06 julio 2017

MALDITO ESCALÓN (II)

“La vida es una escalera”, así rezaba el lema secreto que parecía respirar cada mañana con vida propia entre sus dientes. A eso quedaba reducida la existencia, a un sin fin de escalones que la gente se afanaba en ascender sin saber realmente para qué ni, en multitud de ocasiones, hacia dónde. Él los veía ir y venir. Unos subían con firmeza, excitando su envidia, mientras otros se petrificaban ante el siguiente tramo. Alguno echaba a correr por sorpresa, pero terminaba cayendo de bruces, para su alivio. Esa era su nítida visión del mundo: global, útil, funcional. Nunca compartió esa cualidad visionaria con los demás; por eso, nadie acertó jamás el significado de aquellas palabras que parecieron respirar con vida propia entre sus dientes el resto de sus días: “maldito escalón”.

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