En el parque, la joven madre anota nerviosa e ilusionada en
su libretita de colores lo que el niño vestido de futbolista debe transmitir,
mediante un mensaje de voz, a otra persona. Unos segundos más tarde comienza a
apuntárselo al oído: "Estamos en el parque. Hace un día precioso. Hemos
visto un dóberman como el tuyo y nos hemos acordado mucho de ti. Te
queremos". Después de la grabación, lo mira severamente de arriba abajo y
le espeta: "Qué poca gracia tienes hijo", y guarda su libretita en el
bolso.
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