José Casas aterriza con su cápsula del tiempo para levantarnos el ánimo. Y eso es algo digno de agradecer, desde luego. Mítico representante del mejor pop de la escena sevillana, publica el segundo trabajo a su nombre, esta vez acompañado de La Pistola de Papá. El cambio más importante respecto de su predecesor radica en la elección del castellano en detrimento del inglés, lo que permite aquilatar mejor una propuesta que camina firme hacia terrenos más personales. Por lo demás, el pop de los sesenta y el sonido new-wave siguen siendo sus excitantes e insobornables señas de identidad, gozosamente ancladas. Golosas y elegantes melodías a lo Paul Weller (“Scampa!!”), vivaces dibujos de guitarras y órgano, y la sana virtud de la concreción, tan importante en este estilo, cuyo mayor estímulo y empuje residen en su inmediatez y la plasticidad para volverse reflexivo y evocador. Un disco que se convierte en perfecta compañía con la vivificante calidez del mejor pop de guitarras.