16 septiembre 2011

EN LA PLAYA

En la playa suspendida, despertando espejismos,
escuchando a una mujer hablar de asesinatos,
ardiendo en la arena, la luz del sol
era polvo que nos ahogaba.

El mar, atento, desplegaba una extraña danza,
tenía aspecto de frío equipo contrario,
azul impaciente erizado, de grisácea espuma
y taciturno y añoso murmurar.
Escuchando a una mujer musitar
de restos de sangre con dulzura.

A mi lado se descomponía una barcaza
que, orgullosa, pugnaba por hundirse,
bestialmente atacada por el tiempo:
Los segundos mordiendo.
Nada detiene ese movimiento
tan inexorable, untuoso y lento.
Apacible como el quieto encanto
de esa mujer soñando una venganza.