14 enero 2019

14 DE ENERO EFEMÉRIDES


14-01-1963: Después de mucho suplicarle Brian, Mick y Keith, ese día tuvo lugar la primera  actuación de Charlie Watts con The Rolling Stones, en la sala Flamingo de Piccadilly. Su entrada supuso un cambio definitivo en las prestaciones del grupo en directo. Charlie (que más tarde sería el principal inspirador de Moe Tucker), era un músico impecable, mucho más sofisticado que sus nuevos compañeros, que gustaba de vivir a su ritmo y tocaba en aquel momento con Blues by Six. Los Stones, con tal de aportarle una seguridad económica que fuese atractiva para él,  se esmeraban en encontrar conciertos para poder ofrecerle al menos cinco libras semanales. Charlie tuvo su primera batería a los catorce años, regalo navideño de sus padres a su único hijo. Odiaba el rock and roll tan en boga, y estaba obsesionado por el cool jazz, afición que le ha durado toda la vida. Watts admiraba de tal manera a Charlie Parker que escribió a los veinte años un libro infantil titulado “Ode to a High-Flying Bird”, acompañado de pequeñas ilustraciones que explicaban la historia de bebop. Cuando Alexis Korner le propuso formar parte del conjunto de rhythm and blues que estaba montando, tocaba la batería con escobillas en un combo de jazz en la cafetería The Troubadour, situada en Knightsbridge. Tras una primera negativa, se incorporó a la primera formación de The Blues Incorporated en enero de 1962. Aquel verano, cuando la cambiante formación de Korner aumentó su prestigio, Charlie abandonó el barco porque prefería no abandonar su trabajo en el diseño gráfico y dedicarse por entero a la música. De ahí su paso al conjunto de jazz Blues by Six, que sí podía compaginar. Unos meses después, los Stones, con Brian a la cabeza, lograron convencerle y su vida ordenada  y pausada cambió para siempre.



14-01-1966: Aprovechando el lanzamiento junto a The Lower Third de su sencillo más prometedor hasta la fecha (ese “Can’t help thinking about me” con reminiscencias mods que comienza a dibujar su personalidad, acompañado por ”And I say to myself” en la cara b), David Jones, con 19 años recién cumplidos, decide cambiar su nombre artístico por el de David Bowie para evitar confusiones con el cantante de The Monkees, Davy Jones. La teoría más extendida señala que el nuevo apellido lo tomó prestado de James Bowie, conocido por sus habilidades con el cuchillo y fallecido mientras luchaba en calidad de comandante de los secesionistas tejanos contra México en la batalla del Álamo, en 1836. A partir de entonces, David Robert Jones, aquel muchacho crecido en Bromley, suburbio situado al sur de Londres, lleno de ambición y curiosidad, que nunca volvió a ser el mismo tras escuchar “Tutti Frutti” de Little Richard, sería para siempre David Bowie.



14-01-1977: Fecha de publicación del elepé “Low” de David Bowie, e inicio de la trilogía berlinesa. Esta nueva reinvención supuso un acertado intento de fusión entre lo electrónico y lo visceral; la fría instrumentación alemana de Kraftwerk y otros elementos del krautrock enhebrados con el calor rítmico del r’n’b y el funk. Una constante sensación de improvisación mágicamente encajada. Brian Eno se incorpora aquí al  mundo Bowie; funcionando a la vez como elemento inspirador, encargado (de importancia capital) de sintetizadores y complemento creativo de David. El disco se grabó en los estudios Chàteau d`Herouville, situados en esa ciudad francesa, y fue rematado en los Hansa de Berlin, situados junto al muro y tan inspiradores en sus proyectos inmediatos. Desde luego, “Low” fue un nuevo comienzo: RCA recibió el disco de manera bastante distante, suspirando por una segunda parte de “Young americans”, desagradó  a su esposa Angie y su anterior representante, Tony Defries, al que todavía le unían compromisos contractuales, lo calificó directamente de “mierda”. Aunque el disco obtuvo el reconocimiento a su complejidad y riesgo por parte de la prensa especializada, la compañía no sabía realmente qué hacer con él, y el hecho de que Bowie no lo promocionase tampoco ayudó demasiado. “Low” es un disco de esos que vive en su propio tiempo.



14-01-1978: Fecha del último concierto de los Sex Pistols (antes de su reunión de 1996). Fue en el Winterland Ballroom de San Francisco, y se cerró con un único bis, la versión de “No fun” de The Stooges. En 1997 se publicó “Live at Winterland 1978”, disco en directo que recoge la actuación. Su polémico representante, Malcolm McLaren, hizo pasar la gira por ciudades sureñas como Atlanta, San Antonio, Dallas o Tulsa, donde era más que probable encontrar un público hostil a la provocadora propuesta de un grupo siempre en el filo de la navaja y ahora en pleno proceso de descomposición. McLaren imaginó más portadas en la prensa, más escándalo y más publicidad suicida. Y nada de eso obtuvo, realmente. El devenir de la gira fue desastroso: Sid Vicious, a quien le había sido prohibido llevar encima nada de heroína, arrastraba un mono considerable y acabó autolesionándose con una botella; al poco de llegar ya estaba escapándose en busca de su dosis con parte del dinero común. Las cosas fueron de mal en peor: un Vicious desatado que no dudaba en agredir, llegado el caso, a un público siempre escaso e indiferente, cuando no directamente violento; actuaciones mediocres sino desastrosas; y una tensión y frustración constantes que terminaron haciendo saltar todo por los aires menos de veinticuatro horas después.



14-01-1985: Fecha de lanzamiento del primer elepé de 091, “Cementerio de automóviles” (DRO), grabado como premio a su victoria en la tercera edición del concurso de rock Alcazaba de Jerez. La grabación del disco ya estaba prevista, aunque su sello no se terminaba de decidir, acariciando la idea de sacar solo un maxi. El premio supuso el aldabonazo necesario para su edición, ya que consistía en la grabación de un álbum precisamente con su propia discográfica. La grabación se inició en los estudios TRAK el 18 de noviembre de 1984, y se emplearon sesenta y cuatro horas, repartidas en ocho días a sesiones de ocho horas, unas diurnas y otras nocturnas. En los créditos el disco aparece producido por 091 y el técnico de sonido fue Eugenio Muñoz, habitual de la casa, lo que da a entender que todos metieron la mano y entre todos lo produjeron. La banda quería contar con Peter McNamee como productor, pero desencuentros con DRO lo impidieron. Lamentablemente siguieron el mismo camino que “Manifiesto Guernika” de T.N.T. Ambos grupos valoraban el trabajo del británico en el disco “Rimado de ciudad” en 1982, y a los dos les fue imposible trabajar con él por impedimentos de la misma discográfica. Los nueve temas incluidos fueron compuestos por José Ignacio Lapido, quien, a pesar de la bisoñez que aún mostraba el grupo, dejó muestras indelebles de su talento compositivo. Los arreglos corresponden a la banda, salvo los de los temas “El desafío”, “Ella está detrás de la puerta” y “Arenas movedizas” que estuvieron a cargo del músico de jazz Nicolás Medina. Otros colaboradores fueron José Luis Medrano (trompeta y fliscorno), Manuel Fernández (saxos) y Luis Poyatos (piano). Con todo, El grupo no salió contento con el sonido obtenido, algo tan habitual en la época. Se echan de menos una guitarras más en primer plano, mayor cohesión, pero en general el resultado es bueno, y la mayoría de las canciones han superado muy bien el paso del tiempo. La deuda sonora con el afterpunk del momento es evidente pero, a pesar del excesivo dramatismo de la voz en algunos instantes, el conjunto resulta menos impostado de lo que cabría esperar. En su oscuridad, ambientación, matices y letras palpitan un vigor y una ansiedad reales, perdurables. El single “Ella está detrás de la puerta” sirvió de atractivo avance de un trabajo que, aun significando un importante empujón para la carrera del grupo, tuvo un discreto recorrido comercial, lastrado por la falta de promoción y la relación cada vez más difícil con una independiente con vicios de multinacional, como casi todas. Al negarse a seguir vinculados al sello, 091 tuvieron que comprar su carta de libertad a cambio de 200.000 pesetas.



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