25 septiembre 2022

MENSAJE EN UNA BOTELLA (66)



BRUNO GALINDO “Toma de tierra” (Libros del K.O., 2021)


A poco que te interese el devenir de la música popular durante los últimos cuarenta años, hay un porcentaje amplísimo de posibilidades de que, si te da por hojear este libro en cualquier librería, te sea imposible soltarlo hasta terminar el capítulo por el que lo hayas abierto; e incluso, que experimentes la imperiosa necesidad de continuar la lectura en casa hasta el final ese mismo día. Se trata de un relato autobiográfico a la fuerza trepidante y jugoso, dada la posición neurálgica del autor durante años dentro de la industria discográfica y su inquietud vital y creativa; que huye de toda linealidad repartiéndose en ochenta breves capítulos que pasan como una exhalación, a su vez divididos, como el propio autor explica, en tres tramos que abarcan el relato periodístico, el industrial y el artístico. Bruno Galindo ha estado en todas esas trincheras y, lejos de confeccionar unas memorias autocomplacientes que giren en torno a sí mismo, echa mano de sus recuerdos y archivo para exponer (enriquecida y bien argumentada) su visión del tiempo que le ha tocado vivir. Una visión tan apasionada como desencantada, aunque siempre lúcida; crítica, pero también autocrítica. Es más testigo privilegiado que protagonista, papel que, salvo en escogidas ocasiones, rehúye. La mirada del periodista, del observador, se impone. 




Del magma de su vida, su experiencia y bagaje, Galindo destila un sutil análisis y una mirada global e incisiva del período que ha traído los cambios más radicales y definitivos en la forma de hacer y escuchar la música, de transmitirla y promocionarla. Años que fueron tan vertiginosos y luminosos como contradictorios y decepcionantes para nuestro país; y que el autor recorre sin encallarse, saltando sin titubeos del flash a la anécdota, del recuerdo conciso y mordiente a la evocación o la peripecia, de lo cotidiano a lo insólito, de la opinión cortante a la disquisición. Las vivencias y los puntos de vista de aquellos que han formado parte del engranaje de la música pop suelen generar fascinación entre los aficionados, que recibimos el influjo de esta completamente ajenos a las circunstancias reales que la rodean. Esta lectura donde, entre muchos otros, Mariah Carey, Prince, Stiv Bators, Luis Miguel, U2 o The Cramps comparten protagonismo, satisface en buena medida esa curiosidad y permite acercarse al fenómeno musical con otros ojos. 

21 septiembre 2022

EL ESCENARIO

 

Ana observa desde un rincón del patio cómo el maestro acota con tiza, para un último ensayo, la zona donde se situará el escenario de la función de fin de curso. Sus compañeros de clase revolotean a su alrededor, cuchichean y se mofan. Acaban apiñados junto al docente y la miran, la señalan e intentan imitarla. Se ríen de sus soliloquios, de sus ejercicios respiratorios, de sus nervios antes de ensayar. Se burlan de los gestos de su cara, del vuelo de sus manos, de los tonos tan distintos que usa para interpretar. Ella, por su parte, se siente a solo un paso de sus próximos sesenta minutos de libertad.

10 septiembre 2021

MENSAJE EN UNA BOTELLA (65)

LE MANS “Aquí vivía yo” (Elefant, 1998)




Algo vería Alejo Alberdi en aquellos cuatro donostiarras de Aventuras de Kirlian cuando se decidió a llevarlos a Madrid y producir su debut (“Aventuras de Kirlian”, (DRO, 1989)). La anomalía que suponían su militancia naif y sus ímpetus nuevaoleros para la época, trajeron consigo la consabida indiferencia de la discográfica; por lo que Peru Izeta (batería), Jone Gabarain (voz), Teresa Iturrioz (bajo) e Ibon Errazquin (guitarra), decidieron a finales de 1990, ya como Le Mans, y con Gorka Ochoa a la batería, pasando Peru a la guitarra, grabar un nuevo disco a su ritmo y con sus propios medios. Posteriormente, el sello Elefant se cruza en su camino definitivamente y, para enero de 1994, “Le Mans” ya está en la calle. Es un trabajo que continúa la tónica del anterior (no en vano la mayoría de las canciones pertenecen a aquella época), inaugurándose la era de las canciones indispensables con el elegante funk de “Un rayo de sol”. De todas formas reniegan de él.

Ese mismo año, “Entresemana” vino a mostrar las verdaderas intenciones del grupo. Asistimos a un cambio sustancial que hace discurrir los temas en medio de una delicadeza cautivadora; con un sonido eminentemente acústico, dotado de serenidad y poso por la recurrente presencia de violín y chelo. Se incorporan las cadencias bossa que el grupo explorará en el futuro, las cuales refulgen en “Canción de si tú me quieres”. Un sosiego que armoniza con una voz convertida ya en susurro tibio y plácido. Además, Teresa concreta esos textos en castellano de desdramatizada celebración de la cotidianidad que tantas ganas me dan de tomar café.




Tras su acercamiento a la música de baile con “Zerbina” (1995), llega la hora de “Saudade” (1996), donde la austeridad toma un cariz más circunspecto que nunca, con un sonido basado en guitarra española y chelo. Se acaba para siempre la inmediatez, manda la segunda escucha. Errazkin es ya un personaje imprescindible para el pop español de los noventa.

La despedida se fragua entre 1997 y 1998 a través de tres lanzamientos (dos maxis y un elepé), en cuyas portadas destacan cada una de las letras de la palabra “fin”. La “F” es “Mi novela autobiográfica” (1997), calidez y hastío, dulzura didáctica, inspiración y sequedad. La “I” pertenece a “Ying-yang” (1998): brillantez pop, tenuidad, destellos de bossa juguetona y experimentación.  




La “N” se corresponde con “Aquí vivía yo” (1998), y supone el colofón a esta enigmática, algo perversa y, finalmente, monumental despedida. De la austeridad se pasa al puzle sonoro, en un trabajo de auténtica orfebrería de estudio que no les resta sutilidad ni naturalidad. La guitarra española vuelve a tomar el mando, pero irrumpen percusiones de todo tipo, metales de otro tiempo subrayando lo justo, vuelos de órgano, piano, mandolina, programaciones y samples. Una genial convivencia de matices y estados de ánimo con los que la ambientación alcanza su plenitud (qué emocionante la belleza desprendida de la escueta despedida de “Sic transit gloria mundi”, con la voz de Josetxo Anitua). Así pues, Le Mans han pasado a formar parte del reducido olimpo de los grupos que prefieren desaparecer antes de repetirse. Hasta siempre.

 

 

Publicado en 1998 en la revista El Batracio Amarillo

07 septiembre 2021

MENSAJE EN UNA BOTELLA (64)

JON SPENCER BLUES EXPLOSION “Acme”(Mute-Everlasting)



Este trabajo sirve para clarificar un poco más la marca indeleble de una forma de entender el rocanrol. El lacerante cóctel de primitivismo blues, funk fracturado y crudeza sónica de costumbre, aquí se muestra pulido e incluso brillante. Es como un receso en el camino para reconsiderar lo ya recorrido y matizarlo; ahondar y reflexionar sobre ello. Indagan en sus posibilidades sin perder un ápice de impacto y frescura, ya que estamos ante una nueva consagración al ritmo: seco, abrupto y cortante. Subrayado por mezclas sagaces, scratches severos y guitarras sincopadas. Sin ser “Orange” (Crypt, 1994), viaja frenético del r´n´b al funky y viceversa, repostando en The Rolling Stones como medio y fin de su sonido. En “Do you wanna get heavy”, Jon Spencer va mutando de polvoriento crooner a desquiciado James Brown envuelto en sentidos coros góspel. Suenan depurados y esenciales en “Calvin”, “Magical colors” o “Torture”. Funden a Lou Reed con los Stones más lúcidos y Van Morrison que pasaba por allí en la excelsa “High gear”. Suenan obstinadamente setenteros en “Give me a chance” y se recuperan a sí mismos en “Attack”. Además, propinan tóxicas y generosas dosis de funk turbulento, como “Talk about the blues”, el saturado guiño a The Beastie Boys que es “Lovin’ machine” o “Bernie”. Como viene siendo habitual en sus grabaciones, el trío estadounidense vuelve a contar con un envidiable plantel de colaboradores: Steve Albini, Jim Dickinson, Calvin Johnson



Publicado en 1998 en la revista El Batracio Amarillo


29 agosto 2021

MENSAJE EN UNA BOTELLA (63)

SIX BY SEVEN “The things we make”(Mantra-Everlasting)



Como unos Spacemen 3 más terrenales o unos Codeine punzantes, el debut de este quinteto de Nottingham nos hace despegar mediante un muro sónico de guitarras que avanza uniforme, vibrando en primer plano y expandiéndose nocivamente a través del saxo y ese órgano tembloroso. Un viaje que deviene delirante y que tiene la facultad de detener el tiempo o, al menos, entretenerlo maravillosamente entre espesas capas de electricidad. En “A beautiful shape” aparecen gaseosos dibujos melódicos entre volutas de saxo y órgano; “European me” supone una elevación de electricidad contenida, cargada de lírica enfermiza y guitarras horadantes, tales como las de “Spy song”, que crecen en narcótico viaje sensorial, derivando en tormenta sónica. “Something wild” es un repente de accesibilidad frustrado por la tensión; “Brilliantly cute” apuesta por la rotundidad; la inmensidad de “Oh! Dear” deja escapar algo de luz, y en la desolada “88-92-96” llegan a recordarme a Come. La psicodelia de “Candlelight” suena algo manida para mejorar al hacerse incisiva; y queda sitio para el pop al gusto de los Mercury Rev más tangibles (“For you”). A la hora del aterrizaje, desconectan las guitarras en la evocadora “Comedown”.



Publicado en 1998 en la revista El Batracio Amarillo




26 agosto 2021

MENSAJE EN UNA BOTELLA (62)

NIÑOS MUTANTES “Mano, parque, paseo” (Astro, 1998)




Un paquete de canciones con inequívoca vocación pop, presentadas de forma tensa y ruidosa, sin apenas arreglos; recayendo toda la responsabilidad de su efecto en la inspiración melódica de los temas y en el tesón con que son interpretados. Una apuesta sonora certificada por la producción de Paco “Loco” Martínez, que va de la eficaz brevedad de “La fuerza” a la introspección de “Anillo”, desarrollando unos textos que son una auténtica exhibición de sentimientos a flor de piel. The Pixies se extienden por el efectivo vértigo de “Veneno-polen”, en la rotundidad de “Tormenta”, así como en “Caramelos” o “Katherine” (en las que, sobre todo en la segunda, reside la respuesta a lo que harían Los Brincos dentro del mare mágnum noise de los noventa). Esta influencia del pop español de los sesenta se hace también patente en otros cortes, como “Segesta” o “Isabelita”. ¡Ah!, y en “L.s.i.” se topan de bruces con los últimos Planetas.

 

 

Publicado en 1998 en la revista El Batracio Amarillo