“Palabra, dulce y triste persona pequeñita” (Félix Grande)
Palabras que tropezáis,
¿qué tramáis?
Me atenaza este vaivén de gozo y tormenta.
Me desesperan vuestras eternas promesas.
¿Qué es acaso este incontenible fulgor,
esta callada ansiedad,
sino la luz de una maldición?
Me asusta el modo en que me miráis
cuando huyen el sentido y la belleza,
cuando sólo quedan cáscaras vacías:
ordenados y petrificados restos
de un naufragio infinito.