10-03-1967:
Fecha de publicación del primer elepé para Atlantic de Aretha Franklin, “I
never loved a man the way I love you”, producido por Jerry Wexler (el hombre
que, entre otras muchas cosas, puso en circulación el término “Rhythm and Blues”). Tras seis
años en el sello Columbia con un solo single
en el top 40 de las listas de R&B, y muchos elepés sin llegar a ninguna
parte ni encontrarse como intérprete, cuando a finales de 1966 expiró su
contrato, aceptó la oferta de Wexler para incorporarse al elenco de Atlantic, a
cambio de 30.000 dólares. Los directivos de Columbia, que la había fichado en
1960, no acertaron con la línea musical a seguir por la artista; empeñándose,
ora en convertirla en una nueva Dinah Washington, ora en transformarla en afable
cantante de pop convencional, en contra del criterio de su descubridor, John
Hammond. A partir de este primer disco en su nueva compañía, Aretha Franklin
liberó por fin ese caudal de inigualable cantante de R&B y soul que había
estado tan constreñido en la etapa anterior.
La
primera decisión de Wexler (el hombre que, sin duda, mejor conectó con ella
musicalmente) y su equipo tras el fichaje, fue llevarla a los estudios FAME de
Muscle Shoals, en Alabama, con el fin de sumergirla en el ambiente sonoro adecuado
para reencontrarla con el R&B más libre y enérgico. Allí trabajó con
aquella increíble sección rítmica sureña de músicos blancos formada por Dewey
Spooner Oldham (piano), Jimmy Johnson (guitarra), Tommy Cogbill (bajo) y Roger
Hawkins (batería). Tras la mágica sesión que incluyó la grabación completa del tema “I never loved a man (the way I love you)”, y de una parte de “Do right woman, do right man” (dos canciones definitorias de la altura e irresistible exuberancia
de lo que tenían entre manos), una discusión entre su marido y mánager, el
ínclito Ted White, y alguno de los músicos (dicen que la disputa fue espoleada por
los problemas del atildado Ted para confraternizar con aquellos músicos
blancos, a los que consideraba unos paletos), dio al traste con el resto de las
sesiones la noche de aquel primer día de trabajo, decidiéndose continuar con la
grabación en los estudios de Atlantic en Nueva York, llevándose, eso sí, a los
músicos de FAME. El primer sencillo del elepé, con los dos temas mencionados,
llegó al nº1 de las listas de R&B y estuvo entre los diez primeros puestos
de las de pop, superando el millón de copias vendidas en pocas semanas. El
álbum corrió una suerte similar, fue disco de oro y llegó a lo más alto de las
listas antes mencionadas.
Disco
clave de la historia de la música soul, incluye temas de la rotundidad e
incandescencia de “Save me” (compuesto por Aretha, su hermana Carolyn y King
Curtis) y revisiones expuestas a una nueva temperatura, tanto de Ray Charles
(el single de 1956 “Drown in my own tears” compuesto por Henry Glover) como de
Sam Cooke (“Good times” y la inconmensurable “A change is gonna come”). Pero,
hay más…
El
disco contiene su famosa lectura del “Respect” de Otis Redding, probablemente
la interpretación más popular de su carrera. La idea de la versión surgió a
principios de ese mismo año, cuando Redding bromeó con ella a cuenta del éxito
que estaba teniendo él con su versión de “Try a little tenderness”, un tema que
ella había grabado para Columbia en 1962 sin ningún tipo de
repercusión. Una Aretha espoleada, le aseguró que haría uno de sus temas, cambiándolo
tanto, que ni él mismo sería capaz de reconocerlo. La grabación se realizó en
los estudios de Atlantic en Nueva York el 14 de febrero de ese mágico 1967
(probablemente su año de mayor popularidad), con sus hermanas Carolyn y Erma en
los coros, los músicos de sesión venidos desde Muscle Shoals y el gran King
Curtis al saxo; con Wexler tras los controles, claro. El resultado fue una
interpretación en la que Aretha imprime todo su carácter a la canción, dándole
la vuelta, dotándola de intención, poder sexual y un nuevo significado cargado
de dignidad y orgullo, muy al estilo de Bessie Smith. No en vano, al igual que
hiciera aquella tarde en Muscle Shoals, ella misma dirigió las operaciones
desde un piano (instrumento que había aprendido a tocar de niña prácticamente
de forma autodidacta) que atacó de forma enérgica y sin contemplaciones,
mientras los demás seguían la senda que ella marcaba meridianamente, destacando
el solo central de Curtis. El verso “sock it to me!” (“¡dame caña!”), fue
añadido por ella con la ayuda de Carolyn. Y parte de otro verso de su versión, “Take care, TCB”, las
siglas (Take care of business) que vienen a significar “dedícate a lo tuyo”, enmarcaban
el famoso colgante del rayo que Elvis Presley lució desde los primeros años
setenta. El single, segundo del elepé, superó la repercusión del primero, llegando
al nº1 en listas de rhythm and blues y pop, y vendiendo también más un millón
de copias. En aquel 1967 el impacto del tema (prácticamente un himno) simbolizó
tanto la lucha de la población negra por su identidad y derechos, como la de las
mujeres. Un irresistible e inapelable grito de reafirmación y exigencia de
respeto por parte de una mujer convertida de puertas para afuera en modelo de
autosuficiencia y orgullo; y que, sin embargo, padecía la violencia de su
marido. Cuando Otis Redding escuchó la versión le reconoció a Jerry Wexler: “He
perdido mi canción. Esta chica me la ha robado”.
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