08-01-1935: Fecha de nacimiento
de Elvis Aaron Presley en East Tupelo (Misisipi), aquel desordenado conjunto de
casuchas agrupadas en no más de cinco calles sin asfaltar. Nació cerca de las
cinco de la madrugada, treinta y cinco minutos después que su hermano muerto,
Jesse Garon (los segundos nombres de ambos respondían a una rima intencionada).
Elvis, a su vez, era el segundo nombre de su padre, Vernon, un hombre apocado y
parco que se casó con su madre, Gladys Smith, en 1933. Gladys tuvo un embarazo
complicado y solo hacia el final del mismo dejó su trabajo en la fábrica textil
de Tupelo. El hermano fallecido fue enterrado en una tumba anónima del
cementerio de Princeville. Siendo niño, Elvis acudía con frecuencia a la tumba
de su hermano, y ya de adulto haría numerosas referencias a su hermano gemelo.
Gladys, una mujer locuaz, vital y positiva, a la que su único hijo estaba muy
unido, afirmaba que cuando muere un gemelo, el superviviente recibe toda la
fuerza de los dos. Después de este, Gladys no puedo volver a tener hijos. La idea
del hermano muerto de Elvis recorre el segundo elepé de Nick Cave and The Bad
Seeds, llamado “The firstborn is dead” (“El primogénito está muerto”). En su
tema titular, “Tupelo”, el autor se hunde en los mitos del Sur profundo para
hacer una fantasmagórica y cruda recreación de aquella madrugada del 8 de enero
de 1935.
08-01-1968: Fecha de la edición
póstuma, menos de un mes después de su fallecimiento, del single de Otis
Redding “(Sittin’ on) the dock of the bay”, a la sazón nº1 en EE.UU. El tema se fue desarrollando a lo largo de 1967,
un año crucial para Otis. El guitarrista Steve Cropper, co-autor y pieza clave
en la consecución de la canción, afirma que lo único que tenía el cantante a la
hora de reunirse a trabajar el tema era la idea del barco que entraba en la
bahía, que le había surgido estando en San Francisco actuando en el Fillmore,
ya que se hospedaba en la misma bahía, dentro de una casa barco; y que él tomó
eso y terminó la letra. Se dice también, que el primer verso lo escribió en un
receso durante los conciertos que dio acompañado por The Bar-Kays en agosto,
mientras descansaba en un barco en el puerto de Waldo Point, en Sausalito
(California). De cualquier forma, los versos y detalles que iban dando cuerpo a
la canción fueron sumándose en aquellos ajetreados meses. Imagino que entre
cualquiera de los más de cincuenta conciertos que dio aquel año. Puede que en los momentos
libres que le dejaba su extensa gira por el Reino Unido de marzo y abril,
salpicada de otras fechas, como la memorable noche en el Olympia de Paris o su presentación en Oslo; o acaso durante
el emocionante fin de semana de mitad de junio en que se celebró el Festival de
Monterey, aquel punto de inflexión definitivo que demostró, la noche del 17 de
junio, bien a las claras, que Redding llegaba ya, y de manera definitiva, a
todo tipo de público. Otis Redding y Steve Cropper se reunieron en el estudio
para terminar la canción en sesiones que se produjeron el 22 de noviembre y el
7 de diciembre. A falta del último verso, Otis silbó una melodía que cubriera
ese vacío hasta que volvieran para terminarla. Pero a la postre, ese sería el
final definitivo y muy característico de la canción, ya que Otis Redding
falleció tres días después en accidente de avión junto a la mayoría de los
miembros de The Bar-Kays, que le acompañaban como miembros de su orquesta. Pese
al choque por la desaparición de Redding, la engrasada maquinaria no se detuvo:
cuando Cropper terminó de mezclar la canción, el cuerpo de Otis aún no había
sido encontrado. El guitarrista se encargó también de añadir a posteriori los sonidos de fondo de
olas y gaviotas.
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