No te tortures, sígueme, no es tan complicado.
Sólo tienes que cuidar los detalles e interiorizarlos. Te levantas, te duchas,
te afeitas, y mientras lo haces y escuchas la radio te desahogas y lanzas todos
los improperios que te pida el cuerpo y, si acaso, das un par de gritos en la
ducha (esa necesidad poco a poco irá remitiendo, te lo aseguro). Después te
preparas y sales a la calle. Siempre sonriente, no lo olvides. Saludas a los
vecinos que generalmente te encuentras y les preguntas por la familia, no
cuesta ningún trabajo, te garantizo que después de algunos días ni los oyes. Te
entra por un oído y te sale por el otro lo de la enfermedad de la mujer de uno y
el desempleo del hijo mayor de otro, que a ver si espabila y se larga por ahí
lejos a buscarse la vida.
Luego, en la cafetería, lo mismo, te dejas
llevar por la indignada opinión general pero con cierta mesura, sin alentar
actitudes rupturistas (ya sabes que tú estás llamado a imponer cordura) y
alguna que otra vez pagas el café del ciudadano interlocutor de turno. Luego,
en el ayuntamiento, tienes que mostrarte, cómo te diría, armónico, eso. Como si
jugases suavemente a la cascada de tres pelotas. Sonríes, aprietas brazos y
algún hombro, estrechas manos, guiñas, cabeceas, te carcajeas llegado el caso,
hablas en tono confidencial y dejas pasar la mañana prometiendo intentarlo,
interesándote, haciendo que escuchas, tranquilizando. No hay por qué sufrir ni
hacer sufrir inútilmente, bastante dura es la vida ya.
Más o menos la misma receta para la tarde,
tanto en el paddle como en el bar (no
le niegues una cerveza ni al promotor ni al comerciante): sonreír, calcular y
hacer que escuchas, que te interesa lo que te dicen, sobre todo, el empleado del gimnasio y el dueño del
bar. En la reunión del partido o acto público que corresponda espero no tenerte
que decir nada, ¿no? Y más tarde, al llegar a casa, besas a tus hijos y le
dices a tu mujer “te quiero”. Ya me contarás dentro de unos años.
Publicado en el nº154 de la
revista de humor on line "El Estafador", dedicado a
la hipocresía..
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