11 abril 2014

JORGE MARTÍNEZ, EL HOMBRE SOLITARIO ENTRE ILEGALES (2 de 20)

2. NO ME ACARICIES EL PELO, QUE TENGO POCO


   ¿Quién cojones es ese tipo? Calvo de verdad (la cabeza rapada vino después) y con ojos saltones de loco. Todo un personaje en sí mismo. Su aspecto no obedecía a ninguna tendencia concreta, algo fundamental en la época: camisas abotonadas hasta el cuello, algún lazo o corbata, chupas, vaqueros, botas, polos...No necesitaba ser moderno, lo cual provocaba estupor, claro. No era un superviviente del rock urbano de los setenta ni del progresivo, no era un reciclado, era un puto marciano. Descreído, con atisbos de estar violentamente resentido con el mundo, pero valiente y positivo, para nada nihilista. Defensor del carácter galvanizador de los problemas; de los que siempre van, de los que siempre dan la cara. Torrencial, desafiante, obcecado, engreído, orgulloso, cruelmente sarcástico. No alineado políticamente (sin comer de ninguna mano, me refiero); receloso de la intelectualización de la música; generador automático de titulares no siempre recogidos con buena intención, y poseedor de una marcada personalidad abocada a mil interpretaciones. Hay una cita de David Harrington del Kronos Quartet, alguien sobre el papel tan distante del mundo de Ilegales, que resume muy bien el espíritu de esta banda: “Siempre he querido que el cuarteto sea vital, energético, molesto y cool. Sublime cuando corresponde y feo si es necesario. Tiene que expresar la vida y contar la historia con gracia, humor y profundidad. Toda la historia si es posible”.

Caricatura de Jorge Martínez (El Bute)



   El embajador en tantas entrevistas y canciones de las anfetaminas y el alcohol (aseguraba que en su grupo nunca entraría ningún músico abstemio), no fuma y dice no tener una personalidad con tendencia a las adicciones. Es ese tipo, incluso paternalista, que cuida de su gente; presto a pagar la siguiente ronda; alguien que ofrece la impresión de que nunca te va a fallar. Profesional y perfeccionista, puntual y afable en el trato, exigente con sus músicos y equipo, es el productor de todos sus elepés (según él incluso de los no acreditados) y un buen conocedor de las nuevas tecnologías (“el rocanrol es una mezcla de arte y de ciencia”), aunque considere el videoclip un elemento pernicioso. Consciente de todos los aspectos técnicos o de cualquier índole que influyen o pueden hacerlo en la calidad de su trabajo, es más fácil verlo cambiando las cuerdas oxidadas de sus guitarras antes de un concierto que rompiéndolas contra el suelo (aunque ambas situaciones entran dentro de lo posible). A pesar de ser líder absoluto de Ilegales, nunca habla en primera persona, siempre lo hace en plural para referirse a los asuntos de su grupo, un ejemplo de autogestión sin alharacas y cooperativismo desde prácticamente el principio y en todos los aspectos del negocio. Deja la sensación de haber hecho en cada momento lo que le ha dado la gana, de no albergar frustraciones de ningún tipo. 

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