14 octubre 2015

MENSAJE EN UNA BOTELLA (28)

PABLO UND DESTRUKTION “Vigorexia emocional” (Marxophone)

Pablo García Díaz se me antoja como un crooner despecheretado asomado a un precipicio. Un animal arrebatado al que se oye respirar incluso entre los arreglos de cuerda y los momentos más plácidos de este tercer disco. Su apuesta sonora es todo un ejercicio de radicalidad fértil. Lo conocí con su anterior trabajo, que incluye temas inolvidables como “Limonov, desde Asturias al infierno” o “Pierde los dientes España” (“ahora que nadie te quiere, yo a ti me entrego”).

Pablo Und Destruktion me devuelve sensaciones que creía olvidadas, que han permanecido plastificadas bajo esa capa de superficialidad que lo ha ido envolviendo todo hasta borrar su relieve. Muestra arrojo, pasión, pero también la distancia que le permiten sus grandes dotes como letrista, capaz de combinar el verso esencial con el chocante, de concretar una idea o esparcir delirio e imágenes en combustión espontánea que, imbricados de cotidianidad, involucran al oyente como pocos. Surrealismo, ironía y absurdo son nutrientes de gran intensidad de un todo poderosamente descriptivo.
Se trata además de un buen cantante, cuya voz es inteligentemente colocada en primer plano en esta producción de Ángel Kaplan. Afortunadamente nada impostado ni torturado, aunque sí lacerante. Mostrando una elocuencia y una naturalidad que le permiten moverse ágilmente entre patrones estilísticos sin necesidad de hacerlos estallar.



Hay composiciones de belleza frágil y poderosa evocación, como círculos bien cerrados; y una marcada tendencia al crescendo partiendo de un hilo, como en “Los días nos tragarán a la vez” o las que remiten a la escuela coheniana y del folk polvoriento y crepuscular que lo emparentan con su paisano Nacho Vegas (“Ganas de arder”, “Mis animales” o “Dulce amor”), referencia esta tan cercana como lejana en según qué momentos. A subrayar cortes como “A veces la vida es hermosa”, bailable, setentera y funk; la ambientación flotante de “Califato”; o “Busero español”, por el lado rugoso e hiriente, cuya letanía me trae a la memoria a alguien tan reivindicable como Carlos Desastre.


Así es el mundo de Pablo Und Destruktion, donde Nick Cave se sienta a la mesa con Paco Ibáñez. Una apuesta por el contraste, la imagen desenfocada y el paso cambiado que revitaliza y atrapa.



Reseña publicada en el nº2 de la revista Lugares Comunes.

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