27 mayo 2020

ALFÉIZAR


Inquieto, espera cada mañana junto al alféizar de la ventana donde se posa, desde hace semanas, el mismo pájaro. La primera vez vinieron dos, pero uno nunca más volvió. Por atraerlo, puso comida sobre la superficie; mas era el pájaro escurridizo de siempre el que picoteaba el grano. Ese que aterriza con estrépito y desaparece caprichoso en cualquier momento, haciendo gala de su libertad de movimiento. Él no es persona de incertidumbres, y ansía la paz de la presencia fiel del pájaro amigo. Así que ha comprado en línea una jaula y ha madrugado para embadurnar de pegamento el alféizar.

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