14 marzo 2019

14 DE MARZO EFEMÉRIDES


14-03-1933: Fecha de nacimiento de Quincy Jones (también conocido como Mister Q, apodo que le puso Frank Sinatra). Trompetista, arreglista, compositor, director de orquesta, director musical y productor; con los años se ha convertido en el personaje más relevante del mundo de la música en Estados Unidos (el tipo al que todas las puertas se le abren). Nacido en el seno de una familia muy humilde del South Side de Chicago, durante su niñez arrastró el peso de la inestabilidad provocada por una madre esquizofrénica que los abandonó cuando tenía siete años, y cuyo vacío siempre le acompañó; pese a que hasta su muerte estuvo apareciendo fugazmente en su vida. Mientras su padre trabajaba donde podía, se crió junto a su hermano en las calles. Hasta los once años quiso ser gánster, relacionándose con bandas y llegando a portar navaja (sufrió heridas de arma blanca). Cuenta que pasó hambre en su infancia, que su abuela había sido esclava y que no vio a un blanco hasta los once años, cuando se trasladó a Seattle con su padre y su hermano en busca de mejores condiciones de vida. Cuando tuvo oportunidad de pulsar las teclas de un piano, supo que eso era lo suyo. Aprendió a tocar varios instrumentos, pero finalmente se decantó por la trompeta (curiosamente, tras la doble operación a que hubo se someterse en 1974 por una aneurisma cerebral no pudo volver a tocarla). A los doce años entró en un grupo de góspel y a los catorce comenzó a trabajar en bares como trompetista de una banda de jazz. En esa época conoció a quien siempre consideró como un hermano mayor, Ray Charles, de dieciséis. Pronto tuvo claro que, dada la situación social de la época, lo único que sentía que podía dominar sin que se le pudiese volver en contra en cualquier momento, lo único que le daba realmente libertad, era la música.



En 1951 se marchó a Nueva York, uniéndose a la orquesta de Lionel Hampton. Tras centenares de actuaciones sin descanso su suerte cambió al recibir el encargo de Dinah Washington de arreglar los temas de su disco de 1955, “For those in love”. Dinah optó por él contra viento y marea, y el reclamo de esa colaboración le permitió hacerse un nombre y recibir encargos similares de celebridades como Louis Armstrong, Sarah Vaughan, Clarke Terry, Dizzy Gillespie, Ray Charles, Count Basie (con quien le uniría una relación muy especial), o Ella Fitzgerald.

En 1957 se aventuró a viajar a Paris para estudiar la orquestación con instrumentos de cuerda con la profesora Nadia Boulanger. Allí participó en muchas grabaciones e incluso dirigió a su propia orquesta en un programa de televisión, que solo duró seis meses. Decidido a no abandonar tras la pronta desaparición del programa, aguantó cuanto pudo girando por Europa con sus músicos con el espectáculo “Free & easy”, algo que devino insostenible.
Las deudas acumuladas en la aventura francesa (unos 145.000 dólares) le obligaron a volver a Nueva York, esta vez con un cargo ejecutivo en el sello Mercury. Posición desde la que lanzó al éxito a Lesley Gore en 1963. Un año antes, también en Mercury, produjo a Little Richard cuando le dio por hacer góspel en “The King of the góspel singers”.

En 1964 tuvo lugar el verdadero punto de inflexión de su carrera, al recibir la llamada de Frank Sinatra, quien, gratamente sorprendido por su trabajo con Count Basie, quiso que se encargara de los arreglos de su disco “It might as well be swing” en el que le acompañaba Basie con su orquesta, a la que Quincy dirigió tanto en la grabación como en las presentaciones en directo. Su presencia aportó vitalidad y dinamismo al sonido de Sinatra. Circunstancia que este nunca se cansó de subrayar. Veinte años después, por cierto, produjo el último disco de Frank Sinatra en pleno estado de forma: “L.A. is my lady”.



Siempre se ha destacado su fantástica conducción de las orquestas, teniendo a los músicos contenidos; dando color a sus instrumentos sin saturar. Cada uno con su espacio, con su aire.

Personaje todoterreno, incansable, ambicioso, vitalista y generoso; siempre fue un paso más allá en su carrera, en su afán por pisar nuevos territorios. Por eso, tras la experiencia con Sinatra puso su empeño en la composición de bandas sonoras, entre otras razones porque le sorprendía que ningún negro se hubiese dedicado nunca a ello. Parecía tratarse de un espacio vedado para los de su raza. Fue esa misma sensación la que le impulsó a ir a París. Puso música a más de una treintena de películas y numerosas series de televisión como “Ironside” o “Raíces”. Los temas que componía para bandas sonoras solían ser cortos, e incluía casi siempre algún tema cantado. Demostraba, aun partiendo del jazz, una gran variedad de registros, y toneladas de groove y recursos para componerlas.
Destacan la primera de todas, “El prestamista” (1964) de Sidney Lumet, en la que cuenta con la presencia de Sarah Vaughan; “A sangre fría” (1967), “En el calor de la noche” (1967), “The Italian Job” (1969), o  “La huida” de Sam Peckinpack (1972).

Durante los setenta sobresalen exitosas producciones disco-music tipo The Brothers Johnson. Además de otras para Aretha Franklin o Chaka khan. Durante la adaptación cinematográfica del musical “The Wiz”, se produce su conexión con Michael Jackson, a quien convertirá en estrella planetaria con sus producciones de “Off the Wall” (1979), “Thriller” (1982), y “Bad” (1987).



En 1985 produjo la película “El color púrpura”, empeñándose en que Steven Spielberg la dirigiera, y haciéndose cargo además de la música, claro. Ese mismo año se encargó también de la producción de “We are the world” el famoso single de U.S.A. for Africa, que le situó definitivamente en el olimpo del pop estadounidense.

En 1989 publicó “Back on the block”, disco en el que, haciendo coincidir artistas de tres generaciones, mezcla hip-hop con bebop, por mencionar una relación que a él siempre le ha gustado establecer; y trata de ofrecer un compendio de la música negra (no solo estadounidense) de la segunda mitad del siglo XX. El elenco es impresionante, y el resultado equilibrado y dotado de sentido.

En 1991 llevó al Festival de Jazz de Montreux, con el que colabora desde hace años, a Camaron. Enamorado de su música, su intención era comprar sus derechos y lanzarlo mundialmente, cosa que por determinadas circunstancias finalmente no se llevó a cabo. Según recuerda el promotor Pino Sagliocco, después de su actuación le dijo en el camerino: “Nunca he estado tan cerca de alguien que me haya enseñado su alma como tú”.

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