Bombero Montag es el sugerente alias tras el
que se esconde Emilio Pérez,
responsable de proyectos anteriores como El
Increíble Hombre Menguante.
Este trabajo se sostiene con fundamento y
soltura en la guitarra acústica y la voz de Emilio, con añadidos de armónica (que
aportan esa pátina evocadora que sabe ser emocionante llegado el momento) y
leves acompañamientos de percusión por parte de Gabriel Abril (escobillas y pandereta) en los tempos más rápidos.
Bombero Montag saca todo el partido a la
diversidad de perspectivas sonoras que ofrece el folk en sus variantes más
clásicas y eternas, ejecutadas con buen gusto y devoción. El incesante tapiz de
acordes de su guitarra sabe ser trepidante en cortes como el inicial “¿Quién vigila a los vigilantes?” (certero
retrato que de la situación vivida en España estos últimos
años), o la excelente “¿Algún médico en
la sala?". El resto del repertorio es delicado y meditabundo,
ligeramente brumoso (“Hija de mil padres”),
y siempre más cálido que agreste, a pesar del escaso ropaje sonoro. Sobre todo,
es un muestrario de canciones llenas de vida, capaces de irradiar una luz nunca monótona. Las letras, plenas de historias e intención, están bien
estructuradas, conjugando sugestivos juegos de imágenes y metáforas; sabiendo
mirar con naturalidad tanto afuera como adentro.
Un buen disco de folk, generalmente se acaba
convirtiendo en un fiel compañero de viaje, presto a caminar a tu lado lo
escuches cuando lo escuches. Es el caso de este trabajo de Bombero Montag, toda
una invitación a la complicidad.
No hay comentarios :
Publicar un comentario