7. ROCK DE ESPEJO
ROTO
Paco Martin, después en Twins, publica el primer álbum, “Ilegales” (el de la famosa portada de
la pistola en la sien), ese mismo 1.982 en un sello creado ex profeso (Hi-Fi Electrónica). Aunque con un
sonido mejorado, más lleno y rugoso, abundaron en las canciones de impronta
inmediata. Rock de espejo roto, directo, de raíz clásica e inercia punk. Callejero,
peligroso, esquemático; un esqueleto de huesos duros. Carne de himno (“Hola mamoncete”, “Problema sexual”, “Caramelos podridos” o un “Delincuente habitual” deudor del “Uncontrollable urge” de Devo) conducida por un guitarrista talentoso que sabía ir al grano y
construir riffs memorables. La
inmediatez solo cede en momentos clave: las guitarras envolventes del rock
contenido y alerta de “Tiempos nuevos, tiempos salvajes” y “Yo soy quien espía los juegos de los niños” (cinco minutos en estado de gracia, desde la
letra al sonido sincopado y esa guitarra que sabe ser tan enigmática como
brumosa); o “La casa del misterio”,
una de sus composiciones más complejas, con una melodía tan bella como
desvaída; un hilo a punto de romperse por algún sitio; dramática, inmersa en un
ambiente a la vez cargado e inasible, rotando en una nube de inquietud y melancolía eléctrica.
Y, cómo no, esa facultad tan suya de esconder versos definitivos entre
estribillos prosaicos (la muy new wave “No me acaricies el pelo”). Para entonces, ya eran figuras destacadas de lo que se dio en
llamar con desbordada imaginación “Rock Periférico”.
Primer elepé de Ilegales con su mítica portada. Ouka Lele se encargó de retocar la imagen elegida. |