La primera vez que The Kinks presentaron en directo
“You really got me” fue el 13 de marzo de 1964, en el Bodega Club de
Manchester. Se trató inicialmente, según Ray Davies, de un intento de componer
algo más jazzístico, al estilo de Mose Allison. Un acto de rebeldía ante las
presiones de PYE para que compusiera material en la línea de The Beatles. Una
manera de superar el sonido Mersey,
pero con algo propio, no echando mano como siempre de material venido de
Estados Unidos. La primera idea de la
canción la registró a los quince años en su vieja grabadora Grundig; y, a pesar
de que los créditos atribuyen su autoría solo a Ray, la aportación de Dave en
el inolvidable riff es fundamental. El
18 de marzo entraron en los estudios Regent Sound para grabar una primera
maqueta que, curiosamente, no entusiasmó a la compañía, obsesionada como estaba
por eliminar todo rastro de blues de su repertorio en beneficio del pop. A
pesar de eso, desde el principio se convirtió en el momento culmen de sus
conciertos. El “Girl” inicial, que aclara el destinatario de la canción, fue
incluido por Ray a sugerencia de Hal Carter, el encargado en aquellos primeros
días de supervisar la puesta en escena del grupo, que le recomendó evitar
ambigüedades. Después de dos singles
sin dar en la tecla, la decisión acerca de la canción a lanzar en el tercero se
antojaba peliaguda. Pero, tras mucho insistir, Ray consiguió que el tema
elegido fuese “You really got me”, que se grabó el 14 de junio en los estudios de
Marble Arch. En esa ocasión, y como forma de garantizar la solvencia del
sencillo, la discográfica impuso a Bobby Graham como batería en vez de Mick
Avory, al que consideraban poco avezado; asegurándose además la presencia de
Shel Talmy como productor. El resultado, que no llegó a ver la luz, fue
decepcionante para la banda. Ellos buscaban ese efecto magnético e irresistible
del crudo riff que Dave se sacó de su
amplificador Elpico aquella inspirada tarde en que ayudó a Ray a rematar la composición, en el salón de la casa paterna. La
producción, demasiado “ambiciosa”, sepultaba el efecto instantáneo de la canción,
ese golpe seco y áspero de rotundidad, distorsión y urgente ansiedad que la
convertiría en referente inmediato de miles de grupos de pop, hard-rock, garage o punk. La negativa de
compañía y productor a acceder a las pretensiones de Ray Davies de regrabar la
canción hicieron que este amenazase con abandonar el grupo e incluso la
música. Davies, a sus 19 años, parecía ser perfectamente consciente de que tenía
algo muy especial entre manos. Finalmente, un trámite contractual les permitió
contar con unos días extra antes de que PYE tuviese derecho a lanzar el single. En ese plazo eran libres de
volver a grabar la canción, pero corriendo ellos con los gastos. Así pues, contando
con 200 libras adelantadas por sus representantes, acudieron a los estudios ICB
de Londres el 12 de julio con el firme propósito de registrar la canción tal y
como sonaba en sus directos. A los músicos que tocaron en la primera versión se
añadiría el insistente piano de Arthur Greenslade y la presencia, esta vez sí,
de Avory, pero limitándose a tocar la pandereta. Usaron una grabadora de una
sola pista y grabaron tocando todos a la vez la pista instrumental. Después,
Ray derrochó energía cantando mientras la música le atronaba por los
auriculares, incluyendo esos quince segundos del incandescente y agresivo solo
de Dave, que algunos rumores quisieron atribuir a Jimmy Page. La canción
apareció en single en Gran Bretaña el
4 de agosto, dos días después de haber noqueado a los mismísimos The Beatles
tocando antes que ellos la canción en un concierto en Bournemouth. Era su
tercer sencillo antes de publicar su primer elepé, un par de meses más tarde.
La cara B la ocupó “It’s all right”. El éxito fue inmediato, y alcanzó el nº1
en el Reino Unido y el séptimo lugar en EE.UU. Dos minutos y veinte segundos que
le dieron la vuelta a la forma de entender y tocar la música rock.
Ese mismo 1964, The Moments, grupo en que militaba Steve Marriott, ya grabó un single con una
versión de “You really got me” en el sello World Artists, solo para el mercado
estadounidense. Esta lectura, tan enérgica y garagera como la original, aunque más ralentizada, hace hincapié en
la esencia blues de la composición. TheThirteen Floor Elevators la solían hacer en directo en su
época más impactante, como atestigua su “Live in Austin” (1978), que recoge un
concierto de 1967. Allí alargan el tema hasta los seis minutos y medio,
sumergiéndolo en su rasposa y punzante enredadera psycho-garagera. En 1969, una expansiva y endurecida versión
instrumental, que empieza a mostrar el juego que la composición puede dar a los
músicos con querencias hard rock y
progresivas, sirvió para abrir el primer elepé de Mott The Hoople. En 1978, Robert Palmer
incluye su revisión en “Double fun”, su cuarto disco en solitario. Una plácida
mirada de soul blanco de exuberancia
limitada, subrayada de metales y suave funk,
con solo de saxo incluido.
The Moments |
Ese mismo año apareció la versión de Van Halen. Fue el primer single de su
primer elepé y supuso un gran éxito, tanto que muchos creían que eran los Kinks
quienes versionaban a Van Halen. Ray Davies comentaba que, después de los conciertos,
muchas chicas de dieciocho años se le acercaban para agradecerle que hubiesen
tocado un tema de Van Halen. De aquí viene que la canción sea considerada
también precursora del heavy metal.
En 1980, la versiona Silicon Teens, efímero
proyecto de banda ficticia de pop electrónico desarrollado a medias entre el
fundador del sello Mute, Daniel Miller y Frank Tovey. No se complicaban demasiado
la vida, pero tenían su gracia. Se dedicaban mayormente a llevar al terreno
sintético inmarcesibles clásicos del rock and roll. Aquí se demuestra que su
irresistible atractivo brilla con luz propia en el mundo del sonido comprimido.
Silicon Teens |
Sly and The Family Stone incluyeron su versión en su último disco, “Ain’t buy
the one way” (1982). Un álbum completado por su productor y
lanzando en contra de la opinión de un Sly diluyéndose como un azucarillo. La
interpretación, engrandecida con coros góspel, traslada la canción al
estimulante territorio funk sin estridencias del último Sly Stone, como no
podría ser de otra manera. Mariska Veres Shocking Jazz Quartet, la formación jazzística de la antigua cantante de
Shocking Blue, la lleva a su vez, en 1993, al terreno del swing, con apreciables
resultados. En 2010, Ali Campbell,
cantante de UB40, realiza una interesante adaptación en su disco “Great british
songs”. Como su nombre indica, una revisión en plan reggae atractivo y sofisticado de clásicos de siempre del pop
británico.
En nuestro país, unos Salvajes remozados (con Gaby Alegret
como único representante de la formación original), giran hacia el rock duro y vuelven a la carga con el
elepé homónimo de 1981. En un disco plagado de contundentes adaptaciones de
clásicos de los sesenta, graban “You really got me” como “Me has cazado”. Los Cardíacos la adaptan acertadamente
como “Te vas a enterar” en su disco de 1986, “Nuevas aventuras”, siguiendo la
concreción y la rotundidad de la original. Un trabajo este que contenía,
además, otras memorables adaptaciones al castellano de clásicos del soul.
Por último, recordaremos
la interpretación conjunta con Metallica
en el disco de duetos de Ray Davies de 2010. “See my friends”. Creo que eran
conscientes de que estaban ante un maestro.
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