31 agosto 2012
25 agosto 2012
Dedícales menos de veinte minutos (4)
21 agosto 2012
FERIA
Los ojos curiosos de los niños parecían más vivos que nunca,
arremolinados como estaban alrededor de la gastada manta sobre la que
descansaban juguetes y cachivaches caídos de la locomotora del tiempo. Armas de
plástico, pelotas, muñecos de todo tamaño y color, cochecitos y motos,
minúsculos utensilios de cocina; muñecas de mueca borrosa que daban la
sensación de haber recorrido medio mundo, incluso pasando hambre y miedo. La
feria avivaba la algarabía con música estridente, envolvía a las gentes en su
delirante dinámica como un ansioso y gigante pañuelo multicolor, las embadurnaba
de ilusión, de cegadoras bengalas de esperanza. Los saludos se hacían más
cordiales y las risas brotaban desbridando pesares. Entre los trajes limpios y
bien planchados que esquivaban con gracia la estrechez en la noche estrellada,
el alcohol abría sus brazos de par en par en esa pequeña superficie triangular
llamada ferial, donde desembocaban multitudes procedentes de focos de oscuridad
y desempleo.
Los niños alucinados tiraban
de los pantalones de sus padres mientras estos maldecían a los bancos y
planeaban escabechinas contra la crisis. Pedían dinero para comprar algún
juguete y salían disparados con su pequeño corazón latiendo poderoso,
repitiéndose casi en voz alta los consejos paternos al apretar las monedas en
sus manitas. Mientras el vendedor acuclillado comprobaba con un cigarro en la
boca que el cargador de una pistola de juguete funcionaba, apuntando contra una
pared, los niños le gritaban que solo iban a pagarle la mitad del precio que
les había dicho.
texto incluido en el libro de relatos de Juanfran Molina "Ciclorama".
16 agosto 2012
RIQUEZA VERSUS POBREZA (REFLEXIÓN EN EL PASILLO DE LOS CONGELADOS)
Diego Valderas (actual vicepresidente de la Junta de Andalucía, con más de treinta años de carrera política desempeñando diversos cargos públicos) ha declarado que el robo de alimentos en dos supermercados dirigido por su compañero de partido Juan Manuel Sánchez Gordillo (diputado del parlamento andaluz, alcalde de Marinaleda, y más de treinta años de carrera política desempeñando diversos cargos públicos), además de ser un acto simbólico, “abre un gran debate entre riqueza y pobreza, una realidad que no se puede ignorar”. Estoy de acuerdo, en la situación actual (y en cualquier otra) no se debe permitir que haya gente que pase hambre mientras los supermercados ofrecen todo tipo de productos. O sea, no es admisible la pobreza existiendo riqueza. Pero debo reconocer que la frase me sobrecoge. Yo hasta ese momento pensaba que la finalidad de la política era precisamente ésa: eliminar atroces desequilibrios de toda índole, estrechar las diferencias entre ricos y pobres. Se trataba de recortar privilegios a los primeros y dar oportunidades a los segundos, planificar convenientemente la actividad económica general en evitación de desmanes, desarrollar un sistema tributario justo en proporción a los ingresos, redistribuir los recursos con rigor y equidad, invertir eficientemente en las zonas más deprimidas para que recuperasen el pulso y pudieran así generar riqueza para sus ciudadanos. Erradicar situaciones de necesidad mediante un amplio sistema universal y gratuito de coberturas sociales, o apoyar de manera cierta y eficaz a cualquiera que quisiese crear una empresa o estudiar, independientemente de sus circunstancias económicas. No se puede pedir a un político, ni siquiera a un partido, que lleve todo esto a cabo solo, pero sí al sistema político que ellos contribuyen día a día a moldear desde su posición de políticos profesionales, de personas que dedican su vida laboral a ese fin. Pues eso, que yo imaginaba personajes sagaces, casi de leyenda, eliminando las injusticias y los privilegios, enfocando los problemas y tratando de resolverlos. Reuniéndose para cambiar impresiones. En constante comunicación con la ciudadanía. Acudiendo responsables y libres a un parlamento en el que confrontar ideas y buscar soluciones. Sentando, en definitiva, con prestancia las bases para que los progresos alcanzados no pudiesen tener marcha atrás. Pero no, resulta que nada de eso ha hecho mella en la diferencia entre ricos y pobres, y el hecho de que un político veterano auspicie un robo de alimentos de primera necesidad inicia un debate que yo daba por abierto y en pleno apogeo desde hace al menos un par de siglos.
Ya, ya, sé que las cosas no son así, eso sería lo ideal, pero la realidad es mucho más compleja. Es verdad, todo se ha ido transformando: al principio se suponía que los partidos políticos representaban la voluntad popular, que estaban estrechamente vinculados, directamente engarzados con la población pero crecieron y crecieron hasta convertirse en verdaderas industrias de poder engrasadas con ingentes cantidades de dinero público y de préstamos bancarios que jamás podrán devolver sino manteniendo o creando privilegios. Crecieron tanto en dirección a su nube que ahora los representantes directos del pueblo se reúnen con los agentes sociales y diversas asociaciones que son, por lo visto, los portavoces y representantes actuales del pueblo. ¿Cuándo subieron los partidos políticos ese escalón? ¿Cuándo el político llano de la prometedora democracia que nos vendieron comenzó a hablar ese idioma jeroglífico, solo para iniciados, que todos interpretamos con resignación?
El político, desde que consigue ser concejal de su pueblo entra en otra dimensión, cambia el gesto y se plastifica. Parece un Madelman hasta tomándose un cortado. Se deja llevar por la corriente, nada y guarda la ropa, se harta de decir sí pero no, engatusa, contemporiza, trampea, y, cuando un grupo de ciudadanos realiza un acto de repulsa de la situación actual, va corriendo a manifestarse junto a ellos como si la solución de ese malestar esgrimido no formase parte directa de sus competencias; queriendo ser parte de una gozosa oposición permanente (y en su caso bien remunerada) frente a ese voraz enemigo que es El Sistema, del cual la clase política (así nos lo ha demostrado), a la hora de la verdad, no osa mover ni una coma, más que por incompetencia por instinto de supervivencia dentro de esas, a todas luces, disparatadas coordenadas.
Parece subyugante vivir en ese limbo, realizar políticas sin amplitud de miras, navegar con un rumbo predeterminado por los intersticios del poder y poner gesto de contrición ante el ciudadano lamentando muchísimo no haber podido hacer nada más, porque, ya se sabe, lo ideal sería esto o aquello pero la realidad es mucho más compleja. Pero claro, todo esto sin la mínima intención de dimitir ni de salir sin llevarse un buen bocado. Y obviando admitir que los partidos que ejercen algún tipo de poder o representación tienen siempre su porcentaje de responsabilidad en cualquier situación que se plantee. No se puede estar con un pie dentro y otro fuera de El Sistema.
Parece subyugante vivir en ese limbo, realizar políticas sin amplitud de miras, navegar con un rumbo predeterminado por los intersticios del poder y poner gesto de contrición ante el ciudadano lamentando muchísimo no haber podido hacer nada más, porque, ya se sabe, lo ideal sería esto o aquello pero la realidad es mucho más compleja. Pero claro, todo esto sin la mínima intención de dimitir ni de salir sin llevarse un buen bocado. Y obviando admitir que los partidos que ejercen algún tipo de poder o representación tienen siempre su porcentaje de responsabilidad en cualquier situación que se plantee. No se puede estar con un pie dentro y otro fuera de El Sistema.
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Sánchez Gordillo
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Valderas
14 agosto 2012
CARTA ABIERTA DE LOS HERMANOS RECIO
Hola, somos Manuel y Berdardino Recio, hermanos. Siempre hemos cuidado nuestro cuerpo, desde que éramos chavales. No digo que nos hayamos vuelto locos haciendo culturismo, ni yendo al gimnasio, lo nuestro ha sido algo más de andar por casa: correr, practicar deportes acuáticos como natación, jugar al fútbol en calidad de aficionados y esas cosas. Todo eso sumado, claro está, a nuestro trabajo en labores agrícolas en el medio rural en un coqueto terreno de explotación familiar durante nuestra primera juventud. Nos mantenemos en forma, y nuestra complexión natural nos dota de una envergadura que sobresale del resto de los compañeros del partido de cada cual, porque, y esto es lo gracioso, cada uno de nosotros somos de una opción política diametralmente opuesta (aunque algunos malintencionados digan que son lo mismo), siguiendo la tradición de nuestros progenitores, cuyas ideologías también estaban claramente enfrentadas. Pero nos llevamos muy bien, y esta cuestión no enturbia nuestra relación fraternal ni la gestión conjunta de nuestros negocios.
En fin, que pequeños no somos, mi Bernardino (yo soy Manuel) ronda el metro ochenta. Nuestras manos son grandes, pero no aprovechamos este hecho incontestable para ejercer la violencia. Podríamos mandarte allí enfrente de un guantazo, pero jamás hemos golpeado a ningún ciudadano y menos ciudadana, y creo que jamás lo haremos.
Siempre hemos ayudado en lo que hemos podido en las actividades del partido, aunque reconozco que nuestra formación académica es limitada; que carecemos de labia, vamos, que es algo muy importante en el desarrollo cotidiano de la labor política en nuestra ya madura democracia. De esa parte se encargan otros compañeros mejor dotados que nosotros en ese ámbito. Nosotros estamos a lo que haya que hacer: ponemos nuestra furgoneta a disposición de todos, llevamos pancartas, acompañamos a los compañeros con labia en sus interlocuciones públicas y todo eso.
Ahora que han comenzado las manifestaciones y las interrupciones en los plenos, nuestra corpulencia ha ganado enteros, nos han recomendado nuestros respectivos partidos que nos apuntemos a un gimnasio y fortalezcamos aún más los músculos, ya que mi nueva misión es asistir a todos los plenos conflictivos y ocupar con mi rotundidad física (y la de otros compañeros y una compañera bombera), sentándome en lugares estratégicos, el mayor espacio dedicado al público posible, dejando poco sitio a los manifestantes para así evitar la sensación de que todo el mundo está en contra del denodado quehacer de nuestras corporaciones municipales y diputaciones. Y la nueva misión de mi hermano (él me dicta ahora) es apoyar con su rotunda presencia (y la de otros compañeros y compañeras) a las personas agredidas por la acción municipal que libremente expresan su desacuerdo interrumpiendo plenos, ocupando mucho sitio en la salón para así dar la sensación de que todo el mundo está en contra de las decisiones de determinadas corporaciones y diputaciones por todos conocidas.
Dicho esto, queremos puntualizar que el hecho de coincidir en las dos últimas “intervenciones” vistiendo ambos la camiseta y la gorra oficiales del equipo de dardos del pub y llevando la misma rebeca de punto que nos hizo nuestra difunta madre ha sido una absoluta y del todo inesperada coincidencia, debida a algún malentendido entre nuestras respectivas esposas y a las circunstancias climatológicas. Y, ante todo, queremos dejar muy claro para la prensa y la opinión pública que NO SOMOS DEL MISMO PARTIDO.
En fin, que pequeños no somos, mi Bernardino (yo soy Manuel) ronda el metro ochenta. Nuestras manos son grandes, pero no aprovechamos este hecho incontestable para ejercer la violencia. Podríamos mandarte allí enfrente de un guantazo, pero jamás hemos golpeado a ningún ciudadano y menos ciudadana, y creo que jamás lo haremos.
Siempre hemos ayudado en lo que hemos podido en las actividades del partido, aunque reconozco que nuestra formación académica es limitada; que carecemos de labia, vamos, que es algo muy importante en el desarrollo cotidiano de la labor política en nuestra ya madura democracia. De esa parte se encargan otros compañeros mejor dotados que nosotros en ese ámbito. Nosotros estamos a lo que haya que hacer: ponemos nuestra furgoneta a disposición de todos, llevamos pancartas, acompañamos a los compañeros con labia en sus interlocuciones públicas y todo eso.
Ahora que han comenzado las manifestaciones y las interrupciones en los plenos, nuestra corpulencia ha ganado enteros, nos han recomendado nuestros respectivos partidos que nos apuntemos a un gimnasio y fortalezcamos aún más los músculos, ya que mi nueva misión es asistir a todos los plenos conflictivos y ocupar con mi rotundidad física (y la de otros compañeros y una compañera bombera), sentándome en lugares estratégicos, el mayor espacio dedicado al público posible, dejando poco sitio a los manifestantes para así evitar la sensación de que todo el mundo está en contra del denodado quehacer de nuestras corporaciones municipales y diputaciones. Y la nueva misión de mi hermano (él me dicta ahora) es apoyar con su rotunda presencia (y la de otros compañeros y compañeras) a las personas agredidas por la acción municipal que libremente expresan su desacuerdo interrumpiendo plenos, ocupando mucho sitio en la salón para así dar la sensación de que todo el mundo está en contra de las decisiones de determinadas corporaciones y diputaciones por todos conocidas.
Dicho esto, queremos puntualizar que el hecho de coincidir en las dos últimas “intervenciones” vistiendo ambos la camiseta y la gorra oficiales del equipo de dardos del pub y llevando la misma rebeca de punto que nos hizo nuestra difunta madre ha sido una absoluta y del todo inesperada coincidencia, debida a algún malentendido entre nuestras respectivas esposas y a las circunstancias climatológicas. Y, ante todo, queremos dejar muy claro para la prensa y la opinión pública que NO SOMOS DEL MISMO PARTIDO.
10 agosto 2012
04 agosto 2012
MENSAJE EN UNA BOTELLA (15)
Witold Gombrowicz "Bakakaï" (Traducción de Sergio Pitol). (Tusquets, 1.986)
“Bakakaï”, editado originalmente en 1.957, recopila los cuentos publicados por el singularísimo escritor polaco Witold Gombrowicz. Los relatos que componen esta obra pueden resultar angustiosos y asfixiantes, por momentos geniales; exuberantes entre el delirio, lo patético y el absurdo. En un constante ejercicio de tensión realmente inquietante, colocan la naturaleza humana bajo una lupa implacable mientras proceden a destriparla desde insospechados puntos de vista. En continua disquisición con el lector, sus hallazgos, sus momentos lúcidos, atrapan por completo.
02 agosto 2012
EL PARTIDO
Durante el descanso del partido el niño se
puso infernal, gritaba, se ponía delante de la tele, pugnaba por el mando a
distancia, lanzaba objetos contra la pantalla, casi tira las cervezas. Por fin,
la madre tomó cartas en el asunto y lo encerró en el dormitorio. Para que no
pudiera salir se quedó fuera tirando del pomo hacía sí, seria y sin decir
palabra, con los brazos extendidos, haciendo contrapeso con su cuerpo. El niño
chillaba y golpeaba violentamente la puerta mientras avanzaba la segunda parte
y nosotros increpábamos a los jugadores. Paulatinamente los golpes fueron
menguando, espaciándose en el tiempo hasta transformarse en ligeros toques y
algún lamento. Pasados unos minutos todo terminó. Habíamos perdido el partido.
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