivo siempre es el mismo. Por eso, alguien de allá arriba espera
junto a ti a que el semáforo se ponga en verde y, al ver a la gente cruzar en
rojo, dice que eso allá es impensable; y por eso también, otro alguien de allá
arriba espera junto a ti para cruzar el mismo semáforo y, ante el hecho de que
nadie cruce en rojo, señala lo tranquila que es la gente aquí y las pocas prisas
y preocupaciones que parecen tener. Por eso, si unos trabajadores en Jaén ponen
pegas para descargar (es un momentito, ostia tú) un camión a las tres de la
tarde son un perros, y allá arriba, si se niegan, es que defienden sus
derechos, que menudos son ellos. Por eso una ex – ministra del PP da pábulo a
no sé qué teoría y se atreve a señalar, tan pancha, dos años de retraso en los
escolares andaluces respecto de los de otras comunidades.
Por eso, muchos andaluces agachan la cabeza
avergonzados de que el PSOE lleve tantos años gobernando en Andalucía, con lo
necesario que es un giro en las políticas de empleo a todos los niveles, y con
lo corruptos que son. Por eso, muchos andaluces agachan la cabeza avergonzados
porque haya ganado el PP en alguna ocasión, o porque gobierne en tantas
alcaldías, con lo necesarias que son las políticas sociales en nuestra tierra y
lo corruptos que son. Por eso, muchos andaluces agachan la cabeza avergonzados
porque Podemos no haya arrasado, con lo que los necesita una tierra como la
nuestra, coño, que su líder más graciosete hasta grabó un vídeo cuando vino a
hacer campaña, imitando el acento gaditano. Por eso, muchos andaluces agachan
la cabeza avergonzados porque Podemos ha ganado en Cádiz, con el paro que hay,
y la falta que hacen políticas que faciliten el empleo. Por eso…
Y, precisamente por eso, lo más sano es seguir
nuestro camino, ser como nos dé la real gana, pero siempre autocríticos, justos,
solidarios, exigentes con nosotros mismos y hacer oídos sordos a toda la sarta
de prejuicios de siempre. Aunque no estaría de más recordar, tanto al que
saquea nuestros recursos y hace un daño difícilmente reparable a nuestra
credibilidad, como a quienes se dedican a hacer política desde ideas
preconcebidas que poco nos van a beneficiar como Comunidad.
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