16. GUITAR MAN: PELIGRO
DE INCENDIO
Un año después, con “Si la muerte
me mira de frente me pongo de lao”, Jorge Martínez inaugura un nuevo sello,
La Casa
del Misterio, optando por la autoedición; camino este tomado sin mejor
opción a la que agarrarse por muchos artistas en la década de dos mil. Se
decide a volver al formato de trío (se cae el saxo de Juan Flores), con un
sonido crudo, directo y forjado con revitalizadoras aristas (sorprende la rabia
que desprende la voz de Jorge en ocasiones), que le congracia en parte con su
primera y gloriosa época. Mejor sonido, pero temas no tan inspirados como aquéllos. A pesar de ello, aquí se encuentran algunos de los mejores que
Martínez haya escrito nunca, como “Chica del Este” o “Libérate”. Este
último es uno de sus orgullos: tardó veintiocho años en completarlo, en atinar
con lo que la composición le pedía; complejo, expansivo, cabalgando sobre
diversos niveles de intensidad, tan reflexivo en la mirada interior como
evocador de espacios inconmensurables. “El demonio” remite al tema de la delincuencia juvenil, rock directo, sin
rodeos, que canta las gestas de un delincuente infantil sevillano cabecilla de
su propia banda. “Héroe de los gatos”
y “Si la muerte me mira de frente me pongo de lao” circundan la década de los cincuenta, y qué decir de la
rotunda adaptación de “Riot in cell block #9” de
Leiber-Stoller (“Motín en la prisión”).
“Verano del 93” , surgida después de una fiesta afterhours, es soul a corazón abierto, y el twist vuelve en “Como lo haces tú”. El pop regresa con “Señorita “qué rara soy””, mientras el power-trio
inflamable de extracción setentera se desarrolla a pleno pulmón en “Con los ojos abiertos” o “Vuelven los problemas”, lindando
incluso con lo progresivo (“La rabia de vivir”). Por último, “A prueba de marcas”, corte acústico tocado con su Epiphone, recrea esa melodía naif tan suya. Para
mí su disco más completo desde “Regreso
al sexo químicamente puro”.
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