Carne es ese
punk urgente que sabe preservar su personalidad, dominando su inercia para no
terminar perdiéndose en un mazacote sónico. Ese punk instantáneo que te empuja
a recuperar a los primeros Banshees,
X o The Avengers, para, tras oírlos, volver a él con más ganas,
necesitando una escucha inmediata de “Romper
cosas”, “Entre extraños” o “La balsa de la locura”.
Es ese punk
de expectación pura, sin un segundo que perder. De canciones que nacen con
vocación de grito, de himno inmediato; con estribillos siempre certeros. Que
arranca sin contemplaciones. Que incorpora la oscuridad a lo trepidante de su
sonido sin perder el pulso ni dar lugar a momentos huecos. Que siempre deja algo
memorable que tararear o vociferar entre la rabia que despliegan sus escasos
quince minutos de duración.
Te sonará.
Se trata de ese punk ansioso, esquemático pero sustancioso, de batería
suficiente, firmes y continuos redobles, juegos de voces y coros, bajo comprimido
a borbotones o efecto reverb. Ejemplo
de concreción, de ganas de terminar para empezar otra vez.
Jorge y
Miguel (guitarrista y bajista, respectivamente, del grupo punk afincado en
Granada La URSS) fueron reclutando al resto de la banda (Miguel Baketas a la batería
y el guitarrista Limón), en la que destaca, por su carisma y expresividad, como
pieza clave su cantante, Patricia Crespo,
de voz melodiosa y personal que sabe resultar tajante y agresiva. Sólo
hay que ver con la naturalidad que se lleva a su terreno “Love in a void” de Siouxie and The Banshees, adaptada como “Amor al vacío”, el tema que cierra el
disco. Los textos nos hablan de ciudades que arden y de callejones sin final,
sueltan puyas bien lanzadas, son lo suficientemente apocalípticos y dejan lugar
a cierta introspección.
Un trabajo,
en definitiva, fiel a las constantes más reconocibles del punk ochentero. Que
sabe extraer su cualidad nihilista y lúdica con un repertorio compensado,
esencial, sin rellenos. Formado por algunas de las mejores composiciones de
punk que he escuchado en años. El trabajo de grabación ha sido encomiable: realizado enteramente en el Centro Social
Ocupado 15 Gatos de Granada, donde suelen ensayar, con Jorge, Limón y un técnico
de sonido llamado Álex, encargándose de grabaciones y mezclas, en un proceso
artesanal pero cuidadoso. El resultado final, que iba a ser una maqueta en
cinta de casete, ha terminado por suerte en formato vinilo gracias al apoyo de
Subterránea, señera tienda de cómics de la capital granadina.
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