07 abril 2014

JORGE MARTÍNEZ, EL HOMBRE SOLITARIO ENTRE ILEGALES (1 de 20)

1. AL BORDE


   Cuando observé desde mi ventana la zona, aún protegida por lonas, en la que debía estar a estas alturas colocada la estatua (pendiente de inauguración política y cultural adocenada, de esa de rodilla en tierra y uñas manicuradas) me vino a la cabeza el último concierto de Ilegales al que asistí, uno de los postreros de la banda tras más de mil actuaciones en directo. Rememoré a Jorge Martínez retirando el sudor de su cabeza por el método de recorrer su calva con el borde de la mano, dejando caer sobre el escenario un chorro febril y eléctrico; saludando al público (“señores y señoras”) satisfecho; perorando y gesticulando, relatando anécdotas y narrando, mientras bebía, de forma absolutamente gráfica, cómo su organismo absorbía el alcohol. Recordé que sonaron casi todos los temas conocidos, y otros no tanto. Faltaron “La casa del misterio” y Bestia, bestia. Siempre falta algo. Miré hacia ese espacio vallado donde pronto aparecería una figura guitarra en ristre y pensé en Jorge, esa anomalía andante, ahora a un paso de la inmortalidad de piedra. Pensé en el hombre solitario, aunque siempre rodeado de proyectos, de colaboradores, de polémicas y leyendas urbanas. Un ligero olor a azufre subía desde el parque.


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