24 abril 2013

MENSAJE EN UNA BOTELLA (17)




En el inmenso y trascendental mundo de la música pop existe una esquina reservada al humor y las parodias. Muchas resultan ridículas, previsibles, soeces o se antojan innecesarias. Las hay también divertidas, claro, y están incluso las que superan al original, desnudándolo y reduciendo al absurdo su presunta complejidad; pero la mayoría se pierden en su dispersión y se olvidan a la misma velocidad que un chiste malo. En el caso que nos ocupa, los granadinos Los Portazos no pueden ocultar el peso de su calidad aun optando por el desenfado, la diversión y el guiño cómplice. Pasándose por el forro cualquier tipo de pose o trascendencia, acotan su espacio a lo local, desde el título de su disco hasta el contenido de algunas de sus letras. Este localismo posiblemente limite su efecto a la mirada curiosa y el chascarrillo de sus paisanos, lo cual sería una verdadera lástima: porque aquí cuando el chiste se va las canciones permanecen. La variedad estilística no juega en su contra, ya que consiguen dotar de un atractivo marchamo a un repertorio repleto de cariñosos apretones, tanto a estilos definidos, como a canciones famosas o personajes de gran ascendiente espiritual sobre todos nosotros. Las composiciones, a pesar de las influencias en muchos casos evidentes, tienen entidad propia y atesoran los suficientes matices como para continuar creciendo tras cada escucha. Gozan de buen sonido, un impecable trabajo de ejecución, y de arreglos tan imaginativos como ajustados.


Con una nómina de colaboradores muy bien aprovechada, no puedo evitar elucubrar  sobre el tipo de música que contendría este trabajo si las intenciones hubiesen sido otras; pero creo que es mejor disfrutarlo así, y a buen volumen. Acaso mayores pretensiones hubieran obturado, como en tantísimas ocasiones ocurre, su valentía e imaginación. Ironía, costumbrismo, humor negro, Los Planetas, pop, punk, Parálisis Permanente, Madchester, Los Ángeles, surf, country… Sírvanse sin recato.

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