05 diciembre 2013

MENSAJE EN UNA BOTELLA (22)



Bombero Montag es el sugerente alias tras el que se esconde Emilio Pérez, responsable de proyectos anteriores como El Increíble Hombre Menguante.
Este trabajo se sostiene con fundamento y soltura en la guitarra acústica y la voz de Emilio, con añadidos de armónica (que aportan esa pátina evocadora que sabe ser emocionante llegado el momento) y leves acompañamientos de percusión por parte de Gabriel Abril (escobillas y pandereta) en los tempos más rápidos.

Bombero Montag saca todo el partido a la diversidad de perspectivas sonoras que ofrece el folk en sus variantes más clásicas y eternas, ejecutadas con buen gusto y devoción. El incesante tapiz de acordes de su guitarra sabe ser trepidante en cortes como el inicial “¿Quién vigila a los vigilantes?” (certero retrato que de la situación vivida en España estos últimos años), o la excelente “¿Algún médico en la sala?". El resto del repertorio es delicado y meditabundo, ligeramente brumoso (“Hija de mil padres”), y siempre más cálido que agreste, a pesar del escaso ropaje sonoro. Sobre todo, es un muestrario de canciones llenas de vida, capaces de irradiar una luz nunca monótona. Las letras, plenas de historias e intención, están bien estructuradas, conjugando sugestivos juegos de imágenes y metáforas; sabiendo mirar con naturalidad tanto afuera como adentro.

Un buen disco de folk, generalmente se acaba convirtiendo en un fiel compañero de viaje, presto a caminar a tu lado lo escuches cuando lo escuches. Es el caso de este trabajo de Bombero Montag, toda una invitación a la complicidad.

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