15 agosto 2018

MENSAJE EN UNA BOTELLA (44)


DAVID HOLMES “Bow down to the exit sign” (Go! Beat-So Dens-Universal)



Servirse convenientemente de la electrónica, o servirse convenientemente del rock. Ahí pueden residir algunas de las claves para la supervivencia del rock más visceral y estimulante. El pinchadiscos David Holmes apuesta por eso, se acerca al rock lo mismo que Primal Scream abrazaron la electrónica, fundiéndose en una colisión epatante, vertiginosa, sin vuelta atrás. Crea un mare mágnum rítmico en el que cabe toda la carga tórrida de un riff de piano de lo más groove, “Compared to what”, o la urgencia exultante y sucia de una guitarra stoniana seguida inevitablemente de la voz de Bobby Gillespie, gurú vocal del rock del próximo siglo (“Sick city”). Se ofrecen las líneas maestras del mejor rock, su vertiente más excitante, a través de la combinación de un furibundo recorrido aéreo de samples y efectos, y un envilecido conjuro terrestre de guitarras horadantes, bajos y percusiones, oficiado por alguien a quien se le va a permitir traer y llevar los sonidos cuando y como quiera, acompañarse de quien quiera y subvertir el orden que le apetezca. Así, Holmes puede extender su “actitud” rock a densos apuntes de Barry Adamson; sumergirse en lodos de blues: con Jon Spencer cantando en “Bad thing”, el ambiente de “Out run” con Martina Toppley-Bird deslizando estribillos irrefutables, o la espiritual “Living room”, contando con la arenga de Carl Hancock Rux. Retomar a Gillespie para, mediante un manto de Farfisa y guitarras, mezclar ritmos negros con garage oscuro en “Slip your skin”, ofrecer con “Zero tolerance” a una Martina turbia, juguetona y punk; o hacer viajes panorámicos de voluptuosidad sonora tal que los Primal Scream más lisérgicos en “69 police”. Todo ello encadenado con credibilidad y naturalidad. Siglo XXI.



Publicado en octubre de 2000 en la revista El Batracio Amarillo.

14 agosto 2018

MENSAJE EN UNA BOTELLA (43)


DEATH IN VEGAS “The Contino sessions” (Deconstruction)



Richard Fearless y Tim Holmes vuelcan sus influencias, curiosidad sonora y bagaje en un segundo proyecto que es ya una vía creativa en sí mismo. Escuchándolo, se me hace difícil relativizar su importancia en el contexto rock actual. Porque, a pesar de su fuerte sustrato electrónico, éste está al servicio de una idea de rock; persiste y destaca esa enjundia sólo conseguida con guitarras, la emoción y densidad transmitidas mediante instrumentos más o menos convencionales. Algo parecido a esa conexión terrestre que mantuvieron siempre Spacemen 3. Un tema inicial como “Dirge” es una prueba de genialidad: teje una maravilla sobre dos acordes, elevándola, desarrollándola y manipulándola hasta que la electricidad planeadora colisiona con los sintetizadores. En “Soul audionner” canta Bobby Gillespie, un ejercicio psicodélico sobre base hip-hop que debe tanto a Happy Mondays como a Primal Scream. “Death threat” evoluciona entre dub y guitarras saturadas, como unos Massive Attack endurecidos y sofocantes. Se pasa de la inundación de psicodelia de “Flying” a las espirales repetitivas de “Aisha” (que emula el riff clásico stooge con la voz de Iggy Pop), o a la suntuosa arquitectura de “Neptune city”. En “Broken little sister” es Jim Reid de The Jesus & Mary Chain quien canta, en un tema que rescata el éxtasis eléctrico de éstos; y la embriagadora “Aladdin’ story” es el último y vaporoso acierto de un trabajo inolvidable.



Publicado en mayo de 2000 en la revista El Batracio Amarillo.

12 agosto 2018

MENSAJE EN UNA BOTELLA (42)


BOSS HOG “Whiteout” (city Slang-Virgin)



Jon Spencer se toma un año sabático con la Blues Explosion y resucita a Boss Hog, la intermitente banda que mantiene desde finales de los ochenta con su esposa, Cristina Martínez. Lo que fuese otro ejemplo de chatarra sónica y desmesura surgida de la infecciosa raíz de Pussy Galore, ya mostró con “Boss Hog” (Geffen, 95) un carácter cada vez más refinado, que ahora llega a extremos que los colocan en el mismísimo umbral de la comercialidad. La producción, dividida entre el Cardigan Tore Johansson (que también se ocupó del “Good humor” de Saint Etienne) y Andy Gill de los Gang of Four (responsable de “Social dancing” de Bis), colabora para ello, mostrando la guitarra de Spencer en un discreto segundo plano o en un primero sin demasiada mordiente; marcando nítidamente los ritmos y dotando a los teclados de Mark Boyce de mayor presencia y relevancia. Sea como fuere, lo que aquí destaca se encuentra en los cinco primeros cortes, inspirados jugueteos de r’n’b en singles potenciales del calibre de “Whiteout”, “Chocolate” (que recoge algo de la Blues Explosion), “Nursery Rhyme” o “Fear for you”, donde Cristina maúlla como si de Nancy Sinatra se tratase. Aparte del sugestivo y fibroso rock de “Stereolight”. A partir de ahí la cosa pierde pegada, “Get it hile you wat” aniquila el espíritu Boss Hog con su descarado parecido con Garbage; y aunque “Jaguar” recupera un poco el sitio, sólo volvemos a vibrar al final, con el sonido garage presente en “Trouble” y “Monkey”, ambas producidas por el grupo.



Publicado en mayo de 2000 en la revista El Batracio Amarillo

11 agosto 2018

MENSAJE EN UNA BOTELLA (41)


VAINICA DOBLE

“LAS HADAS QUE UN DÍA NOS CANTARON”


En el dúo Vainica Doble (Carmen Santonja y Gloria Van Aerssen) se dan cita factores poco usuales en el transcurrir de la música popular en España: su carrera ha sido intermitente, que no irregular ni errante, y se ha desarrollado durante más de treinta años sin que su personalidad se haya resentido especialmente. Salvo algunos conatos progresivos y de fusión (“Contracorriente” Gong, 76), su sonido ha ido siempre por los mismos derroteros. Su fabulación constante, sus pequeños cuentos, encontraron desde el principio el mejor acomodo en las suaves líneas instrumentales de un folk-pop tocado tangencialmente por el rock, huyendo siempre de la estrechez sonora de la canción protesta de los setenta. Un sonido que es el brote de la suma de sus personalidades, maduro y esmerado; divertido aunque con el poso a veces amargo de unos textos medidos, hilvanados con precisión, cosidos con el cariño y el vasto conocimiento del lenguaje por parte de Carmen. Descriptivos a veces hasta el detalle, siempre pendientes de su rima consonante, de su cohesión interna; cargados de sentimientos, imágenes, sensaciones y sentido. Algo así como escuchar una canción, disfrutarla y a la vez estar pendiente de cómo acaba, o recordarla y evocar una imagen antes incluso de que surja un tarareo. La discontinuidad de su carrera fue algo provocado por una independencia real, por la búsqueda de una libertad personal que garantizaba de paso una autenticidad a cada entrega discográfica sin parangón en su momento.  Extendiendo una callada pero creciente influencia, un fluente susurro que acrecentó su prestigio y las puso en boca de todas las generaciones musicales que las sucedieron.



Ahora se despiden a través del sello Elefant (sin duda el mejor sitio que podrían elegir), hecho desgraciadamente coincidente con el fallecimiento de Carmen Santonja. Dejan un delicado adiós que las termina de perpetuar en la memoria de las melodías más sutiles y emocionantes. Con “En familia” recuperan la senda de “Taquicardia” (Nuevos Medios, 84). Grabado realmente como su título indica, rezuma buen gusto en la producción, contención y sabiduría, tocando todos los palos del mundo vainiquero. Suspende desde la inicial “Chiribitas de limón”, predisponiéndonos a un estado de percepción distinto. Ofrece nuevos retratos y personajes para una galería ya amplia y paradigmática, tanto de la España que les tocó observar (el vals “Don Marcial”, “La vegetariana” o “El chalé”) como de una imaginación capaz de insuflar el halo de lo onírico a la cotidianidad más absoluta. Algo así ocurre en “El ruido”, o cómo hacer un canto a la vida de un problema de lo más común (cántasela a tus vecinos). Regala las más estremecedoras declaraciones de amor con “Dices que soy” y “Quiero tu nombre olvidar”, y vuelca la mayor de las ternuras (“Nana en re”). A la vez se caricaturizan como protagonistas del rocanrol “La flor de la canalla”, le dan al boogie-rock  en la mencionada “La vegetariana”, o hacen gala de pícaro buen humor con la chispeante “Chinita de Shangai”. Recuperan de su cancionero televisivo “El rey de la selva”, con ese ambiente de trompeta y percusiones tan poco habitual en el pop actual y… deja que la varita toque a tu alrededor.



Reseña del CD "En familia" (Elefant, 2000)
Publicado en febrero de 2001 en la revista El Batracio Amarillo (disco del mes)


10 agosto 2018

MENSAJE EN UNA BOTELLA (40)


THE MAGNETIC FIELDS “69 love songs” (Merge-Circus)



Hablar de un triple CD con sesenta y nueve temas, a 23 por disco, y poseedor de no menos de cincuenta canciones excelentes, entraría en el terreno de lo imposible si no nos refiriésemos al gran miniaturista del pop. En efecto, Stephen Merrit, en este sexto trabajo de su banda principal, se saca de la manga un desbordante caudal de sentimientos en forma de canción. Tonadas que conjugan guitarras acústicas y lluvia de mandolinas con electrónica básica y brillantes detalles de piano y cuerdas; formando un articulado y frondoso universo propio: incontenible, difícil de compendiar, imposible de relativizar. La música va saltando fluida de un estilo a otro en unos temas tocados por la magia de la verdadera espontaneidad. Acompañando y empastando su voz grave y resonante con la de Claudia Gonson (batería, piano y representación) y la de varios colaboradores (LD Beghtol, Dudley Klute y Shirley Simm, compañera de Claudia en Lazy Susan), asistimos a una suerte de relajación ante un intimismo cómplice (es fácil imaginar a los músicos alrededor de unas botellas de vino, animándose a cantar conforme les va apeteciendo). Estilos que conviven y se compenetran en un minuto, canciones capaces de concederle veinte segundos a otro registro distinto, dentro de un andamiaje de sutilidades más tierno que frágil, reminiscente de las constantes sonoras de la banda: pop inspirado y sencillo de confección casera en “All my little words”, “(Crazy for you but) no that crazy” o “How to say goodbye”. Sentidas baladas de crooner solitario (“I don’t belive in the sun”, “Very funny” o “Blue you”); y recreaciones del pop sintético de los ochenta (“Let’s pretend we’re bunny rabbits”, “Long-forgotten fairytale” o “I can’t touch you anymore”). Además de, no se nos olvide, experimentación, rudimientos folk, country, esencias de blues pantanoso, disonancias jazzísticas, o sones fronterizos. Pudiendo ser a la vez Roy Orbison y Stereolab. Inconmensurable.




Publicado en febrero de 2001 en la revista El Batracio Amarillo.

08 agosto 2018

MENSAJE EN UNA BOTELLA (39)


AUTOUR DE LUCIE “Faux movements” (Le village vert-Green ufos)



El día en que el pop actual, y el francés en particular, languidezcan en su propio encanto, habrán de sobrevivir trabajos como este, que, a pesar de resultar lánguido y encantador, ofrece el murmullo de una vitalidad interna turbulenta, de una elocuente vida intestina. Tal es el caso de “Je suis un balancier”, con sus caídas, silencios y crescendos, el suspense de esa encrucijada de electrónica y adusta intuición melódica; o “Le dernier mot”, esta más seductora. “Je reviens”, por su parte, ejerce de gran canción de este tercer trabajo del grupo, seis minutos de cadencia acústica, perfecta en su simplicidad y arropada de presencia orquestal. La calidez de la juguetona “Le salon”, no le va a la zaga; mientras que “Chanson de l’arbre” y “Corps étrangers” dejan volar toda su capacidad de ensoñación dentro de cierta envoltura trágica. Todo esto contrasta con el seco y enigmático fragor de “Sans commentarie” o las marcadas guitarras que subrayan la tensión de “Vide” y el sofocante ambiente de “La condition pour aimer”. Sensaciones inolvidablemente guiadas por Valerie Leulliot.



Publicado en febrero de 2001 en la revista El Batracio Amarillo.

02 agosto 2018

VIAJAR EN GLOBO


Hay personas que, si algún día viajan en globo, gritarán y mirarán hacia la inmensidad del cielo embobadas y llorosas, sintiéndose parte de él. Abrirán la boca para recibir la brisa, extenderán los brazos y experimentarán un acariciante y vertiginoso temblor al ver agrandarse y difuminarse el paisaje bajo sus pies. Otras, sin embargo, se limitarán a mirar los rostros de admiración, frustración, temor o envidia de los que no pudieron subirse y, cuando estos se vuelvan borrosos, empezarán a desear con todas sus fuerzas que el viaje termine.

19 julio 2018

REVOLUCIÓN

Mientras bajaba las escaleras, sintiéndome señalado y culpable, pensando en un lugar donde esconderme, deseé con todas mis fuerzas que al salir a la calle hubiese estallado una revolución.

LO POSIBLE

Aspiremos a lo posible porque, una vez conseguido, irá dando pie a otros posibles.

08 julio 2018

EL PENALTI


Aún recuerdo cuando terminó la tanda de penaltis. Fue un zumbido, un instante cargado de sensaciones que se empujaban las unas a las otras; imposibles de definir más allá de un fuerte apretón de entrañas. Como me solía pasar durante cualquier acontecimiento relevante que ocurriese a mi alrededor, ellos me localizaron enseguida entre la multitud: mi madre acarició levemente mi pelo desde algún lugar muy lejano, sin llegar mirarme a la cara; mi padre emitió sonidos desde otra habitación que parecían brotar de una radio antigua; los vecinos, los tenderos y los profesores dejaron lo que estaban haciendo y cuchichearon entre ellos asintiendo y señalándome con el dedo. Ante un tiempo que no parecía querer avanzar, sólo conseguí pensar con claridad en el camino recorrido hasta llegar a ese momento: la búsqueda de mi asiento en la inmensa grada, el largo viaje en metro aplastado entre bufandas, cánticos y parafernalia; la comprobación de no olvidar nada antes de abandonar el hotel o los móviles ajenos que no paraban de sonar en el vestíbulo. No satisfecho con eso, el pensamiento desbocado continuó, vertiginoso y voraz, su viaje hacia atrás en línea recta, cada vez a mayor velocidad, devorando años y  circunstancias, recortando mis vivencias, sintetizándolas como el químico más loco y brillante; como queriendo escapar a toda costa del vacío. Desfilaron rápidamente ante mí las caras de futbolistas que me miraban cómplices desde el cartón gastado de los cromos, cada vez más antiguos; aquellos álbumes completados, apilados y abultados, repasados una y otra vez. Tensos botes neutrales en tumultuosos partidos que se interrumpían cada dos por tres cuando se acercaba un coche; botas brillantes en otros pies; lejano césped artificial en el que se perdía la vista; inmaculadas redes blancas en las porterías de los colegios privados, más allá de las vallas; el dulce calor transmitido por las manos fuertes y la respiración de los rivales desconocidos que me acompañaron al hospital tras aquel esguince…Y, finalmente, esa sensación agotadora, que me obligó a sentarme aterido entre el jolgorio, de haber pasado demasiados años empujando un desgastado balón de cuero, siempre cuesta arriba, siempre temiendo perderlo tras la última patada. Hasta hoy, hasta el momento del grito ahogado que hace estallar la mordaza, del abrazo al desconocido, del llanto impúdico que colma el vacío, del descanso.

23 mayo 2018

LA POLÍTICA

La política acaso sea el arte de manejar la información, sus medidas y sus tiempos: qué, cuánto y cuándo se oculta, se tergiversa o se amplifica.

15 mayo 2018

MADRE NO HAY MÁS QUE UNA (II). LAS MIRADAS.


Me gusta mirarte cuando bajas la rampa con el cigarrillo colgando entre dedos nerviosos coronados por uñas rojo fuerte. Avanzas a pasos pequeños,  apoyándote en la pared para no resbalarte con los tacones. Pareces una muñequita apurada por el limitado movimiento de tu apretado vaquero rosa. Me gusta mirarte y que me mires. Vas gritándole cosas a tu hijo mientras te colocas el cigarro entre los labios y levantas la palma de tu mano derecha con firmeza. Le has dicho bien claro que se va a enterar. Estás sofocada, una llamarada violenta atraviesa tu cabello rubio, tan rubio. Te aproximas decidida, ofuscada y vengativa por el poco caso que el niño te ha hecho delante de tus amistades. Me gusta mirarte, sostener tu mirada. Me siento poderoso en ese instante de pulso de miradas. Poderoso por primera vez en mi vida, ya que mi mirada te amortigua, ralentiza tu arrebatada y liberadora decisión de cruzarle la cara de un bofetón. Mi mirada se mantiene firme y por fin te detiene, te para en seco, te congela. Sólo pareces respirar a través de esos ojos que van del niño a mí y de mí al niño cargados de reproche, odio y sorpresa. Mi mirada te ha hecho recomenzar en esta espléndida mañana primaveral, tras tantos días de lluvia. Por fin, me echas un último vistazo y desapareces rampa arriba; arrastrando indecisa, como recién despertada de un sueño, a tu hijo del brazo.

NAZIS

Hoy en día los nazis gustan de camuflarse acusando a sus enemigos de nazismo.

08 mayo 2018

LA BÚSQUEDA


Un buen día, nos vimos empujados a iniciar la búsqueda de un futuro que se hacía el encontradizo pero que queríamos evitar. Se escondía para sorprendernos, para dejarnos sin palabras, pero las puntas de sus alas sobresalían por nuestro frágil e improvisado parapeto, que todavía creíamos fortaleza. Su despliegue ensombrecía el espacio aún ilimitado de nuestra quimera. Decíamos buscarlo a todo aquel que nos preguntaba; sobre todo a los que se dirigían a nosotros mostrando cierta ansiedad desde su posición definitiva, ya sin tocar el suelo, colgando de alguno de los múltiples pliegues de aquella flor gigante y predecible. Siempre prometíamos ponernos manos a la obra, asintiendo con gesto serio; pasado el tiempo, incluso entre nosotros mismos. Todos los días mentíamos, decíamos estar buscando, descifrando su infinita red de códigos, mientras nuestras mentes evitaban fijar la atención, concretar la búsqueda, aceptar el encuentro. Casi sin darnos cuenta terminamos por escondernos los unos de los otros. Nos evitábamos, tragando la ligera angustia de ser conscientes de todo lo que íbamos dejando atrás casi sin enterarnos. Todo lo que nos había unido y conformado se iba deshaciendo, convirtiéndose en pasado terroso. Sin saberlo, íbamos despojándonos del equipaje al que vivíamos abrazados, dejándonos atraer por una fuerza magnética promisoria y abrumadora que nos abrigaba haciéndonos oler continuamente la derrota de aquellos que se resistían. Cuando sentimos desaparecer el suelo bajo nuestros pies, supimos que la búsqueda había terminado.

30 diciembre 2017

BIENVENIDOS AL PUNK (CAMINO DE THE SEX PISTOLS)

The Kingsmen “Louie, Louie” (“Louie, Louie”, single 1963)
The Trashmen “Surfin’ Bird” (“Surfin’ Bird”, single 1963)
The Kinks “You really got me” (“You really got me”, single 1964)
The Who “My generation” ("My generation", 1965)
The Fugs “Kill for peace” ("The Fugs", 1966)


The Fugs
The Sonics “Cinderella” (“Boom”, 1966)
The Seeds “Evil hoodoo” (“The Seeds”, 1966)
The Monks “I hate you” (“Black monk time”, 1966)
The 13th Floor Elevators “You gonna miss me” (“The Pychedelic sound of the 13th Floor Elevators”, 1966)
Captain Beefheart “Zigzag Wanderer” (“Safe as milk”, 1967)

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The Monks

The Velvet Underground “I heard her call my name” (“White light/White heat”, 1968)
Kim Fowley “Animal man” (“Outrageous”, 1968)
MC5 “Kick out the jams” (“Kick out the jams”, 1969)
The Stooges “I wanna be your dog” (“The Stooges”, 1969)
Can “Outside my door” (“Monster movie”, 1969)

Kim Fowley

Pink Fairies “Do it” (“Never never land”, 1971)
Roxy Music “Re-Make/Re-Model” (“Roxy Music”, 1972)
The Modern Lovers “Roadrunner” (“The Modern Lovers”, 1976). Grabado en abril de 1972.
Iggy &The Stooges “Search and destroy” (“Raw power”, 1973)
The New York Dolls “Personality crisis” (“The New York Dolls”, 1973)

Pink Fairies

Patti Smith "Piss factory" ("Hey Joe", single 1974)
Dr. Feelgood “She does it right” (“Down by the jetty”, 1975)
Neon Boys “Love comes in spurts” (“Neon Boys”, 1975)
The Dictators “Master race rock” (“Go girl crazy”, 1975)
Peter Hammill “Nadir’s big chance” (“Nadir’s big chance”, 1975)

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Neon Boys

The 101ers “Sweety of the St. Moritz” (“Egin avenue breakdown”, 1981). Grabado el 28-11-75.
Ramones “Now I wanna sniff some glue” (“Ramones”, 1976)
The Runaways “Cherry bomb” (“The Runaways”, 1976)

101ers

28 diciembre 2017

BIENVENIDOS A LA FIESTA DEL ROCK AND ROLL

"It's tight like that"(Tampa Red & Georgia Tom, 1928)
Ida red”(Bob Wills and the Texas Playboys, 1938)
"Roll 'Em Pete"(Joe Turner, 1938)
"Step it up and go"(Blind Boy Fuller, 1940)
"Junker's blues"(Champion Jack Dupree, 1941)
"Flying home"(Lionel Hampton with Illinois Jacquet, 1942)
Caldonia”(Louis Jordan and His Tympany Five, 1945)
Freight train boogie”(The Delmore Brothers, 1946)
That’s Alright”(Arthur Crudup, 1946)
Rocky road blues”(Bill Monroe and His Blue Grass Boys, 1946)

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Arthur Crudup

Good rockin’ tonight” (Roy Brown, 1947)
"Move it on over"(Hank Williams, 1947)
The Fat Man” (Fats Domino, 1949)
Mardi Gras in New Orleans”(Professor Longhair, 1949)
Rock the joint” (Jimmy Preston and His Prestonians, 1949)

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Jimmy Preston

Feelin’ Happy”(Joe Turner, 1949)
"Good morning judge"(Wynonie Harris, 1950)
"Strollin' with bones"(T-Bone Walker, 1950)
Rocket 88 (Jackie Brenston and His Delta Cats, 1951)
"High priced woman" (John Lee Hooker, 1951)
The train kept-A-rollin’” (Tiny Bradshaw, 1951)
"Blackberry boogie"(Tennessee Ernie with Cliffie Stone's Orchestra, 1952)
Rock me all night long” (The Ravens, 1952)

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Tiny Bradshaw

Lawdy miss Clawdy”(Lloyd Price, 1952)
Crazy man,crazy” (Bill Haley and His Comets, 1953)
Hound Dog” (Big Mama Thornton, 1953)
"Money honey" (Clyde McPhatter & The Drifters, 1953)
"Please love me" (B.B. King, 1953)
Work with me, Annie”(Hank Ballard and The Midnighters, 1954)
Rock around the clock(Sonny Dae and his Knights, 1954)
"Hoy hoy"(Little Johnny Jones, 1954)
"Shake, rattle and roll"(Joe Turner, 1954)

Big Mama Thornton





22 diciembre 2017

MENSAJE EN UNA BOTELLA (38)

EL OSOMBROSO Y SONRIENTE FOLK DE LAS BADLANDS “Gloria o Manicomio” (Sociedad Fonográfica Subterránea, 2017).


Expresarse a través de los sonidos de raíz estadounidenses corre el riesgo de desembocar en la autocomplacencia, en el ejercicio de estilo sin más. En la persecución de la mera emulación técnica, generalmente con una actitud mucho más purista que la de los artistas originales. En el caso que nos ocupa, el riesgo podría verse seriamente incrementado dada la veteranía y calidad continuamente contrastada de los involucrados (Antonio Travé, Isaac Fernández, Antonio Pelomono, Raúl Bernal o Dani Díaz), personajes de la escena granadina curtidos en infinidad de proyectos a lo largo de los años, o profundos conocedores de los secretos de los instrumentos clásicos del country, el folk y el blues, como es el caso de Francisco Molina. No se apuren, la cuestión queda solventada desde primera hora gracias a unas composiciones redondas y unos músicos que disfrutan insuflándoles vida.

Las canciones se despachan con gran solvencia instrumental, en ningún caso suenan recargadas, ni queda rastro de exhibicionismo hueco. Sencillamente, se desarrolla y comparte toda una cultura musical plenamente interiorizada, usada como eficaz vehículo expresivo. Camaradería sonora tal que unas basement tapes desde las "Badlands" de Benalúa de Guadix.  

Los temas son en su mayoría cortos, breves y coloridas viñetas que pasan como un suspiro dejando su bien marcada impronta. Un trabajo resuelto en menos de media hora que es todo un ejemplo de concreción, dado que cada corte, a pesar de sus puntos en común estilísticos, posee su propio peso específico. Se dice lo que se quiere decir y punto, y se reviste con pericia y conocimiento.  Además, la espontaneidad no está para nada reñida con el sumo cuidado del detalle.



El Osombroso y Sonriente Folk de las Badlands, asumió desde los inicios de la banda el fin lúdico y la necesidad de transmitir y comunicar que han sido la razón de existir de estos sonidos desde su origen. El cancionero, lejos de cualquier tentación de imitación o simple parodia, traslada historias propias en las que brotan con naturalidad el humor y el absurdo, la reflexión o el lamento. Las referencias literarias y el uso de expresiones populares ayudan a conformar, sin disonancias, el brebaje del marchamo propio.


Desde la portada se saluda el mundo de las películas del oeste, abundando en el interior en el lado “spaghetti” con las apariciones estelares del Clint Eastwood de “El bueno, el feo y el malo”, “Sin perdón” y “Por un puñado de dólares” o el instrumental inicial, dos morriconianos minutos y pico tan trepidantes como crepusculares. A partir de ahí, sólo queda disfrutar repetidas veces de aromas honky tonk, bluegrass, country o western swing; valses, polcas, o incluso calipso. “La fiebre del oro” es el corte más largo, efluvios sureños imbuidos del trance Neil Young. Aviso importante: no se quede el oyente en la superficie humorística, hay mucho más donde escarbar.

29 noviembre 2017

MENSAJE EN UNA BOTELLA (37)

JOSÉ IGNACIO LAPIDO “El alma dormida” (Pentatonia, 2017)


“CRUCE DE CAMINOS, NOS EQUIVOCAMOS”


El título de este humilde texto condensa, a mi parecer, las mejores cualidades del Lapido letrista: evocador siempre con un pie a tierra, genuinamente irónico a la hora de enfrentar dudas y asimilar certezas. Se agradece que en la portada aparezca caminando tranquilamente, paseando su perplejidad de ciudadano, como lo haría por cualquier calle, sin necesidad de llevar el estuche de su guitarra, como gritando: “miradme, soy un trovador”.

Cada disco de José Ignacio Lapido se me antoja una pequeña ciudad. Un lugar nuevo que se va poblando de viejos conocidos tras cada escucha. Me gusta pasear por esas callejuelas que son sus letras, dejarme imbuir por sus imágenes, que terminan siempre fundiéndose con las mías, o doblar las esquinas de evocaciones arrasadoras que espolean mis recuerdos. Toparme con algunas verdades. Rodearme de sus personajes, aun sabiéndome caminando solo. Reflexionar sobre sus reflexiones, escuchar su eco admonitorio. Ir masticando retazos de la realidad y sus despropósitos entre enredaderas de dobles sentidos y metáforas definitivas. Sentirme mecido en interrogantes. Percibir, escucha tras escucha, el proceso de solidificación de frases memorables que se alojan para siempre en algún lugar de la memoria. Subir cuestas o dejarme ir por recodos y sinuosas calles sombrías, con la seguridad de que terminarán por desembocar en la placita soleada de un gran estribillo. Y vuelta a empezar: avanzar, descubrir, tararear, dejarse ir…



La música juega sus cartas con pericia, esquivando la rutina y la linealidad sin artificios, calcos o estrambóticas coartadas; creo que en buena medida gracias a la participación en los arreglos de Raúl Bernal. Abundan los pequeños detalles, perfectamente ajustados a la maquinaria compositiva, dentro de otro ejercicio de sobriedad sonora, que no parquedad. Arreglos tan imaginativos y estratégicos como prudentes y medidos, que buscan realzar sin restar protagonismo a lo importante, que expanden, perfuman y dotan de relieve. Gozosos subrayados. Nada compromete un estilo macerado disco a disco, tan propio como irrenunciable. Lapido no corre riesgos, no siente la necesidad de ensanchar su sonido al albur de nuevas y fugaces tendencias, ni siquiera abraza sin condiciones sonoridades que le son más cercanas. A estas alturas, todo pasa por un tamiz bien definido. Nunca ha caído en la tentación de ocultarse tras un personaje, ni se ha conducido por el mundo del rock como recién caído de una canción de Dylan. El autor se comunica, porque aún tiene cosas que decir, a través de caminos sonoros ya familiares: cuidadas armonías, exquisitez melódica, rotundidad y una idea de la gravedad expresiva más desnuda que pomposa.


Destacan la vibrante efectividad de “Nuestro trabajo”, templada con piano y palmas,  el mecido melódico a lo Byrds de "La versión oficial", la vigorosa profundidad de “Lo que llega y se nos va”, o el tramo espolvoreado de country, más crepuscular que festivo, de la magnífica “No hay prisa por llegar”, “Estrellas del purgatorio” y “Enésimo dolor de muelas”. Por cierto, se recomienda bucear con calma en “Escalera de incendios”.